Volcanes, cómo afectan al planeta

¿Por qué la ceniza es tan peligrosa? ¿Se ha exagerado el impacto del Grimsvötn?
Por Alex Fernández Muerza 23 de abril de 2010
Img eyjafjallajokull
Imagen: fridgeirsson

El retorno de los volcanes islandeses. Si el año pasado fue el Eyjafjalla, esta vez le ha tocado el turno al Grimsvötn: cientos de vuelos cancelados por miedo a la nube de cenizas. Los consumidores afectados no deben olvidar sus derechos y que pueden reclamar. Al igual que el año pasado, surge la duda: ¿se podría haber volado o la precaución ha sido exagerada? En cualquier caso, los vulcanólogos recuerdan que estas erupciones han sido pequeñas en comparación con otros grandes desastres vulcánicos.

Su impacto

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El Grimsvötn, situado en el glaciar Vatnajökull, al sureste del país, entró en erupción el 21 de mayo, tras permanecer inactivo desde 2004. Los responsables de las cancelaciones de vuelos sostienen que, al igual que el año pasado con el volcán Eyjafjalla, se han seguido los protocolos de actuación para evitar posibles catástrofes.

Las compañías aéreas cuentan con varios casos de aeronaves que sufrieron las consecuencias de una nube de cenizas

Los aviones no pueden detectar la llegada de una nube de ceniza volcánica cuando no es muy densa. En caso de entrar en contacto con un avión, las consecuencias pueden ser letales. Las cenizas lijan el aparato, incluso los cristales de la cabina, que se queda sin visibilidad. Su carácter abrasivo puede parar los motores. Y como absorben el agua, también pueden causar cortocircuitos. Al entrar en el sistema de ventilación, el intenso olor a azufre perturba a la tripulación y a los pasajeros.

Las compañías aéreas cuentan con varios casos de aeronaves que sufrieron las consecuencias de su paso por una nube de cenizas. El primero y más importante se registró en junio de 1982. Un Boeing 747 de British Airways sobrevolaba Indonesia y sus cuatro motores se pararon de forma repentina, si bien el avión logró aterrizar en el aeropuerto de Yakarta.

Joan Martí, investigador del CSIC en el Instituto Jaume Almera de Barcelona, recuerda que la última gran erupción del Etna, en Italia, provocó el cierre durante varios meses del aeropuerto de la vecina Catania.

¿Se ha exagerado su impacto?

El principio de precaución ha prevalecido, pero en cualquier caso recuerda la polémica surgida el año pasado con la erupción del volcán Eyjafjalla. Las aerolíneas KLM, Lufthansa y Air France realizaron varias pruebas sin pasajeros para comprobar sus verdaderos efectos. Las aeronaves volaron a altitudes de entre 3.000 y 8.000 metros y, según sus responsables, no se registraron daños en los motores ni en el fuselaje. El responsable de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea, Matthias Ruete, señaló que estas pruebas sugerían que se había sobrevalorado el riesgo. Según este comisario europeo, “el modelo informático utilizado se basa en ciertas asunciones donde no hay claras evidencias científicas. Hay una zona oscura en ciertas áreas”.

Arturo Quirantes, profesor de Física de la Universidad de Granada, explica que la solución al problema no es sencilla. Para tomar una decisión no solo hay que basarse en la información de la dirección del viento, sino también en la densidad de la nube, su altura, composición o concentración. Quirantes subraya que hay demasiadas variables en juego y que no hay todos los medios deseables para hacer mediciones.

En cualquier caso, los responsables de la navegación aérea en Europa están muy pendientes de los satélites y las medidas realizadas con radares para tomar la mejor decisión posible.

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Grimsvötn y Eyjafjalla, erupciones de tipo “medio”

La reciente erupción del Grimsvötn y la del glaciar Eyjafjallajokull, el año pasado, alcanzaron el nivel 4 en el Índice de Explosividad Volcánica (IEV). Este sistema utiliza una magnitud entre el 0 y el 8 (el más potente). En él se cuentan diversos factores, como la cantidad de material volcánico expulsada, la altitud de la erupción o la duración.

Como recuerda Ramón Ortiz, vulcanólogo del CSIC y del Museo Nacional de Ciencias Naturales, cada mes ocurren en el planeta más de diez erupciones mayores que las de Islandia. Los casos del Grimsvötn o la del Eyjafjalla el año pasado no son raros en un país de vulcanismo extremo. Sin embargo, la circulación de ceniza ha ocurrido en un espacio aéreo muy transitado. No sucede lo mismo en Alaska, Kamchatka (Rusia) o Indonesia. En estas zonas de gran actividad volcánica no es frecuente que se cierre su espacio aéreo.

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