La secretaria general de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la doctora Lourdes Martín, reclamó ayer al Ministerio de Sanidad y Consumo que aborde una regulación del sector para ofrecer las máximas garantías de seguridad a los ciudadanos. Asimismo, la SEME, de la que forman parte 600 médicos que se dedican a tratamientos estéticos aunque sin practicar intervenciones quirúrgicas de cirugía mayor ni que requieran anestesia general, denunció el «intrusismo» que existe actualmente por parte de centros de belleza e, incluso, de peluquerías.
En este sentido, la doctora Lourdes Martín señaló que estos establecimientos muchas veces ofrecen a sus clientas tratamientos que se pueden considerar un acto médico y que van más allá de meras actuaciones cosméticas, como infiltraciones de arrugas y micropigmentaciones o tatuajes, y advirtió de que se trata de intervenciones que pueden tener efectos secundarios.
Dermopigmentación
Martín advierte de que no hay que olvidar que, por ejemplo, en el caso de la dermopigmentación, que se utiliza sobre todo para hacer pequeños tatuajes en el borde de los labios, en las líneas de las cejas o en la aureola mamaria mastectomizada, se usa un pigmento y agujas que se introducen hasta la dermis media. «No creo que una señora que ha hecho un curso de esteticista pueda o deba hacer eso», dijo.
Por este motivo, lamentó que el Ministerio de Educación haya introducido la dermopigmentación en el programa de los alumnos de Formación Profesional. «Si alguien tiene que hacer esto, evidentemente es un médico», aseveró.
Por otro lado, la secretaria general de SEME mantiene contactos actualmente con el departamento que dirige Celia Villalobos y el Ministerio de Educación con el fin de que el Ejecutivo ponga en marcha una área de capacitación específica que permita a estos médicos recibir una formación reglada al margen del sistema MIR, así como para que se impulse una Ley de Atribuciones Profesionales que especifique qué actividades pueden realizar los médicos generales.
Para la responsable de SEME, el problema de la formación de los médicos de estética se basa en que, al no haber «una reglamentación adecuada, cada uno se busca la vida como puede».
