El índice de mortalidad por desnutrición en el Tercer Mundo se ha reducido en los últimos años de un 25 al 5% respecto a las cifras que se registraban en 1950, gracias a las investigaciones en nuevos productos terapéuticos y protocolos de administración de los mismos llevados a cabo por investigadores y ONG´s. Así lo pone de manifiesto el libro «Evaluación y tratamiento de la desnutrición en situaciones de crisis» de la ONG Acción contra el Hambre.
Esta publicación, que fue presentada ayer, evalúa los resultados de diez años de investigación en tratamientos y protocolos para atajar la desnutrición aguda severa, principalmente en niños menores de cinco años, mujeres embarazadas o lactantes, y personas mayores de países en vías de desarrollo.
Hace una década, Acción contra el Hambre inició el desarrollo de un nuevo alimento terapéutico, con un protocolo de renutrición muy específico, que actualmente aplica en sus centros de nutrición distribuidos por los países afectados por hambrunas. Se trata de la leche «F100», reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se desarrolló tras treinta años de investigación y cuya fabricación industrial ha permitido su uso a gran escala, con el consiguiente beneficio para los afectados. Anualmente 300.000 niños son tratados con este alimento-medicamento.
Se trata de un compuesto de leche en polvo desnatada, materia grasa vegetal, lactoserum, maltodextrinas y de un complejo vitamínico y mineral que permite un crecimiento óptimo que no se consigue con los alimentos «normales» (leche, azúcar o aceite), incapaces de renutrir a los niños en estados de extrema desnutrición.
Acción contra el Hambre también ha colaborado en la producción de otros productos como «F75», una leche terapéutica para la desnutrición severa; «PlumpyNut», un producto calórico a base de cacahuete semisólido, para el tratamiento de adultos, o «CMV», un complejo de minerales y vitaminas.
Con estos tratamientos, Acción contra el Hambre tiene como objetivo alcanzar en los próximos años un índice de mortalidad inferior al 5%, un índice de curación superior el 80% y un índice de abandono del tratamiento inferior al 15%.
Para lograr estas metas, la ONG está orientando su investigación actual hacia el tratamiento de la enfermedad a domicilio, un mayor conocimiento de la desnutrición adulta y una mejor atención psicosocial a los niños subalimentados y a sus madres.
