Armas contra la muerte súbita del lactante

Un estudio revela que el uso del chupete durante la noche podría reducir hasta un 90% el riesgo de muerte súbita de bebés menores de un año
Por Teresa Romanillos 5 de mayo de 2006

La muerte de un hijo es especialmente dolorosa siempre. Pero cuando la causa es el síndrome de la muerte súbita del lactante, la situación adquiere unos niveles de dramatismo si cabe mayores. No en vano el bebé, de cuya salud nadie dudaba, es encontrado muerto en su cuna. El fallecimiento se produce cuando el bebé está durmiendo, y a pesar de que hay algunas hipótesis, todavía se desconoce la causa concreta que lo provoca. Un estudio publicado recientemente en The British Medical Journal, no obstante, aporta ahora un dato esperanzador: el uso del chupete podría contribuir a reducir de forma espectacular el riesgo de tan dolorosas e inesperadas pérdidas.

El síndrome de la muerte súbita del lactante (SMSL) suele definirse como el fallecimiento repentino e inexplicable de un niño menor de un año de edad al que previamente se le había atribuido un estado de salud correcto. Es decir, sin que medie causa aparente un bebé visiblemente sano fallece en la cuna mientras está durmiendo.

Las causas que provocan este fallecimiento súbito e inesperado, que afecta a tres de cada mil niños y que es en la actualidad la principal causa de muerte en los bebés de menos de un año, son todavía desconocidas, aunque se achacan sobre todo a la inmadurez del sistema nervioso y a una posible predisposición genética favorecida por la mutación de un paquete de 11 genes que participan en el desarrollo del sistema nervioso autónomo que controla la respiración, el ritmo cardiaco o los reflejos, entre otras funciones básicas.

Por otra parte, y según se ha visto en distintos estudios, es probable que alteraciones a nivel del tronco cerebral, debidas o no a las citadas mutaciones, puedan originar trastornos en las estructuras encargadas de regular el ritmo cardiaco y la respiración. Si el lactante presenta estas alteraciones, o la predisposición a padecerlas, la exposición a un factor de riesgo ambiental o a una causa externa desfavorable, como dormir boca abajo o demasiado abrigado, puede resultar contraproducente. Esta explicación es la que se da al mayor riesgo que se asocia a niños con bajo peso al nacer y los prematuros, más inmaduros.

Chupetes preventivos

Dormir boca abajo, demasiado abrigado o en un ambiente caluroso y expuesto al humo del tabaco, son factores de riesgo fácilmente evitables
Como en otros muchos casos, la prevención es la mejor arma. Y la mejor noticia aparecida recientemente para prevenir el SMSL es la publicada en la revista British Medical Journal en la que un estudio revela que el uso del chupete durante el sueño parece reducir el síndrome de forma más que notable.

Investigadores estadounidenses entrevistaron en este trabajo a padres de 185 lactantes que fallecieron y a los de 312 niños vivos, sanos, seleccionados al azar. Tras ajustar distintos factores, comprobaron que el uso de chupete al dormir se asoció a una reducción del riesgo de muerte súbita del 90%. Los autores añaden que esta asociación tiene mayor calado en niños que duermen en condiciones menos favorables. Especialmente, aquellos que duermen boca abajo, que duermen con una madre fumadora o los que lo hacen en camas blandas.

A principios del siglo pasado, las duras condiciones sociales causaban una altísima mortalidad infantil. Con el paso del tiempo y gracias a los progresos médicos y a las mejores condiciones de vida, fue disminuyendo la mortalidad por todas las causas, sobre todo por infecciones, mientras que el número de afectados por muerte súbita permanecía inamovible. Afortunadamente y gracias a la prevención, en las últimas décadas el número de casos ha empezado a disminuir. La identificación de los riesgos y la información han tenido un papel relevante. El dormir boca abajo fue una de las primeras causas que se relacionó con un mayor riesgo de muerte súbita y gracias a campañas publicitarias preventivas se ha logrado disminuir el número de casos fatales en más de la mitad.

¿Qué hace a los bebés más vulnerables?

La lactancia materna contribuye a prevenir infecciones respiratorias, una de las causas asociadas al SMSL
Dormir boca abajo no es el único factor de riesgo. De hecho, en los últimos años se han identificado otros factores que hacen que los bebés sean más vulnerables. Algunos de ellos son fácilmente prevenibles.

Todo aquello que afecte a la respiración del bebé como infecciones respiratorias, un ambiente demasiado caluroso o fumar en la habitación, puede predisponer a su aparición. El hecho de que durante los meses de invierno haya más casos podría explicarse por el mayor número de catarros y por ambientes caldeados en exceso por las calefacciones (lo que provoca dificultad respiratoria).

La recomendación ya conocida por todos de poner al bebé a dormir boca arriba también es por este motivo, ya que boca abajo respiran con más dificultad.

El tabaco también se relaciona con la muerte súbita ya que, las madres que fuman durante el embarazo tienen una probabilidad tres veces mayor de que su bebé padezca SMSL. Asimismo, la exposición al humo del tabaco de los fumadores de la casa aumenta el riesgo al doble.

También hay factores socioeconómicos que incrementan la posibilidad de padecer el síndrome. De acuerdo con las estadísticas, hay más casos entre los bebés de madres muy jóvenes, solteras, sin trabajo y con escasos recursos.

CÓMO PREVENIR

  • Control del embarazo:Unos buenos cuidados durante la gestación son de vital importancia. Una madre que sigue una dieta equilibrada, evitando el consumo de alcohol y tabaco, tiene menos probabilidades de que nazca un bebé prematuro o con bajo peso. Ambos factores incrementan el riesgo de muerte súbita.

  • Acostar al bebé boca arriba:En esta posición el bebé respira con más facilidad. Las investigaciones demuestran que con esta sencilla precaución los casos de muerte súbita se han reducido a más de la mitad. Si el niño tiene algún problema de regurgitación conviene comentarlo al pediatra. Cuando el bebé está despierto puede colocarse boca abajo, aunque siempre vigilado.

  • Ropa de cama adecuada:El colchón del bebé debe ser firme. Hay que evitar los edredones demasiado mullidos y las almohadas. Si el bebé es muy pequeño no hay que dejar juguetes blandos o peluches en la cuna ya que pueden producir asfixia.

  • Control de la temperatura: Los bebés no deben sentir frío pero tampoco es conveniente que tengan mucho calor ya que un ambiente caluroso dificulta la respiración. La temperatura ideal de la habitación donde duerme el bebé es la que resulta más agradable para el adulto. Tampoco es conveniente abrigarlos en exceso.

  • Evitar compartir la cama:A diferencia de las cunas, que están diseñadas para cumplir las normas de seguridad, las camas de los adultos no son adecuadas para un bebé. Tampoco es conveniente acostar al bebé en una cama con otros niños o en un sofá.

  • Entorno libre de humo:No hay que fumar cerca del bebé. El humo del tabaco enrarece el ambiente de la habitación del pequeño, dificultando su respiración. Por otra parte, hay que recordar que los niños expuestos al tabaco se resfrían con más facilidad.

  • Amamantar al bebé, siempre que sea posible:Hay evidencias de que los niños que reciben lactancia materna tienen un menor riesgo. La razón es que la leche protege al bebé de algunas infecciones que pueden causar el síndrome.

  • Dispositivos de alarma:Algunos bebés con mayor riesgo de padecer SMSL, como los prematuros, pueden beneficiarse del uso de monitores de control de ritmo cardíaco y respiración. Cuando el bebé está bajo control, se activa una alarma en caso de cualquier incidencia y a los padres se les entrena para saber responder.
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