La instalación de inhibidores de móviles impedirá el uso de estos aparatos en cines y locales de espectáculos

El Gobierno francés ha dado el primer paso al autorizar, por primera vez en Europa, un sistema que inhabilita directamente los celulares
Por EROSKI Consumer 26 de octubre de 2004

En unos años, los cines, los locales de espectáculos o los hospitales de Europa se van a convertir en «zonas muertas» para muchos equipos electrónicos. Los teléfonos móviles perderán toda cobertura, los aparatos de vídeo sólo captarán imágenes borrosas y las cámaras digitales se bloquearán o emitirán estruendosos pitidos cada vez que saquen una foto.

El primer paso lo ha dado Francia. El pasado martes el Gobierno galo anunció la entrada en vigor de una norma que autoriza a las sociedades explotadoras de cines, teatros o salas de conciertos a bloquear los móviles de los espectadores. Aunque contemplada en la legislación desde el año 2001, la prohibición se ha hecho efectiva ahora a raíz de las numerosas quejas interpuestas por exhibidores y empresarios del espectáculo galos.

Pese a los avisos, numerosos espectadores desobedecen la norma de desconectar el sonido del móvil durante las proyecciones. Según el ministro de Industria francés, Patrick Devedjian, «esa mala costumbre tiene desastrosos resultados para el disfrute de una película o concierto».

Sólo emergencias

El equipo técnico necesario para neutralizar los móviles en una zona determinada es relativamente sencillo. Se trata de pequeñas antenas emisoras que saturan el espectro de frecuencias en ese espacio. El resultado es como si todas las líneas estuvieran ocupadas, por lo que se impide tanto la emisión como la recepción de llamadas. El sistema, cuya instalación, en el caso del país vecino, correrá a cargo de las empresas exhibidoras, únicamente permite las llamadas de emergencia.

Pero el caso francés no es el único. Arabia Saudí, por ejemplo, prohíbe el uso de móviles con cámara desde principios del año pasado. Quatar llegó incluso más lejos al instalar sistemas bloqueadores de teléfonos en las mezquitas para que su sonido no interrumpiera las oraciones. El Ayuntamiento de Nueva York, por su parte, fue el primero en prohibir los móviles al volante, el tabaco en espacios públicos y, desde 2003, el uso de teléfonos celulares en espectáculos cubiertos no deportivos.

En España, las restricciones llegan más despacio. Utilizar el móvil mientras se conduce está penado desde el año 2002, salvo que se emplee un dispositivo «manos libres». Pero en otros contextos, la regulación actual deja manga ancha a los propietarios de cada local. La importancia de la medida adoptada por el Gobierno francés es que, por primera vez en Europa, se da paso a un sistema que inhabilita directamente los celulares.

«Mirones»

Sin embargo, las estruendosas melodías de los móviles no han sido las causantes directas de su prohibición en tantos lugares. Antes que el sonido, ha sido la incorporación de cámaras digitales cada vez más potentes el verdadero detonante de la polémica, que se ha extendido por diferentes países desde que en Japón surgieran los primeros casos de «mirones» que empleaban el teléfono para tomar instantáneas comprometidas que luego colgaban en Internet. Estos atentados a la privacidad provocaron, durante el pasado año, una avalancha de prohibiciones en locales como gimnasios, balnearios o probadores de comercios.

El otro gran frente contra el uso indebido de los teléfonos móviles está abanderado por las propias compañías que operan en este sector, que no ha dejado de crecer en los últimos años. Algunos fabricantes ya investigan sistemas para que hacer fotografías con el móvil no pueda disimularse fácilmente. En un futuro no muy lejano, tomar una instantánea irá acompañado de un estruendoso pitido que saldrá del terminal.

«Karina Anticopia»

Los sistemas de grabación modernos ponen en peligro industrias como la del cine, donde las redes de producción del «top manta» filman la película de forma clandestina para venderla ilegalmente en DVD.

Esta actividad puede tener los días contados gracias a los esfuerzos de dos españoles. José Rada, técnico electrónico, y José María Toledo, empresario cinematográfico, son los creadores de la «Karina Anticopia». Este sistema, pionero en todo el mundo, se presentó en sociedad el 27 de septiembre en el Festival de Cine de San Sebastián.

Se trata de un dispositivo que emite haces de luz de forma simultánea a la proyección de la película. Este bombardeo luminoso opera en una frecuencia que el ojo humano no es capaz de ver, pero no así el electrónico de una cámara de vídeo. Los equipos de grabación registran continuos destellos que dificultan la visualización de la película pirateada. Los haces son tan perjudiciales para la cámara que incluso descontrolan el sistema de enfoque.

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