Las personas «sin techo» sufren falta de asistencia sanitaria, tal como alerta un estudio de la Fundación Jaume Bofill. Además, tienen un estado de salud muy por debajo de la media de la población y no acuden al médico, ya que carecen de la percepción de esta gravedad, afirma el trabajo.
La principal conclusión es que el colectivo de los «sin techo» tiene una salud peor «de lo que se piensa o manifiesta», y no recibe la atención que necesita o debería, aseguró uno de los autores, Joan Uribe, en la presentación del informe, realizado en Barcelona con entrevistas a 611 personas representativas del colectivo. Uribe aseguró que los indigentes perciben su salud «muy por encima» de cómo están en realidad, siempre alegan «estar muy bien» o niegan tener enfermedades o trastornos, por lo que no acuden de forma sistemática a los centros de atención primaria (CAP) y sólo van al médico en casos de urgencia, situación crítica o riesgo.
El estudio recoge que la media de edad de los «sin techo» está en los 44,5 años, la mayoría llevan menos de tres años en esta situación tan precaria y el 77,9% de los encuestados se encuentran en una situación de trastorno o enfermedades crónicas, comprendidas en musculoesqueléticas (67,6%), cardiovasculares (57,2%), morbilidad mental -estrés, ansiedad o miedo- (49,1%), y alcoholismo o derivados (26,8%). El informe señala que un 60% tenía relaciones familiares o de pareja antes de llegar a esta situación. El 30% vivía con la familia y un 10% lo hacía con la pareja. Asimismo, un 9,8% cuenta con estudios universitarios, y un 13% todavía trabaja, la mayoría con trabajos temporales y con un sueldo medio de 866,16 euros.
El objetivo de la Unión Europea (UE) de acabar con la gente que vive en la calle para antes del año 2015 es «difícil de cumplir», por lo que con este informe se derivan una serie de propuestas que deben aplicarse de forma «imprescindible y urgente», ya que más de la mitad de la gente encuestada puede empeorar «en casos severos de enfermedad mental», si no se cambia el panorama, afirmó el autor. Las propuestas de este informe se basan ante todo en el derecho de la salud por encima del de la vivienda o el trabajo digno, en conseguir una total accesibilidad al sistema sanitario para un seguimiento continuado de los pacientes, la constitución de un historial único para todos los centros, así como la división y coordinación de los diferentes casos de trastornos y enfermedades.