Las luces de colores en balcones y fachadas, el árbol repleto de adornos, las coronas de flores naturales en las puertas, el belén con decenas de personajes, las figuritas de Papá Noel… La Navidad cambia por completo la fisonomía de nuestra casa. Tras haber disfrutado durante unas semanas de estos excesos decorativos, llega el momento de recoger y guardar. También de tirar aquellos objetos deteriorados, como las luces fundidas, o los que ya no queremos conservar para el próximo año. Para deshacernos de todas estas cosas, el cubo de la basura, como regla general, no resulta una opción. En la mayoría de los casos tendremos que acudir a un punto limpio, donde se encargarán de reciclar estos objetos de forma adecuada. Te explicamos dónde debes depositar las luces y la decoración navideña que no tienes intención de usar otra vez.
¿Qué hacer con las luces que ya no sirven?
La iluminación es uno de los elementos decorativos más utilizados en Navidad. El árbol, el belén, las ventanas, las fachadas, las calles… Todo queda más hermoso si es acompañado de unas lucecitas blancas o de brillantes colores. Aunque son cada vez más resistentes y duraderas —sobre todo desde que se emplea la tecnología led—, estas cadenetas de luz se estropean con relativa facilidad; las bombillas se funden y el cable se deteriora si no está bien colocado, lo que las convierte en inservibles para la siguiente temporada.
Si tenemos que deshacernos de las luces que están estropeadas, debemos acudir al punto limpio para que sean gestionadas y recicladas de la manera correcta. En la fabricación de la iluminación navideña se utilizan diversos componentes como cables, plásticos y otros compuestos.
Antes de tirarlas puedes retirar algunas las bombillas que funcionen: así las tendrás como repuesto para las luces del próximo año.
El árbol: dónde llevarlo si es natural y dónde tirarlo si es artificial
En prácticamente todas las casas el árbol ocupa un lugar de honor durante las celebraciones navideñas. Si es natural, a la hora de retirarlo tendremos que llevarlo a un lugar donde puedan garantizar que seguirá viviendo durante muchos años más. En algunas comunidades autónomas se centraliza la recogida de abetos y pinos en ciertas localidades. Aquellos que tienen cepellón (una masa de tierra pegada a las raíces) se trasplantan, y los que no, son convertidos en astillas y madera para utilizar como combustible.
Si al quitar los adornos vemos que el árbol está ya seco, tenemos que llevarlo al punto limpio y desecharlo en el contenedor de restos vegetales o de poda. Lo mismo ocurre con las flores de Pascua (la mayoría de estas plantas no sobreviven a la Navidad por las altas temperaturas de las viviendas) y con las coronas de flores naturales que se cuelgan en las puertas.
El árbol artificial es más popular que el natural. Está fabricado en materiales no degradables, principalmente PVC, distintos tipos de plástico y metal. Por ello, la primera opción debe ser guardarlo para reutilizarlo al año siguiente, contribuyendo así a reducir los residuos altamente contaminantes. Si no es posible seguir disfrutando del árbol, es obligado depositarlo en el punto limpio para que allí se encarguen de separar los componentes y reciclarlos de la manera correcta.
Las figuritas del belén
Los materiales con los que se elaboran los personajes que forman parte del portal de belén son variopintos. Puede emplearse plástico, marmolina (un mármol artificial compuesto de mármol prensado y resinas), durexina (una resina plástica), escayola, barro, cristal e incluso corcho.
Si tenemos que deshacernos de cualquier figura, lo más adecuado es acudir al punto limpio para que nos indiquen a qué contenedor debemos tirarlas. Depositarlas en el cubo amarillo es un error, puesto que no pueden ser recicladas; en su fabricación se amalgaman distintos componentes, lo que complica en extremo su separación.
Estas mismas recomendaciones son aplicables a los adornos que colgamos en el árbol y, en general, a toda la decoración que ponemos en casa.
Papeles de envolver: una segunda vida
Los papeles de regalo, al igual que las cajas de cartón, tienen que ser depositados en el contenedor azul para que puedan ser reciclado.
Otra opción, mucho más sostenible y creativa, es dar una segunda vida a estos envoltorios reutilizándolos para envolver otros presentes, forrando libros o cuadernos, decorando cajones o haciendo marcapáginas, tarjetas y marcos. Las posibilidades son infinitas. Si hay niños, diseñar y confeccionar estas manualidades les mantendrá entretenidos un buen rato tras las fiestas: un auténtico dos por uno.
Los juguetes, siempre al punto limpio
Seguro que Papá Noel y los Reyes Magos han venido cargados de regalos para los más pequeños de la casa, desplazando los juguetes que ya tenían al rincón del olvido. Antes de tirarlos, y siempre que estén en buen estado, es mejor buscar un lugar donde donarlos. Hay asociaciones locales, ayuntamientos, hospitales, colegios, instituciones e iglesias que se encargan de recogerlos y entregarlos donde más se necesitan.
Si el juguete no puede ser aprovechado por otro pequeño, hay que llevarlo al punto limpio. Dependiendo de los materiales con los que esté fabricado tendremos que tirarlo a un contenedor u otro para que sea reciclado de modo correcto. ¡Mucho ojo porque, aunque el juguete sea de plástico, nunca debe depositarse en el cubo amarillo! Y recuerda que las pilas y las baterías de los juguetes eléctricos deben ser previamente retiradas y arrojadas al contenedor indicado.