La carpintería de las casas antiguas no suele haber sido previamente tratada con barniz, por lo que si se quiere conservar en buenas condiciones y evitar que la madera se deteriore, debemos darle una pasada de lija suave una o dos veces al año y aplicarle una capa de aceite de linaza, con el objetivo de impermeabilizar su superficie y dotar a sus fibras de la elasticidad necesaria.
Los acabados lacados pueden limpiarse con un paño suave, agua y jabón neutro, evitando el empleo de estropajos o productos abrasivos. Los acabados al barniz, con un paño impregnado en vinagre de manzana. Por último, los muebles encerados deben ser limpiados con aguarrás, vueltos a encerar y pulidos para lograr que recuperen el esplendor de antaño.