Superar el límite de la tarjeta de crédito

La crisis ha elevado las comisiones que cobran las entidades cuando los clientes registran descubiertos
Por Gracia Terrón 29 de marzo de 2010
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Imagen: sanja gjenero

Las tarjetas de crédito se han convertido en el peor enemigo de los ahorradores españoles para afrontar la crisis. En muchas ocasiones, y más aún en vacaciones, la comodidad que supone disponer de ellas en cualquier momento para pagar hace olvidar algunos de los preceptos básicos del funcionamiento de estos plásticos: el dinero que se gasta con una tarjeta a crédito es un préstamo que el cliente deberá devolver, tarde o temprano. Y con sus correspondientes intereses. Además, todas las tarjetas tienen unos límites de créditos, otorgados por las entidades en función de determinadas características de solvencia de sus titulares. Si se exceden, habrá que pagar las consecuencias. Es lo que se conoce como sufrir un descubierto con una tarjeta de crédito. Cuando sucede hay que pagar a la entidad, como mínimo, una comisión de 30 euros, a lo que habrá que sumar la cantidad que quedó en números rojos, más un interés medio que ronda el 20%.

Deudas de plástico

Tener una tarjeta de crédito permite afrontar gastos inesperados y todo tipo de compras. En los últimos años, se ha incrementado de modo notable su número. Según datos del Banco de España, las tarjetas en circulación (de débito y crédito) alcanzan 99,6 millones, una media de 2,6 tarjetas por cada ciudadano con más de 16 años. El Barómetro de las Tarjetas de Mastercard del año 2009 establece que la modalidad de pago aplazado, que obliga a abonar intereses al banco y que todavía se utiliza muy poco en nuestro país, registró el mayor aumento. Creció un 4% respecto a 2008 y, ahora, un 16,4% de las tarjetas emitidas son de esta modalidad.

En muchos casos, las propias entidades han promovido tal furor y han regalado tarjetas sólo por abrir una cuenta corriente o, incluso, han obligado a suscribirlas al firmar un préstamo hipotecario. Sin embargo, en tiempos difíciles, estos plásticos se vuelven en contra de los ahorradores que no las utilizan con precaución y con espíritu previsor.

La esencia de estas tarjetas es que su titular puede disponer de una línea de crédito (un préstamo) hasta el límite concedido por el banco, que antes habrá realizado un estudio de su capacidad financiera. En general, los límites oscilan entre 3.000 y 6.000 euros, aunque en ocasiones pueden alcanzar cantidades superiores a 10.000 euros.

Como mínimo, las entidades cobran 30 euros cuando perciben un descubierto en la tarjeta

Cuando un usuario recurre al crédito de su tarjeta, debe saber que al final del plazo elegido (mensual o aplazado) deberá devolver la cantidad prestada. Si se escoge la modalidad de pago aplazado, tendrá también que abonar un interés que hoy en día se sitúa en torno al 20%. Con las tarjetas es fácil que la deuda se acumule, sobre todo si el interés es alto. Una de las bazas de las entidades es que expiden las tarjetas de crédito en la modalidad de pago aplazado, por lo que si el usuario no modifica esta consigna, bien por desconocimiento o por su propio beneficio -opta por financiar sus compras a plazos con la tarjeta-, deberá pagar los citados intereses, lo que puede derivar en situaciones difíciles y en los denominados descubiertos.

Un error que se paga muy caro

Utilizar el crédito de una tarjeta cuando la situación de solvencia familiar es complicada no es adecuado, pero el desastre puede ser peor cuando se sobrepasa el límite concedido por el banco y se gasta más de lo permitido. En este caso, el usuario deberá hacer frente a las consecuencias de sufrir un descubierto con su tarjeta. Las comisiones que aplican las entidades por este concepto son altas. En principio, todas cobran un importe fijo de 30 euros cada vez que el usuario excede el límite de su tarjeta. Es la denominada comisión por sobre-excedido de límite en tarjeta de crédito.

Hay que saber cuáles son las fechas de liquidación de la tarjeta y las de ingreso de nóminas para evitar que se reclamen impagos

La principal causa de un descubierto es la falta de control del gasto. Si un usuario dispone de un límite de 3.000 euros y lo supera, por no haber hecho un cálculo correcto de las compras ya efectuadas, entrará en esta situación.

Además, las entidades cobran otra comisión por reclamación de recibos impagados de tarjetas de crédito. Para compensar los gastos de gestión por solicitar la regularización de la deuda, solicitan una media de 30 euros. También en este caso el principal motivo por el que un usuario entra en mora es la falta de previsión. Hay que tener en cuenta cuáles son las fechas de liquidación de la tarjeta y las fechas de ingreso de nóminas o ingresos mensuales. Si la entidad liquida el crédito y los intereses el día 28 de cada mes, pero el salario no se cobra hasta el 30, el titular recibirá una reclamación de su entidad por los recibos impagados por la línea de crédito de su tarjeta.

Tarjetas más caras

Además de muy molesto, sufrir un descubierto en una tarjeta de crédito es, tras la crisis, más caro. Esto se debe a dos aspectos: la elevada morosidad que sufren las entidades de crédito y el aumento de las tarifas, una clara consecuencia de lo anterior. Si bien en los créditos hipotecarios la tasa de impagados alcanza el 5% (cinco de cada 100 créditos no se pagan), en el caso de los créditos personales y las tarjetas, la tasa de morosidad supera el 14%. En 2008, los impagos con medios de pago se duplicaron y alcanzaron 1.418 millones. El volumen de recuperaciones de fallidos apenas llega hoy al 5%, frente al 14,03% de recobros que se conseguían a finales de 2008 (último periodo del que se disponen datos).

La morosidad es uno de los principales lastres de las entidades financieras. De ahí que todas las comisiones y cobros relacionados con cualquier tipo de préstamo se hayan incrementado. Sin ir más lejos, los descubiertos en cuenta corriente han pasado de tener una comisión mínima de 9 euros a alcanzar 30 euros, la misma cantidad que en los descubiertos de tarjetas.

Hoy, en tarjetas de crédito, se abonan cuotas medias de 33,12 euros, un 6% más que a cierre de 2008

El ascenso de la morosidad impacta sobre los márgenes y beneficios de las entidades financieras, ya que los estrecha. Como vía para recuperar ingresos, las entidades optan por subir las comisiones por los servicios básicos, entre otros, por las tarjetas.

Según datos del Banco de España, a cierre de enero de 2010, la cuota media de mantenimiento anual de una tarjeta de débito era de 16,66 euros, un 9,89% más que en 2008. En tarjetas de crédito se abonan cuotas medias de 33,12 euros, un 6% más que a cierre de 2008. También el coste por extraer dinero de un cajero con tarjeta se ha incrementado en el último año. La comisión media que se paga por utilizar un dispositivo ajeno a la red de sucursales de la entidad emisora se ha encarecido más de un 30%. Utilizar la tarjeta de débito para disponer de efectivo en cajeros de la propia red, pero no de la entidad, ha subido más de un 52% en los últimos doce meses.

Juan Fernando Robles, director del Instituto Superior de Técnicas y Prácticas Bancarias, augura que las tasas de las tarjetas y de otros servicios básicos subirán más, ya que los bancos tienen una clara dificultad económica, agravada por los bajos tipos de interés. En su opinión, cada vez son menos los clientes que disfrutan de privilegios como no pagar comisiones por los servicios básicos.

Tipos de interés

Además de la comisión de descubierto, para saldar la deuda con la entidad cuando se ha excedido el límite de crédito concedido en una tarjeta, hay que pagar las cuotas pendientes con sus correspondientes intereses. Con la crisis, y pese a la bajada de los tipos oficiales, las tasas que cobran son muy elevadas, mucho más que en el caso de préstamos personales. Según datos del portal especializado en productos bancarios Tucapital.es, los tipos de interés que aplican las tarjetas de crédito en la modalidad de pago aplazado oscilan entre el 12% y el 24%.

Los tipos de interés que aplican las tarjetas de crédito en la modalidad de pago aplazado oscilan entre el 12% y el 24%

Entre las más baratas, destaca la Visa Clásica de Bankinter, que cobra un 12,26%. La tarjeta BBVA Visa Clic-e aplica un tipo de interés del 14%. El de la Tarjeta Free, de Bancaja, es del 15,39%. Sin embargo, otros plásticos cobran tipos mucho más elevados, como la Visa Terra de Uno-e, que pide un interés del 26,82%, o las tarjetas del Banco Santander, Santander 20 -Santander Light y Santander Tarjeta Clásica-, con tipos que oscilan entre el 22% y el 26%.

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