Cómo ponérselo difícil a los ladrones

Hay que tomar las precauciones adecuadas para simular que la vivienda permanece habitada
Por Rosa Cuevas 4 de agosto de 2009

Las casas vacías son un objetivo goloso para los ladrones. En verano, buena parte de la población se encuentra de vacaciones y los amigos de lo ajeno aprovechan para incrementar su productividad. Durante la época estival, es habitual abandonar el domicilio para disfrutar de unos días de descanso junto al mar o en la montaña. Sin embargo, pese a que ocho de cada diez españoles creen que los actos delictivos aumentan en este periodo, sólo el 30% toma alguna medida de seguridad. Un estudio elaborado por una compañía de seguridad española confirma este dato. En plena era de la tecnología, siempre se pueden emplear sistemas de alarma y de vigilancia, pero otra posibilidad es poner en práctica una serie de medidas que dificulten la entrada al hogar de los cacos.

Engañar a los cacos

Simular que la casa está ocupada es una práctica muy útil para disuadir a los ladrones. Desde el exterior, nunca debe parecer deshabitada. Conviene mantener las persianas subidas, dejar prendas de ropa tendidas y, cuando sea posible, instalar un dispositivo electrónico que permita programar varios temporizadores para que las luces, la televisión o la radio se enciendan y se apaguen de manera periódica.

Conviene que una persona de confianza tenga una llave de la vivienda para que pueda vigilar el domicilio

Estos y otros consejos se recogen en los manuales y folletos que, con la llegada del verano, difunden los cuerpos de seguridad. En ellos, se ofrecen pistas y consejos para prevenir robos en casa durante las vacaciones. Estos son los que más se repiten:

  • Discreción: hay que ser cautos sobre la fecha del viaje y su duración. Tan sólo los más allegados deberían conocer estos datos para avisar en caso de que ocurra algún incidente durante la ausencia.
  • Colaboración: dejar una llave a una persona de confianza permite que se pase de vez en cuando por el domicilio para mover las persianas, comprobar que todo está en orden y recoger la correspondencia. Las cartas apiladas en el buzón pueden ser un signo de abandono temporal.
  • Inventario: puede ser útil realizar un listado de los electrodomésticos, que incluya el número de serie de fabricación, la marca y el modelo para facilitar su identificación en caso de robo.
  • Objetos valiosos: el dinero, las joyas y los objetos de valor no deberían guardarse en el domicilio. Menos aun a la vista, en terrazas o en balcones. Se pueden entregar a una persona de confianza para que los custodie o preguntar en el banco o caja si cuentan con este servicio.
  • Cerrado por vacaciones: además de cerrar la puerta principal y las ventanas de todas las estancias, hay que asegurar el bloqueo de las zonas de paso a patios interiores, terrazas y balcones. Pueden ser un punto de entrada para los ladrones.
  • Timbre: si se desconecta el cuadro de luz para evitar posibles accidentes, habrá que comprobar que el timbre de la puerta funciona. Su desconexión puede ser una señal de ausencia.
  • Teléfono fijo: si se activa el servicio de desvío al teléfono móvil, se podrán contestar todas las llamadas que se reciban en el hogar. A veces, los propios cacos llaman a una casa para comprobar si está ocupada.
  • Registro de viviendas vacías: esta iniciativa, puesta en marcha por algunas policías locales de nuestro país, consiste en facilitar los datos de contacto de los propietarios y los de la vivienda que estará vacía para que se vigile con más atención. En caso de que ocurra cualquier incidente, los agentes se pondrán en contacto con los dueños. Se puede preguntar en los ayuntamientos por la disponibilidad de este servicio.

Vuelta con sorpresas

Ocho de cada diez españoles creen que los actos delictivos aumentan durante el verano, pero sólo el 30% toma alguna medida de seguridad

Las recomendaciones anteriores contribuyen a proteger la vivienda durante las vacaciones, pero no siempre se puede evitar la visita de los delincuentes. Por ello, si a la vuelta de un viaje se comprueba que en la vivienda se ha producido un robo, hay que evitar tocar o mover cualquier objeto. Ni siquiera se deben cerrar las ventanas o las puertas que hayan sido manipuladas por los ladrones, aunque se encuentren abiertas. Hay que alertar de lo ocurrido a la Policía y esperar la llegada de los agentes. Ellos mismos solicitarán a la víctima que acuda a la comisaría para interponer la denuncia que dé cuenta de los objetos sustraídos.

Conservar la copia o el justificante de la denuncia es obligatorio para iniciar una reclamación ante la compañía de seguros. Ésta enviará un perito a la vivienda para evaluar las consecuencias del robo y cuantificar la indemnización.

PREVENIR OTROS INCIDENTES

Descubrir a la vuelta de las vacaciones que la vivienda ha sido desvalijada no es el único motivo de disgusto. Una fuga de agua o una sobrecarga en el sistema eléctrico son otros incidentes que pueden truncar el regreso.

Antes de irse de vacaciones, hay que tomar medidas para evitar la entrada de los ladrones, pero también se deben prevenir los posibles accidentes. Hay que cortar la corriente eléctrica o, al menos, desconectar todos los aparatos si se opta por mantener el suministro. Ni siquiera es recomendable mantener los electrodomésticos en el modo de ahorro de energía, ya que si se produce una subida de tensión o una tormenta se pueden dañar. También hay que cerrar las llaves de paso del agua y del gas, ante el riesgo de fugas, y hay que asegurarse de que todas las facturas (luz, teléfono, agua, gas…) quedan pagadas para que, a la vuelta, el suministro no esté cortado.

Quienes disponen de gas butano deben guardar las bombonas, llenas o vacías, en zonas ventiladas del interior, como el hall, la entrada o una habitación con ventana. Nunca en terrazas o balcones.

Si se dejan alimentos en la nevera, hay que asegurarse de que no son perecederos, y también hay que evitar los restos de comida en los armarios o en la cocina. Al volver, se podrían encontrar insectos a su alrededor. Incluso se recomienda aplicar un insecticida en lugares estratégicos como las estanterías y las esquineras.

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