Más cáncer de pulmón en mujeres fumadoras

La tendencia actual del tabaquismo en mujeres y adolescentes hace prever que la mortalidad por cáncer de pulmón se incremente
Por Montse Arboix 4 de marzo de 2015
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Imagen: Nomadsoul1

El cáncer de pulmón es el tumor maligno más frecuente del mundo. Cada año se registran 1.400.000 nuevos casos y cerca del 90% de ellos se dan en personas fumadoras. En nuestro país, al año se diagnostican unos 20.000 casos de esta enfermedad que representa el 12% de todos los cánceres. Los últimos estudios muestran que la tendencia apunta a que aumentarán de manera alarmante los casos en mujeres fumadoras. En este artículo se detalla cuál es la situación de esta enfermedad en Europa y en España y qué mujeres muestran mayor predisposición a fumar. También se describe la adicción que provoca la nicotina en los adolescentes.

Más cáncer en fumadoras

Según datos del Grupo Español de Cáncer de Pulmón, en España este tipo de tumor supone el 18,4% de todos los cánceres entre los hombres (18.000 casos) y el 3,2% entre las mujeres (2.000 casos). La mortalidad que provoca es la más alta de todos los tumores malignos, con un 20%, muy por encima de los marcas específicas para atraer a la mujer, sobre todo, adolescente. Incluso algunas les dan forma de barra de pintalabios, utilizan tonos rosas y producen cigarrillos en formato slim, porque su estética está destinada al público femenino. En realidad, no hacen más que aprovecharse de la evidencia científica, que muestra que ellas fuman más y les cuesta más abandonar el hábito. Y, por desgracia, a pesar de que la Ley 28/2005 prohibe de forma explícita la publicidad del tabaco, la publicidad engañosa que se lanza a través de las redes sociales o Internet y los códigos BIDI o QR, entre otros, hace mella en las más jóvenes.

En segundo lugar, Zabala expone que siguen vigentes, todavía hoy, falsas creencias sobre tabaco y el adelgazamiento. «Aunque es cierto que fumar tiene un efecto inhibitorio hipotalámico sobre el apetito y que, mientras se fuma, el organismo gasta una enorme cantidad de energía para eliminar los tóxicos, hay que dejar claro que el tabaco para nada es un producto adelgazante, ni ansiolítico en sí mismo. El aumento de apetito tras dejar de fumar viene dado por la necesidad de calmar la ansiedad con dulces y otros alimentos con un elevado contenido calórico. El posible sobrepeso tras el abandono se reajustará con la readaptación a la nueva situación saludable», puntualiza.

Y, por último, apunta a la baja conciencia de riesgo que existe en la actualidad con el cannabis: «A diferencia de lo que ocurría hace dos décadas, hoy día, uno de cada dos adolescentes accede al tabaco a través del cannabis, que mayoritariamente se fuma con tabaco y, aunque se utilice en poca cantidad al liar un porro, ese poco es suficiente para engancharles. Lo que sucede cuando se abandona la marihuana es que, por sustitución, se dispara el consumo de tabaco, porque ya se ha establecido el hábito de fumar».

Mujeres, jóvenes y con bajo nivel de formación

La proporción de fumadoras es superior a la de hombres, sobre todo entre las jóvenes de menor nivel educativo

Un estudio publicado en fechas recientes en Tobacco Control ha analizado cómo los cambios en la desigualdad de género se relacionan con las diferencias en la prevalencia del tabaquismo. Su principal conclusión ha sido que la proporción de fumadoras es superior a la de hombres, sobre todo entre las jóvenes y de menor nivel educativo. Los especialistas, del grupo de investigación en Epidemiología Social y Cardiovascular de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) y el Instituto Catalán de Oncología (ICO), han encontrado que la disminución de la desigualdad de género en España en estos los últimos 50 años se ha acompañado de un aumento del tabaquismo en ambos géneros.

Tras el periodo de los 70 y 80, en el cual las mujeres de alto nivel educativo eran las que más fumaban, en los últimos años esta tendencia ha cambiado hacia aquellas con un nivel educativo menor. Además, otra conclusión de este estudio, denominado «Gender Equality and Smoking: a theory-driven approach to smoking gender differences in Spain» (Igualdad de género y el tabaco: un enfoque basado en teorías de las diferencias de género de fumar en España), es que las mujeres con mayor nivel de formación son las primeras en mostrar un descenso del hábito del tabaco, comparadas con las de menor formación.

Joseba Zabala detalla que la repercusión de todo esto es que más mujeres fuman en casa, en el coche… y haya más cantidad de niños expuestos al humo del tabaco. De hecho, una investigación reciente de la Agencia de Salud Pública de Cataluña y el Instituto Catalán de Oncología, que ha analizado a 1.101 bebés hijos de fumadores, señala que 8 de cada 10 tienen acumulado más de un miligramo de nicotina en el pelo, lo que revela el elevado grado de exposición al humo al que están sometidos. El especialista insiste en que esto es más evidente en mujeres jóvenes con bajo nivel formativo y con baja conciencia de riesgo sobre los efectos del tabaco.

Adolescentes adictos al tabaco

Quienes empiezan a fumar durante la adolescencia tienen más probabilidades de volverse adictos a la nicotina y cuanto más joven sea una persona, mayor probabilidad tiene. De hecho, hay muchos estudios que relacionan un inicio prematuro al hábito tabáquico con consumos problemáticos y otros comportamientos de riesgo: comenzar a fumar de manera precoz se asocia a un uso habitual en la edad adulta y a un menor interés y confianza en las propias capacidades para abandonarlo e, incluso, con el inicio de ingesta de alcohol y su utilización problemática.

Según información del National Institute on Drug Abuse (NHI), incluso fumar de manera ocasional puede provocar que algunos adolescentes desarrollen adicción, ya que en esa etapa vital se es más susceptible a los efectos de la nicotina y además, como muestran algunos estudios con animales, se es más sensible a los otros compuestos químicos que vienen combinados con esta, como el acetaldehído, que reforzarían el efecto adictivo de la nicotina.

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