Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre los sistemas antirrobo para coches revela la ineficacia de los aparatos mecánicos: ninguno de los 12 analizados resultó seguro. El mejor del análisis apenas resiste un minuto y medio las habilidades de un ladrón, por lo que la OCU recomienda como medida de precaución la instalación de otros sistemas suplementarios, como el inmovilizador electrónico.
Los antirrobo mecánicos son los sistemas de protección más habituales, su precio es relativamente barato (entre 1.500 y 9.000 pesetas) y resultan muy fáciles de instalar. Funcionan bloqueando los pedales, el volante o la palanca de cambios, lo que impide el movimiento del automóvil.
A pesar de que no son demasiado eficaces, la OCU insiste en que merece la pena disponer de uno de ellos, a ser posible con colores llamativos y bien visible. Si el ladrón inexperto observa su presencia, probablemente lo intentará con otro coche.
La mejor defensa contra los ladrones, según la organización, es el inmovilizador electrónico, ya que alcanza un porcentaje de seguridad superior al 80%. Este sistema hace necesaria una intervención expresa del conductor para poder arrancar el vehículo, ya sea manualmente en un teclado, introduciendo una clave, con un mando a distancia o con una llave con transmisor. La mayoría de los coches se venden ya con el inmovilizador electrónico, pero también se puede instalar.