El número de niños obesos en edad escolar se ha triplicado desde 1982

Los especialistas abogan por desarrollar "esfuerzos educativos" en salud alimentaria
Por EROSKI Consumer 4 de agosto de 2005

La obesidad infantil es una epidemia emergente. Desde 1982, el número de niños en edad escolar afectados por esta patología se ha triplicado y alcanza actualmente un porcentaje del 20%. Así lo pusieron de manifiesto ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander el pediatra Manuel Bueno, el jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), Manuel Serrano-Ríos, y el profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Mario Foz, quienes abogaron por desarrollar «esfuerzos educativos» en salud alimentaria.

Foz incidió en que la obesidad afecta principalmente a la población masculina en la época preadolescente, es decir, entre 13, 14 y 15 años. «Es en este segmento de la sociedad donde hay más probabilidades de que la obesidad no pueda solucionarse», apuntó.

Este experto llamó la atención además sobre la relación que existe entre los trastornos psicológicos y la obesidad, ya que muchas personas aquejadas de ansiedad o depresión «comen más».

Manuel Bueno, por su parte, advirtió de que el 95% de los niños que acuden a la consulta de un especialista en alimentación padece «obesidad nutricional» como consecuencia de seguir «una dieta desequilibrada» y no practicar ejercicio. En este sentido, destacó el «poco cuidado» que se presta generalmente a la alimentación en el entorno familiar.

Ante dicha situación, Bueno abogó por reforzar la educación alimentaria, especialmente en los centros escolares, y por dedicar más atención a la prevención de la obesidad, en lo que la lactancia materna, aseguró, juega un papel fundamental.

Finalmente, Serrano-Ríos apeló a los medios de comunicación para que desarrollen una fuerte labor de divulgación sobre «la base de hechos científicos probados». También se reconoció a favor de acabar con las denominadas «dietas mágicas» y de fomentar «el hábito de información» para que los consumidores sepan rigurosamente qué contiene cada producto que compran.

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