Casas ecológicas: ahorrar dinero cuidando el medio ambiente

Aunque su coste de fabricación pueda ser más alto, disminuyen la contaminación ambiental, son más saludables y reducen la factura eléctrica
Por Alex Fernández Muerza 16 de junio de 2006

¿Le gustaría vivir en una casa que le permitiera ahorrar en la factura del agua y la luz, que mantuviera el calor en invierno y el frío en verano, y que no causara problemas en el medio ambiente ni en su salud? Todo esto es posible con las casas ecológicas, que a pesar de sus ventajas, continúan siendo una excepción. Unos costes iniciales mayores -que acaban amortizándose en pocos años- y la falta de materiales ecológicos y profesionales disponibles en el mercado explicarían el freno a su desarrollo.

Qué es una casa ecológica

La construcción en España se sitúa en la segunda posición en cuanto a generación de negocio. Se trata de un sector básico para la economía del país que, desafortunadamente, no se caracteriza por su conciencia ecológica. El Instituto Worldwatch señala que los edificios consumen el 60% de los materiales extraídos de la tierra y su utilización, junto a la actividad constructiva, genera la mitad del total de residuos y contaminación.

Por tanto, el sector de la construcción no utiliza un modelo sostenible de crecimiento, y son cada vez más los expertos que hablan de la necesidad de adaptar criterios ecológicos para garantizar no sólo la conservación del medio ambiente y la salud de los consumidores, sino también su viabilidad económica futura.

Qué es una casa ecológica

En definitiva, una casa totalmente ecológica debería construirse con sistemas y materiales respetuosos con el medio ambiente y con criterios bioclimáticos que supongan un ahorro energético, de manera que se consiga un crecimiento sostenible.

Agustín Espinosa, gerente de la empresa de materiales ecológicos Biomat Ibérica, precisa el significado de varios de los conceptos más habituales en este tipo de construcción:

  • Bioclimático: Edificio que, teniendo en cuenta el clima, su orientación y distribución, aprovecha la luz y el calor diurno, así como el frescor nocturno, de manera que toda esta energía se utilice de la manera más eficiente posible reduciendo la dependencia de otras fuentes de energía.
  • Bioconstrucción: Sistema de construcción que utiliza elementos y sistemas de producción ecológicos.
  • Construcción sostenible: Se caracteriza por adaptarse a los materiales locales y aprovecharlos para la construcción, consiguiendo la sostenibilidad en el tiempo.
  • Vivienda ecológica: El contenido es más importante que el continente. Si a lo largo de la vida útil del rascacielos más grande del mundo sus habitantes fuesen capaces de reutilizar el agua y hacer un consumo responsable, su efecto sería muy superior al del edificio en sí.

Ahora bien, hay cierta confusión a la hora de utilizar estos términos, como explica Toni Marín, editor de la revista especializada EcoHabitar “Tengo en la memoria un stand del Colegio de Arquitectos de Cataluña que planteaba una arquitectura sostenible partiendo de estructuras de hormigón prefabricadas, o un promotor que me enseñó hace unos años, muy contento, unos adosados “ecológicos”, construidos con bloque de cemento, aislante de poliuretano y como elemento ecológico el doble cristal”. En este sentido, Marín precisa la manera en la que estos conceptos se relacionan: “Puede haber edificios bioclimáticos que no hayan tenido en cuenta criterios de bioconstrucción, como los materiales ecológicos, la transpiración del edificio, el tratamiento de los residuos, etc. Sin embargo, un edificio bioconstruido debe incorporar materiales ecológicos y conceptos bioclimáticos”.

Los consumidores tienen un papel fundamental para conseguir incrementar este tipo de edificios, como explica Josep María Riba, presidente de la Asociación Casa Bioclimática: “Que lo exijan, para que el constructor vea que hay interés, porque quienes se van a beneficiar son ellos, lo va a notar en las facturas. Y pueden pedir información a organismos privados como el nuestro, a las instituciones y sus departamentos de Vivienda y Energía, al Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), al Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) en Cataluña, etc.”

Cómo hacer una casa ecológica

Según Agustín Espinosa, los países del Norte y Centro de Europa, así como Italia, se encuentran a la vanguardia de la bioconstrucción: “son construcciones normales y corrientes, colegios, edificios de oficinas, viviendas unifamiliares, etc.”, explica. En España, se trata más bien de iniciativas particulares y sobre todo en el ámbito rural, según Toni Marín, que cita como ejemplos a seguir el ecobarrio de Zedd, en Inglaterra y la ecociudad de Kronsberg, en Alemania.

Los responsables de la Asociación Casa Bioclimática ofrecen una serie de consejos para que una edificación sea considerada “medioambiental”, que pueden resumirse de la siguiente manera:

  • Aprovechamiento de la luz: Una correcta orientación y el uso de materiales de aislamiento térmico permiten conservar una temperatura agradable durante todo el año, lo que reduce considerablemente el consumo de calefacción y aire acondicionado. La fachada principal de la casa deberá estar orientada hacia el Sur, para aprovechar la luz natural y el calor del sol al máximo. En verano, los sistemas de ventilación cruzada en dos fachadas y aberturas mayores orientadas al Norte permitirán reducir la temperatura en el interior del edificio.
  • Consumo de energías renovables: La calefacción o el calentador de agua alimentados con energía solar térmica o la instalación de placas solares fotovoltaicas para el suministro de electricidad en el edificio suponen un gran ahorro en la factura eléctrica o del gas. En este sentido, el Código Técnico de Edificación, aprobado en marzo, obligará a utilizar sistemas de energía solar en los nuevos edificios y en los que vayan a rehabilitarse, lo que posibilitará ahorros energéticos del 35%, según Josep María Riba. Asimismo, la integración de aparatos de bajo consumo energético, así como los equipos de iluminación eficientes ayudan también a reducir el recibo de la luz.
  • Uso eficiente del agua: Se instalarán dispositivos de ahorro de agua en la vivienda, así como una doble red de desagüe, una de aguas de lluvia para el riego, y otra para las de uso doméstico, que irán al alcantarillado.
  • Selección de residuos: El reciclaje es una de las formas básicas que los consumidores tienen para conservar el medio ambiente, colocando en su casa un mueble o cubo que facilite la selección de residuos.
  • Empleo de materiales ecológicos y de fácil mantenimiento: Según Agustín Espinosa, las familias de materiales ecológicos disponibles abarcan el aislamiento con lino, corcho, celulosa y fibra de madera; las pinturas y tratamientos para maderas o la cal; los sistemas para recogida y depuración de aguas; los clavos y tornillerías especiales para construcciones en madera; mortero para tejados; cales hidráulicas y morteros; etc. Toni Marín recuerda que el ahorro de energía también puede conseguirse “eliminando materiales derivados del petróleo (la mayoría de los aislantes convencionales) y materiales renovables (la mayoría de los ecológicos)”.

    ¿Por qué no se hacen más casas ecológicas?

    El factor económico puede explicar el escaso desarrollo de la construcción ecológica, a pesar de sus indudables ventajas. Según Marín, una vivienda convencional es más “barata”, pues en su valoración no se ha tenido en cuenta su huella ecológica y el impacto medioambiental de sus materiales, además de los gastos en energía y mantenimiento. Por ello, como subraya Espinosa, la disminución del gasto energético o en agua a lo largo de la vida útil de la casa ecológica permite ahorrar una cantidad de dinero superior a la diferencia entre un sistema y otro.

    Por su parte, Riba asegura que una casa bioclimática no tiene porque ser más cara, aunque matiza que si se quiere un ahorro energético del 70% u 80% hay unos costes adicionales que sí lo encarecen, “aunque el ahorro de hasta el 45%%-50% se consigue casi sin coste adicional, con medidas de diseño. Y si se quiere utilizar sistemas de energía solar, hay ayudas que permiten amortizar el gasto en 4-5 años en el caso de una vivienda nueva, y en 10-15 años en una vivienda rehabilitada.”

    La falta de profesionales es otro de los inconvenientes de este tipo de viviendas, en opinión de Marín: “La construcción convencional simplifica y unifica los sistemas constructivos con el ánimo de disminuir costos, lo que acarrea una impresionante pérdida de personas cualificadas. Hoy es muy difícil encontrar profesionales y artesanos que sepan trabajar la cal, la madera o la piedra, por ejemplo. Urge comenzar a implantar en la FP estas materias”.

    La falta de materiales ecológicos también frena el desarrollo de la construcción ecológica. Según Espinosa, “se trata de materiales que, aunque abundantes, no son fáciles de conseguir por no estar incluidos en los circuitos comerciales clásicos, preocupados sobre todo por el beneficio económico a corto plazo. Esto hace que haya una demanda creciente – y desatendida – de materiales ecológicos a los que no es fácil de acceder por parte de los consumidores.”

    A pesar de ello, la construcción ecológica tiene un gran futuro. Para Marín, la aplicación de criterios ecológicos en todos los sectores de la sociedad es inevitable “y la construcción no va a ser diferente. Quizás tarde más que otros, pero llegará. La sociedad occidental se debe dar cuenta de que tal como vamos ahora no iremos muy lejos.” Según Espinosa, la demanda de estos sistemas va en aumento, “no hay más que leer la prensa especializada: actualmente hay un boom de publicaciones sobre esta materia.”

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