Seis claves para evitar accidentes domésticos del bebé en Navidad

Durante las fiestas navideñas hay que extremar los cuidados, ya que resultan propicias para que los niños sufran percances peligrosos
Por Cristian Vázquez 18 de diciembre de 2012
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Imagen: juhansonin

Los bebés y niños pequeños pueden sufrir accidentes domésticos a lo largo de todo el año. Pero en Navidad los riesgos aumentan por la presencia de objetos nuevos y de otras personas, no siempre familiarizadas con el cuidado infantil. Este artículo aporta datos sobre el problema de los accidentes domésticos infantiles y enumera seis claves para tener en cuenta durante estas fiestas, desde cómo elegir las luces, la decoración navideña y el árbol de Navidad, hasta precauciones en la cocina y para evitar caídas.

Según el informe de la Red de Detección de Accidentes Domésticos y de Ocio, del Instituto Nacional de Consumo (que depende del Ministerio de Sanidad), cada año en el 11,6% de los hogares españoles se registra un accidente doméstico y en el 3,84% de esos incidentes están involucrados niños menores de cuatro años. Estos datos llevan a los expertos a la estimación de que cada año poe esta causa resultan afectados más de 70.000 niños.

El riesgo de sufrir un accidente doméstico crece en Navidad para los niños

Los accidentes domésticos suponen un riesgo siempre, sobre todo cuando hay menores en casa. Y mucho más en Navidad, cuando la rutina salta por los aires y da lugar a hiperactividad, prisas y otras formas del estrés. Y si hay bebés y niños peqeueños, aún se hace más necesario extremar las precauciones.

A continuación se enumeran algunos consejos y recomendaciones para prevenir accidentes domésticos en los bebés y niños pequeños durante la Navidad.

1. Peligros para niños en el árbol de Navidad

El árbol de Navidad genera ilusión a los niños, pero está lleno de potenciales peligros
No hay dudas que el árbol de Navidad es uno de los elementos más típicos de estas fechas y que mayor ilusión genera en los niños. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado, porque un árbol puede estar lleno de potenciales peligros.

En la actualidad, la gran mayoría de los abetos navideños son artificiales. Conviene elegir un modelo ignífugo, que indique en la etiqueta su resistencia al fuego.

En los casos en que la elección sea todavía la de un árbol natural, es aconsejable regarlo (echar agua en su base y pulverizar sobre la copa) para procurar que el follaje resista sano la mayor cantidad de tiempo posible. Si se seca, las ramas se desprenderán y, además de ensuciar, serán un peligro si el pequeño se las lleva a la boca.

Hay que evitar, además, colocarlo en el suelo. Es mucho mejor ponerlo sobre una mesa u otro mueble, a una cierta altura que el niño no pueda alcanzar. Sobre todo porque los adornos, con sus formas y colores brillantes, siempre llaman la atención. El bebé querrá cogerlos y jugar con ellos.

Y, por supuesto, el árbol debe estar instalado de forma segura, firme y sólida, para reducir al mínimo las probabilidades de que se desplome.

2. Luces y accidentes en niños

Tanto el árbol como el resto de la casa suelen adornarse con multitud de luces de colores durante la Navidad. Cuando entra en juego la electricidad, los riesgos se multiplican.

No solo hay que tener cuidado con los enredos (el bebé puede asfixiarse con los cables). Hay que evitar que el niño se lleve a la boca alguna pieza desprendida del sistema de luces y prestar especial atención a los enchufes: las conexiones deben ser seguras y los cables encontrarse en perfecto estado.

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Imagen: Traute Klasser

Las luces de Navidad están compuestas por bombillas pequeñas y cables muy finos. Pasan encendidas muchas horas en cada temporada, por lo que su vida útil no es demasiado larga -mucho menos si son baratas-.

Por eso, hay que revisar a conciencia las luces guardadas para su uso de un año para el siguiente y evitar utilizar las que resulten demasiado viejas, ya que pueden tener daños minúsculos que deriven en cortocircuitos o que las hagan peligrosas por el simple contacto.

Por supuesto, siempre se deben apagar las luces (y de ser posible desconectarlas de la red eléctrica) al salir de casa, así como durante las noches, antes de ir a la cama.

3. Decoración navideña con riesgos

La decoración navideña tampoco está exenta de peligros para el bebé o niño. Si se opta por armar un belén en casa, es importante que las figuras no queden al alcance de las manos de los niños. Para ellos, será difícil distinguirlas de cualquier juguete y querrán usarlas como tales.

Los riesgos son sobre todo dos: la eventual toxicidad de sus materiales y que el pequeño se los lleve a la boca, lo que puede provocar que el niño se atragante con las piezas o los fragmentos de las que estén rotas.

4. Elementos cortantes en los regalos de Reyes

Al abrir los regalos, hay que vigilar que las tijeras no queden al alcance de los niños

Durante la entrega de regalos de Reyes o Papá Noel, la precaución debe ser doble. Por un lado, es importante cuidar qué se regala. Además de ser juguetes u otros productos adecuados para su edad, hay que tener en cuenta que si son para niños muy pequeños, no deben incluir piezas diminutas, que puedan llevarse a la boca. Tampoco deben incluir partes como bolsas de plástico o similares, con las que pudieran asfixiarse. Lo más idóneo es que resistan a los golpes fuertes, ya que a los niños les gusta experimentar con ellos y muchas veces esto consiste en arrojarlos contra el suelo o golpear unos contra otros.

Por otro lado, también hay que poner mucha atención durante el momento de abrir los regalos. A menudo se emplean tijeras, cuchillos u otros elementos cortantes para abrir los paquetes y la emoción del momento puede generar distracciones. Los niños pequeños parecen tener un imán para los objetos peligrosos y descuidarse un segundo equivale a que uno de esos instrumentos acabe en sus manos.

5. Riesgos en la cocina para el bebé

La cocina es un lugar lleno de riesgos para los niños: utensilios cortantes, objetos pequeños, mangos de ollas, sartenes sobresaliendo por encima de las cocinas o encimeras, líquidos a altas temperaturas e, incluso, productos tóxicos.

Al igual que en otros ámbitos, en este conviene extremar los cuidados durante estas fechas, ya que son días más dados a las distracciones. Lo recomendable es que los niños tengan vedado el acceso a la cocina.

6. Caídas, más frecuentes en las fiestas

Las caídas del bebé o niño es un riesgo no solo presente en Navidad. Pero en esta época puede darse con mayor facilidad, dadas las prisas y la posible presencia de un número mayor de personas en casa. Según el informe de la Red de Detección de Accidentes Domésticos, las caídas son, con diferencia, la principal causa de accidentes domésticos: el 41,4% se deben a ellas.

Los bebés son muy propensos a perder el equilibrio y caerse. En Navidad puede agravarse por la existencia en el suelo de obstáculos (cables u otros objetos) o trampas: juguetes con ruedas, papeles que resbalan, etc. Incluso son frecuentes los choques con los adultos.

Cuando hay niños pequeños en la casa es importante mantener los suelos limpios y despejados. También es de suma importancia que los mayores presten atención al darse la vuelta y vigilen los lugares por donde caminen.

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