El movimiento ‘scout’ cumple cien años

El escultismo llega a su centenario con un objetivo prioritario: fomentar la integración de los menores inmigrantes o en riesgo de exclusión social
Por Azucena García 6 de noviembre de 2007

Los primeros grupos de ‘scouts’ surgieron en Gran Bretaña en 1907. Ese año, el general Sir Robert Baden-Powell viajó junto a un grupo de 24 chicos, todos ellos vecinos suyos, a la isla británica de Brownsea. Fue la primera acampada ‘scout’ de la historia y, según la Federación de Asociaciones de Scouts de España (ASDE), tuvo un éxito tan “rotundo” que multitud de jóvenes pidieron al general que les dejara participar en sus acampadas. Hoy en día, cien años después, más de 28 millones de jóvenes de 216 países del mundo forman parte de este movimiento, conocido como escultismo.

Img scouts artImagen: Hermann Blankenbach

A menudo, al hablar de ‘scouts’ nos viene a la cabeza la imagen de un grupo de adolescentes con uniforme y pañuelo al cuello, que realizan acampadas y salidas a la naturaleza. Sin embargo, el escultismo, como se denomina a este movimiento, es mucho más: «Es un grupo de adultos jóvenes comprometidos con un mundo mejor e interesados por aprender valores diferentes a los que vemos habitualmente en la sociedad». Así lo explica el presidente de la Federación de Asociaciones de Scouts de España, Julio del Valle, quien reconoce que el escultismo es un gran desconocido para la mayor parte de la sociedad.

El movimiento llegó a España en 1912 y, desde entonces, los ‘scouts’ han colaborado en hospitales, catástrofes naturales, tareas de limpieza y acogida de menores extranjeros

Este movimiento nació en Gran Bretaña en 1907 y apenas tardó cinco años en llegar a nuestro país. Desde entonces, los miles de ‘scouts’ que lo conforman han ayudado en hospitales, catástrofes naturales, puestos de socorro, limpieza de espacios públicos y acogida de menores extranjeros, entre otras actividades. «El escultismo pretende una transformación social a través de la educación integral de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en valores positivos, para que en el futuro sean adultos responsables con su entorno», precisa Del Valle.

Esta educación integral se materializa en programas de educación para la salud, integración social, igualdad de oportunidades, educación medioambiental, educación para la paz y el desarrollo, lucha contra sida, educación afectivo-sexual, educación vial y promoción de la calidad de la vida infantil. En total, los grupos de ‘scouts’ reciben formación en 11 ámbitos educativos. Cada uno de esos ámbitos se trabaja de forma progresiva con los grupos de ‘scouts’, que se dividen por edades de la siguiente manera:

  • Castores: de 6 a 8 años.
  • Lobatos: de 8 a 11 años.
  • Scouts: de 12 a 14 años.
  • Escultas o Pioneros: de 14 a 17 años.
  • Rovers o Compañeros: de 17 a 21 años.

Fomentar el voluntariado

Uno de los principales rasgos del escultismo es su apuesta por el voluntariado. La amplia red que lo conforma, estructurada en grupos, cuenta con personal voluntario. Desde los monitores y monitoras hasta el presidente de la organización son personas que desempeñan su labor de manera totalmente altruista. Lo habitual es que los propios ‘scouts’ que forman parte de los grupos se conviertan en monitores al cumplir 21 años, la edad máxima permitida para integrar estos grupos.

Con frecuencia, los ‘scouts’ comienzan a serlo con seis años, por lo que se busca que su primer contacto con este movimiento se produzca a través del juego. La máxima es «educar jugando» y el principal objetivo, que los pequeños y pequeñas trabajen su capacidad de socialización. Fomentar el compañerismo y la responsabilidad, aprender a compartir con los demás y desarrollar las habilidades sociales son algunos de los ejes principales del trabajo de los monitores.

«El tiempo libre es una buena herramienta para fomentar la cohesión social»

En cuanto a las actividades, las salidas al campo y el contacto con la naturaleza son «un objetivo irrenunciable», según Del Valle, pero también se acercan a la realidad social y a la diversidad de situaciones que se dan en nuestra sociedad. Exclusión social e inmigración son, junto con la ecología, los ámbitos prioritarios para enseñar a los ‘scouts’ a convivir y respetar otras realidades que no son las de su entorno familiar. Estas actividades se realizan durante todo el año y culminan con los campamentos de verano, en los que se pone en práctica todo lo aprendido en los meses precedentes.

Precisamente, la integración en los grupos de ‘scouts’ de menores inmigrantes y en situación de protección por parte de las instituciones es una de las grandes apuestas del escultismo. Se pretende que los grupos evolucionen de forma paralela a lo que ocurre en el entorno. «Hemos descubierto una serie de retos: trabajar más los aspectos de cooperación norte-sur, la lucha contra las desigualdades y los temas de inmigración, porque el tiempo libre es una buena herramienta para fomentar la cohesión social», subraya el presidente de ASDE.

Hay diferentes fórmulas adaptadas a cada ciudad. En ocasiones, los responsables de los grupos de ‘scouts’ acuden a los colegios para animar a los estudiantes a colaborar. Otras veces se contacta directamente con asociaciones de inmigrantes para que trasladen la información a sus miembros o con los servicios sociales de los ayuntamientos, que se encargan de los menores que residen en centros de protección.

Más de 28 millones

El escultismo cuenta entre sus filas con más de 28 millones de ‘scouts’ que residen en 216 países de todo el mundo. La cifra es tan grande que es imposible que todos ellos se conozcan, pero sí se realizan encuentros internacionales para que los jóvenes conozcan otras culturas. Se supone que, cuanto más se conoce a otras personas, más se las respeta: “La finalidad es eliminar mitos, complejos y barreras sobre otros países y culturas”.

En España, hay unos 80.000 ‘scouts’ entre 6 y 21 años. En la última década el escultismo ha experimentado un fuerte crecimiento que ha constatado el compromiso solidario de la juventud con los temas sociales. Se trata de un colectivo preocupado por lo que ocurre en su barrio o en su ciudad, pero también por las desigualdades y situaciones de tensión que se dan en otros lugares más alejados y conflictivos del mundo. “El objetivo es que seamos capaces de volcar las ganas de compromisos en algo concreto y organizado”, concluye Del Valle.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube