Los productos de limpieza que se utilizan habitualmente en cuidado y mantenimiento del hogar contienen sustancias y preparados químicos que pueden resultar por sus efectos específicos peligrosos o tóxicos, causando efectos nocivos tanto sobre la salud humana como sobre el medio ambiente.
Se entiende por sustancia, de acuerdo con la Directiva 92/32/CEE, a «Los elementos químicos y sus compuestos en estado natural o los obtenidos mediante cualquier procedimiento de producción incluidos los aditivos necesarios para conservar la estabilidad del producto y las impurezas que resulten del procedimiento utilizado y excluidos los disolventes que puedan separarse sin afectar la estabilidad ni modificar la composición» y por preparado a «las mezclas o soluciones compuestas por dos o más sustancias».
Los productos químicos, tanto las sustancias químicas como los preparados, se considerarán peligrosos debido a sus propiedades fisicoquímicas y toxicológicas y también a sus efectos específicos, tanto sobre la salud humana como sobre el medio ambiente.
La clasificación de los productos químicos en una o varias categorías de peligro se efectúa, de acuerdo con el Real Decreto 255/2003, por el que se regula la clasificación, envasado y etiquetado de preparados peligrosos y por la Nota Técnica de Prevención nº 635 (NTP 635) del Instituto Nacional de Seguridad e higiene en el trabajo.
Existen tres categorías de clasificación de las sustancias o preparados químicos:
1.-Atendiendo a sus propiedades fisicoquímicas, por los datos obtenidos mediante métodos de ensayo en laboratorio.
2.-Según los efectos que tienen sobre la salud humana, o sus propiedades toxicológicas.
3.-Según los efectos que producen sobre el medio ambiente, o sus propiedades ecotoxicológicas.
Según el grado de peligrosidad de estos productos, se deben tomar las correspondientes precauciones en su almacenaje, manipulación y utilización.
Precauciones a tomar
Tanto para los productos corrosivos como irritantes:
Conservarlos en el envase de origen, con los dispositivos de seguridad bien cerrados y almacenarlos en lugares en los que no haya riesgo caídas.
Protegerse de posibles salpicaduras usando guantes, gafas y ropa adecuada.
Lavarse bien cara y manos después de su uso.
En caso de contacto enjuagarse con abundante agua durante diez minutos.
Mantener siempre fuera del alcance de los niños.