La crioterapia, una técnica con frío que cura el cáncer de próstata y reduce sus secuelas

Este tratamiento disminuye la disfunción eréctil tras la intervención y elimina la incontinencia
Por EROSKI Consumer 4 de octubre de 2002

Los nuevos tratamientos del cáncer de próstata luchan no sólo por alcanzar el máximo poder curativo sobre este mal, sino por minimizar dos efectos secundarios que preocupan sobremanera a los varones: la impotencia y la incontinencia. Éste es el caso de la crioterapia, una técnica que ahora llega a España y que ya ha dado sus primeros éxitos en el Instituto de Cirugía Urológica Avanzada de Madrid, donde han logrado la remisión total del cáncer de próstata en cerca de 40 pacientes.

Basada en la congelación del órgano para su destrucción, minimiza riesgos al no requerir de cirugía, reduce hasta en un 30% la disfunción eréctil que sobreviene tras la intervención y elimina la incontinencia. Josep M. Banús, urólogo de la Clínica del Pilar de Barcelona y uno de los médicos que más crioterapias ha realizado en toda Europa, añade, a todas éstas, otra ventaja: «Es el único tratamiento que, si el mal persiste, permite otra intervención, ya sea con éste o con otros sistemas».

Banús participó ayer en un congreso que reunió en el Hospital de Basurto, en Bilbao, a urólogos de toda España. Durante este encuentro se realizaron dos operaciones de cáncer de próstata que fueron retransmitidas en directo a la Universidad del País Vasco mediante un sistema pionero. Este tipo de tumor se convertirá en breve, según los médicos, en el más detectado entre la población masculina -por delante del de pulmón y del colorrectal- debido al aumento de la longevidad y gracias a la detección precoz, que puede garantizar la curación en la mayoría de los casos.

Este método, que sólo se practica en un puñado de centros privados y que cuesta entre 6.000 y 12.000 euros, consiste en introducir «a través del periné unas agujas que congelan el órgano afectado. Esto provoca la destrucción del tejido, que el organismo se encargará de hacer desaparecer», explica Banús.

La crioterapia se une a los tres métodos ya existentes, además de la radioterapia: la cirugía tradicional -la única que puede ofertar, por el momento, la sanidad pública-, la laparoscopia y la braquiterapia. La diferencia entre ellos no radica en los resultados, similares en los cuatro, sino en los riesgos y las secuelas que provocan. Los dos primeros causan impotencia en la práctica totalidad de los intervenidos y una mayor o menor incontinencia en un gran porcentaje.

Miguel Unda, presidente de la Asociación Vasca de Urología, destaca, sin embargo, una diferencia relevante entre la cirugía clásica y la laparoscopia. «Con esta última se evitan muchos riesgos, ya que no abrimos al paciente y la recuperación es mucho mejor. Consiste en reproducir la cirugía habitual, pero introduciendo unos pequeños tubos en el abdomen del paciente, a través de los cuales extraemos la próstata completa».

La braquiterapia es otra técnica reciente que aún está al alcance de pocos: el médico implanta en la próstata, a través de agujas, alrededor de un centenar de semillas radiactivas que destruyen el tumor sin necesidad de extirpar la glándula. En este caso, la aparición de la incontinencia es rara, y la impotencia se reduce de la práctica totalidad hasta un 70% de los afectados, resultados similares a los obtenidos con la crioterapia.

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