Presencia del padre en el parto

Vivir el parto con el padre presente tiene múltiples ventajas, pero para ello hace falta que ambos miembros de la pareja se sientan cómodos con la idea
Por Laura Caorsi 20 de octubre de 2011
Img presencia padre parto
Imagen: NataPics

El cine ha registrado muchas veces la ansiedad de los padres y la soledad de las madres en el momento del parto. ¿Quién no recuerda alguna escena desgarradora, exagerada, de un alumbramiento sin apoyo? ¿O aquellas otras, también típicas, del hombre aguardando nervioso en la sala de espera, consumiendo un cigarrillo tras otro y caminando de aquí para allá mientras intuía el dolor de su mujer al otro lado de la puerta? Pues bien, ambas situaciones tienden a desaparecer, y no precisamente porque exista la anestesia epidural o esté prohibido fumar en los edificios públicos y los recintos hospitalarios, sino porque cada vez es más habitual la presencia del padre en el parto, incluso en la cesárea cuando esta no se debe a complicaciones inesperadas.

¿Qué es mejor?

La presencia del padre en el parto es algo cada vez más frecuente, pero aun así debe decidirse con tranquilidad, honestidad y tiempo. Más allá de las costumbres, lo que «supuestamente debe ser», o lo que digan los demás, esta es una decisión de pareja, donde lo importante es que ambos se sientan cómodos y a gusto. Algunos expertos subrayan que vivir la experiencia de a dos es muy positivo, puesto que genera más unión en la pareja: hace que el hombre comprenda mejor a su mujer y que se implique más en el cuidado de los hijos. Así, tanto por acompañar y apoyar a la madre, como por recibir al recién nacido, parece lógico que asista al parto. No obstante, no todos los hombres ni todas las mujeres se sienten cómodos con la idea. Y eso también es lícito.

A una mujer le puede crear mucha tensión el saber que su pareja está allí más por obligación que por devoción, por lo que tampoco hay que sobrevalorar la importancia de su presencia. De hecho, algunos obstetras señalan que la presencia del padre -y, en general, del personal médico masculino- puede ser contraproducente para la futura mamá: la ansiedad de su pareja y la presencia de otros hombres contribuirían, según esta teoría, a ponerla nerviosa, generar más adrenalina y retrasar la producción de oxitocina, una hormona indispensable para el parto.

El rol del padre durante el parto va mucho más allá de sostener la cámara de fotos

El planteamiento tiene su lógica. Sin embargo, en España solo 1 de cada 10 mujeres prefieren tener a sus hijos solas, sin compañía de la pareja o de algún familiar que les dé ánimo y las apoye en el proceso. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja la presencia del padre. Y no solamente en el parto, sino en todas las fases de la concepción. «La promoción del papel de los hombres como parejas y padres es esencial para lograr su participación activa y apoyo eficiente», sostiene la OMS en un extenso documento. Y es interesante considerar este punto, a pesar de que «los programas de salud normalmente se diseñan para interactuar con las mujeres y, en general, no se dirigen a los hombres».

En efecto, la paternidad inclusiva es muy importante. Y, en el momento preciso del parto, esto significa que el rol del padre va mucho más allá de sostener la videocámara o la cámara de fotos. Algunas de sus funciones principales son:

  • Cronometrar los intervalos de las contracciones
  • Aportar calma y seguridad a su mujer
  • Relajar la tensión de la espera con alguna actividad que les guste a ambos (conversar, leer algo juntos, escuchar música?)
  • Apoyar a la mujer cuando siente las contracciones, recordándole las técnicas de relajación y respiración que han aprendido en las clases de preparación al parto
  • Ayudarla en todo lo que necesite, si tiene sed, si quiere cambiar de posición, si pide un masaje o un abrazo?
  • Animarla, cogerla de la mano. En definitiva, transmitirle que no está sola

Lógicamente, tanto la espera como el parto en sí pueden ocasionar cambios de humor en la madre, reacciones intempestivas o apatía, ya que en esos momentos la mujer experimenta numerosas sensaciones físicas, que van del dolor al nerviosismo o la ansiedad. Es importante que el padre recuerde esto, que lo tenga presente y que actúe en consecuencia. ¿Cómo? Pues con mucha paciencia, evitando la confrontación y las discusiones. Asimismo, a la hora del parto, el padre debe estar preparado para retirarse rápidamente si empieza a sentirse indispuesto, si se marea, o si el parto se complica y el personal médico le indica que debe marcharse.

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