Nuevos medicamentos conseguirán regular el consumo de tabaco, alcohol y alimentos

El cardiólogo Valentín Fuster destaca que la investigación contra las enfermedades cardiovasculares tiende hacia el uso de una "polipíldora"
Por EROSKI Consumer 25 de julio de 2004

El director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, Valentín Fuster, cree que los medicamentos que persiguen bloquear «el centro del placer» provocarán un «impacto social» al conseguir regular el consumo de tabaco, alcohol y alimentos y, así, prevenir enfermedades cardiovasculares.

En una entrevista en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander, donde la pasada semana ofreció un curso magistral sobre biología vascular, el cardiólogo catalán explica que estos medicamentos regulan la liberación de la lectina, una hormona que actúa en el hipotálamo, y de esta forma «interactúa» entre el sistema nervioso y el hormonal. La lectina frena el apetito cuando el sujeto ha consumido lo suficiente.

Las investigaciones sobre estos medicamentos, que se iniciaron hace tres años, suponen «un campo fascinante a nivel molecular» y ya han sido probados en un grupo de fumadores, con un éxito relativo. «Uno de cada cuatro dejó de fumar», señala el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

Fuster indica que también se están desarrollando dos nuevos tipos de medicamentos estimulantes «muy eficaces», uno de los cuales sirve para neutralizar el proceso de apoptosis -muerte fisiológica de células que desprenden productos tóxicos- y otro que estimula los receptores PPAR de defensa en todo el organismo, con lo que se podría «hacer desaparecer la enfermedad de la arteriosclerosis».

El prestigioso científico destaca que la investigación contra las enfermedades cardiovasculares tiende hacia la utilización de una «polipíldora», que reúne en un solo medicamento todas las funciones de fármacos ya descubiertos.

Esta «polipíldora» deberá utilizarse sólo en casos de emergencia, cuando el paciente esté camino del hospital, pero no para que los enfermos de riesgo se automediquen con el objetivo de reducir colesterol de «forma artificial», como ocurre en Inglaterra.

Fuster considera que es una «paradoja extraordinaria» disfrutar de grandes avances en la investigación y muy buenos sistemas de salud, mientras que la prevención sigue «sin ser prioritaria» para los gobiernos.

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