Educación para adultos

Casi 16 millones de españoles carecen de la titulación básica actual, el Graduado en Secundaria
Por Benyi Arregocés Carrere 9 de mayo de 2003
Img adultos
Imagen: CONSUMER EROSKI

En el curso 2001-2002 la educación reglada de personas adultas en España tuvo 367.000 alumnos matriculados en los 2.142 centros que están autorizados para impartirla. Sin embargo, casi 16 millones de personas no poseen la titulación mínima del actual sistema educativo, que ya no es el Graduado Escolar sino el Graduado en Secundaria. En los centros educativos para mayores se aprecian dos grandes tendencias: por un lado, la formación continua de quienes han completado su educación y por el otro, la educación compensatoria de personas que no han terminado sus estudios y que mayoritariamente son mujeres.

Enseñanza flexible y adaptada

La oferta de educación para personas adultas en España está gestionada por las comunidades autónomas, salvo en Ceuta y Melilla, que dependen directamente del Ministerio de Educación. Por lo tanto, en cada autonomía se desarrolla libremente, aunque coordinada por el Ministerio mediante un curriculum común que fija los objetivos, conceptos y procedimientos.

Los adultos pueden optar a dos tipos de educación: la enseñaza reglada -de la que nos ocupamos en este especial- que conduce a una titulación oficial, y, por otra parte, la que no es reglada, pero que completa la formación de los adultos, aunque no conduzca a ningún título oficial. De la misma forma, la educación se imparte de dos maneras: presencialmente o a distancia.

En la modalidad presencial podemos distinguir:

  • Enseñanzas de Educación Básica de Personas Adultas: son las Enseñanzas Iniciales, que consisten en la alfabetización y la consolidación de conocimientos y técnicas instrumentales básicas; y las Enseñanzas de Educación Secundaria para personas adultas, que conducen al título de Graduado en Educación Secundaria.
  • Centros de Educación de Personas Adultas (CEPA): imparten enseñanzas profesionales, español para inmigrantes, enseñanzas preparatorias para las pruebas de acceso a distintos niveles de enseñanza, enseñanzas de carácter no formal, y lo que se conoce como Aulas Mentor, que son aulas equipadas con ordenadores, situadas sobre todo en entornos rurales, en las que se imparten cursos de temática variada, dirigidos a todas las personas independientemente de su titulación. En 2001 se matricularon 15.657 alumnos en las Aulas Mentor, según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD).

En la modalidad a distancia se pueden cursar las Enseñanzas de Educación Secundaria para personas adultas, pero es más habitual que se estudie de la forma tradicional o presencial. Sólo el 25% lo hizo a distancia en el año 2001, según datos del MECD.

Respecto a la educación básica presencial de personas adultas, las asignaturas y el material docente difieren de los de la Secundaria Obligatoria, ya que están adaptados a adultos. Las horas de clase a la semana nunca pasan de 12 horas y los horarios son flexibles, con turnos de mañana, tarde y noche. Una de las mayores ventajas es la libertad horaria; conscientes de que muchos alumnos trabajan, facilitan su asistencia adaptando los cursos a sus horarios.

Los diferentes centros de educación para adultos se concentran en tres tipos, todos ellos regulados desde las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas, que tienen las mismas características y conducen a la misma titulación:

  • Centros públicos, que dependen de las consejerías de educación directamente
  • Centros de ayuntamientos
  • Centros de asociaciones de iniciativa social, entidades sin ánimo de lucro.

Cómo acceder a uno de estos centros

Para acceder a la educación básica de personas adultas el único requisito es ser mayor de 18 años. La educación es gratuita y la persona que esté interesada sólo tiene que acudir a uno de los centros que impartan estas enseñanzas y matricularse o llamar a las delegaciones correspondientes de las respectivas comunidades autónomas para informarse. Una vez elegido el centro, tiene que realizar la V.I.A (Valoración Inicial del Alumnado), que consta de una entrevista, una prueba y la acreditación de cursos o diplomas, en el caso de que se tengan. “Es importante hacer una buena V.I.A. para evitar el fracaso o el abandono, ya que permite la matriculación en el nivel más ajustado, teniendo en cuenta sus habilidades y destrezas, tiempo libre, necesidades, etc.”, explica Amparo Azorín-Albiñana, Jefa del Servicio de Educación y Formación a lo Largo de la Vida, del Ministerio de Educación.

Perfil de los alumnos

La mayoría de los estudiantes son mujeres, en unos porcentajes que rondan el 70%, según datos del MECD. En opinión de Amparo Azorín-Albiñana se pueden distinguir tres grupos fundamentales entre los que se matriculan estos alumnos de edad avanzada: “Por un lado están las mujeres de entre 35 y 45 años, después los jóvenes que han sufrido fracaso escolar- éstos se pueden apuntar a partir de los 17 años -desde el próximo curso a partir de los 16 años- y por último los inmigrantes, un sector que está aumentando en los últimos años”.

En este último colectivo, Jaume Sarramona, catedrático de Pedagogía de la Universidad Autónoma de Barcelona, cree que se tiene que hacer un especial hincapié para que puedan ponerse al nivel de la población autóctona, porque cada vez vienen más inmigrantes. “Nos tenemos que dedicar a atender a la población inmigrada desde el nivel más básico, porque puede que estén alfabetizados en su idioma, pero son analfabetos en español y se debe poner en marcha una educación compensatoria”, explica.

Para lograr este objetivo es necesario- en opinión de Jaume Sarramona- apostar para que sean de una vez por todas los municipios los que se responsabilicen de la educación de adultos y “formar un nuevo perfil de educador de alumnos que conozca el contexto del inmigrante, así como su lengua para que podamos acogerlos desde su propia realidad”. “También se necesita buscar formadores de adultos entre la propia población inmigrante, entre aquellos que tengan más cultura para que puedan hacer de puentes e integrar a los otros inmigrantes”, concluye.

Educación Permanente

Aunque la Ley Orgánica de Calidad Educativa (LOCE) se fundamenta en el principio de educación permanente, Marga Julve, miembro del Consejo Gestor de la Federación de Asociaciones de Educación de Personas Adultas, opina que las medidas que impulsa en ese sentido son “mínimas y compensadoras”. “Educación de adultos en la perspectiva de educación permanente, donde se inserta la LOCE, se entiende como todo tipo de acciones formativas que un adulto hace a lo largo de su vida. En los países nórdicos, una persona entra y sale de procesos formativos de manera habitual, a través de su empresa o a través de acciones como mejora de idiomas, actualización de sus conocimientos para lograr un puesto de trabajo, o ascender, manejo de programas informáticos, desarrollo integral, etc., pero siempre se entiende que se está en proceso de formación”, explica.

Para Jaume Sarramona, este es uno de los puntos clave en la educación de adultos, la formación permanente vinculada al trabajo, puesto que ya está escolarizada la inmensa mayoría de la población española. Aunque matiza que esta educación debe estar originada sobre todo en las empresas y en el mercado laboral, y no en la administración. “España es uno de los países europeos que menos invierte en formación continua en el campo laboral, y mejorar esto es un desafío”, advierte.

“Tenemos derecho a recibir una oferta adecuada impulsada desde el sistema educativo sin tener que gastar dinero en academias”, reclama por su parte Marga Julve, para quien en estos momentos en España “se están compensando carencias de las etapas obligatorias de educación”.

Graduado en educación secundaria

Es un hecho que todavía hay personas que por diversas causas no pueden completar la educación obligatoria en su momento y necesitan de la formación básica que brinda la educación de adultos. Jesús Rueda Prieto, jefe de la Sección de ordenación y planificación de centros del Servicio de Educación de Personas Adultas de la Comunidad de Madrid, apunta un dato interesante: “No hay que olvidar que casi 16 millones de españoles mayores de 18 años no tienen el título básico actual y en la Comunidad de Madrid la cifra alcanza 1.200.000 personas”. “El título de Graduado Escolar ya se ha quedado obsoleto y el título básico actual es Graduado en Educación Secundaria que no se convalida de manera automática con el Graduado Escolar sino que sólo convalida el primer ciclo de Graduado en Secundaria. Todas las personas que tenían el graduado escolar se han quedado desfasadas, ya no tienen el título mínimo”, añade.

Un centro de educación de adultos

Uno de los centros que más experiencia tiene en el campo de la educación de adultos es el CEPA de Entrevías, situado en Vallecas, y dependiente de la Comunidad de Madrid. Creado en 1975, con cuatro turnos horarios, tiene en este curso 839 alumnos, la mayoría mujeres, siendo la franja de edad más habitual de 50 a 64 años. Aquí se comprueba que todavía es necesaria la educación básica de adultos. “En el radio de acción de nuestro centro, el 80% de la población carece del título básico de la Educación Secundaria, y el 60% no tiene ni el graduado escolar”, detalla Eduardo Cabornero Martínez, director de este Centro.

“En nuestro centro tenemos 3 ramas educativas: la educación básica, la rama técnico profesional y las enseñanzas abiertas a las que puede acceder cualquier persona sea cual sea su nivel educativo”, explica. “Impartimos la Formación Básica, en cursos que van desde 1º hasta 6º, que conducen al título de Graduado en Educación Secundaria, y al mismo tiempo la educación de los inmigrantes en cursos de español como segunda lengua”, continúa.

Según las estadísticas del propio centro, en Vallecas, el 60% de los niños que cursan enseñanzas medias en la actualidad suspende 3 o más asignaturas y el 23% se encuentra en situación de fracaso escolar en Educación Primaria, por lo que muchos parecen abocados a la educación de personas adultas. Esto se une al dato de que en el barrio vallecano de Entrevías hay un paro que ronda el 30% de la población activa. “Esta situación conduce a estas personas a ser mano de obra barata y poco cualificada. La Administración en España debería apostar más por la formación básica al ser decisiva en todos los niveles. También haría falta mayor coordinación con la Consejería de Empleo y con los sindicatos, para que esta formación se refleje en oportunidades laborales”, opina Eduardo Cabornero.

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