La medicina regenerativa ha dado un nuevo paso con el desarrollo en laboratorio del germen de un diente que se implantó en ratones para hacer crecer nuevas piezas dentales iguales a las naturales.
Los artífices del avance, un grupo de investigadores de la Universidad de Ciencias de Tokio, han explicado en la revista Proceedings cómo desarrollaron el germen, un tejido muy especial que contenía las células y las instrucciones para el crecimiento de una nueva pieza dental, del mismo modo que una semilla de planta.
El germen se fabricó a partir de células extraídas de la mandíbula de embriones de ratón. Las células fueron cultivadas durante una semana y recubiertas de una estructura de colágeno hasta obtener ese germen dental que se implantó en la mandíbula del ratón. Se colocó en un orificio en el interior de la encía y en contacto con el hueso maxilar, el ambiente más propicio para que creciera la nueva muela.
Los molares crecieron en el hueso maxilar como si fueran dientes naturales, con la misma forma y estructura. La dureza y mineralización es comparable a la de los naturales, con la misma capacidad para ejercer la masticación. Sin olvidar la sensibilidad. Los dientes integraron vasos sanguíneos y fibras nerviosas que garantizan su vida.
Es la primera vez que se consigue un nuevo tejido, totalmente funcional, diseñado en el laboratorio. Los investigadores japoneses destacaron el potencial de la medicina regenerativa para fabricar piezas y órganos de reemplazo para el hombre.
La investigación de la Universidad de Ciencias de Tokio abre la puerta a que, en el futuro, pudiera darse un tercera dentición gracias a la medicina regenerativa. De esta forma, desaparecerían los implantes artificiales y las dentaduras postizas
