Utilización rentable de la cafetera

Estudiar la mejor opción del mantenimiento de una cafetera permite controlar el gasto en luz y gas
Por Luciano Bottesi 5 de febrero de 2007

El uso de la cafetera eléctrica se ha extendido desde hace décadas entre la población española hasta el punto de que es uno de los principales electrodomésticos en muchos hogares. Los españoles consumimos una media de dos tazas de café por día. Ahora bien, ¿cuánto cuesta su mantenimiento? Es evidente que una taza de café hecha en casa puede resultar hasta 15 veces más barata que en una cafetería si tenemos en cuenta el número de tazas por litro de leche y kilos de café. Pero, ¿cuáles son las cuestiones a tener en cuenta para no caer en un consumo desmedido?

A la hora de equiparse con este tipo de electrodomésticos hay una amplia gama de productos y modelos tentadores. Los amantes del buen café pueden optar por una máquina semi profesional para disfrutar en la comodidad del hogar, similar a la que se encuentra en un bar, mientras que los paladares menos exigentes o con menor capacidad económica pueden elegir sistemas más simples, incluso optar por las tradicionales cafeteras italianas, de rosca, cuyo consumo se limita al tiempo en que la placa de la cocina permanece encendida. Todas las opciones tienen un precio de compra diferente, aunque implican un coste mensual similar que se ve reflejado en la factura eléctrica.

Cada español consume una media de cuatro kilos de café al año, lo que representa en total una ingesta de 24.140 millones de tazas al año,

Cada español consume una media de cuatro kilos de café al año, lo que representa en total una ingesta de 24.140 millones de tazas al año
es decir, unas 600 por habitante, según datos de la Federación Española del Café (FEC). En comparación con los otros países europeos, España supera en unos 300 g la media de la UE, aunque lejos del primer consumidor, que es Finlandia, con una media de 9,8 kilos al año.

Aspectos relacionados con un mayor coste energético y un mayor desembolso

Realizar este cálculo no implica comparar el valor de un taza de café consumida en un bar -que ronda 1,30 euros-, sino que supone empezar a sacar cuentas desde el momento en que se elige la cafetera. No sólo es necesario prestar atención a los valores de los diferentes modelos de cafeteras, sino también a los aspectos relacionados con su consumo, que son los que, en definitiva, impactarán en el coste energético.

Lo primero que hay que evaluar es el indicador del embalaje o etiqueta ,

Lo primero que hay que evaluar es el indicador del embalaje o etiqueta
porque allí se especifica qué consumo tiene el aparato: por la misma prestación muchos demandan un consumo mucho mayor. Existen tres categorías energéticas representadas con las letras A, B y C, y diferentes tonos para cada una. De la primera a la última puede haber una diferencia de consumo del 50% para calentar el agua del que se obtendrá el café.

Otro punto importante a tener en cuenta está representado por la aclaración del consumo en sí del electrodoméstico: la cantidad de kilowatios que gastará cuando esté conectado a la red eléctrica. Por caso, una máquina de café expresso semi automática de fabricación española, que tiene un valor de mercado medio de 260 euros consume 1.100 watios. Esto significa que por cada hora que esté encendida facturará 1,1 kilovatios. Es decir, entre el funcionamiento pleno y el que realiza bajo la modalidad de ‘stand by’ se habrán consumido unos 260 kilowatios mensuales, que representarán en la factura cerca de 20 euros más IVA.

La característica de este tipo de aparatos es la presión con la que trabajan, la misma que permite obtener una cremosidad extra. Además, su capacidad de producción es limitada: apenas una o dos tazas, por lo que cada taza extra demandará una nueva utilización de la cafetera.

Hay que tener muy en cuenta que siempre que la cafetera expresso permanezca en ‘stand by’, aunque no esté encendida, estará consumiendo energía. Porque a la espera de su funcionamiento pleno utiliza 726 watios, más que lo que demandan encendidos el televisor, el ordenador o el equipo de audio. Es más, el sistema de ahorro de energía de una cafetera de este tipo consume lo mismo que una televisión y un ordenador juntos. Es decir, que para calcular el coste de un café exquisito en casa durante un año, es necesario prorratear ese coste del producto durante ese periodo y el coste eléctrico de su uso. Si repartimos el valor promedio de una cafetera expresso (de 260 euros) en los 12 meses, el gasto mensual asciende a 21,60 euros. A esa cifra hay que sumarle el coste eléctrico por las 24 horas de funcionamiento, que según el cálculo anterior, corresponde a 20 euros. Así es que, en total, por mes, la preparación del café representa a las familias españolas unos 42 euros, es decir unos 500 euros al año. Y eso, sin contar el coste del café.

Gota a gota; euro a euro

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No obstante, las cafeteras ‘hogareñas’ no tienen por que ser ‘Express’. Las jarras de cristal que por goteo preparan un excelente café se presentan como otra opción más económica. Estos sistemas tienen un precio de entre 50 y 100 euros y una vez instalados, adecuan la temperatura con un termostato que mantiene el líquido entre los 85 y 90 grados, temperatura ideal para el café. Estas máquinas consumen 1.000 watios por hora, es decir 100 euros menos que las Express, pero tienen como desventaja que están en constante funcionamiento.

Puesto que un electrodoméstico consume electricidad siempre que está conectado a la red eléctrica, la clave para evitar un gasto inútil es desenchufarlos.

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