Sexo y obesidad

La obesidad origina numerosos inconvenientes en la vida sexual de hombres y mujeres, además de problemas de infertilidad
Por Montse Arboix 6 de agosto de 2010
Img sexo obesidad hd
Imagen: Prazisss

Hipertensión arterial, dislipemias, mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes y ciertos tipos de cáncer son algunos de los resultados de sufrir sobrepeso y obesidad. Pero su efecto va más allá. Ahora, según las conclusiones de un estudio francés, ser obeso provoca alteraciones en la vida sexual. En este artículo se describe cuál es la relación que existe entre obesidad y salud sexual, poco uso de medidas anticonceptivas y problemas de infertilidad femenina y masculina.

Menos libido con obesidad

La obesidad provoca una disminución de la libido que se sustituye por comer de forma compulsiva

El corazón de una persona obesa se ve obligado a oxigenar una gran masa corporal. Este trabajo extra se traduce en el desarrollo de hipertensión arterial, enfermedad ligada a la obesidad que aumenta el compromiso cardiovascular. A consecuencia de todo ello, la vitalidad de estas personas disminuye y, con ella, la resistencia y el vigor que mantiene al hombre activo durante sus relaciones sexuales. Por este motivo, disminuye la libido y la motivación sexual que, en ocasiones, se sustituye por comer de forma compulsiva.

Pero el sobrepeso también afecta a las mujeres de diferentes maneras, como en la dificultad que encuentran para quedarse embarazadas. Ambos sexos también deben hacer frente a la tendencia del culto al cuerpo y a determinados cánones de belleza en los que imperan la excesiva delgadez, inconvenientes que encuentran por su aspecto físico para relacionarse.

Relación demostrada entre kilos y sexo

A pesar de que el impacto de la obesidad sobre la salud del organismo se conoce desde hace tiempo, no ha sido hasta ahora cuando se ha asociado el exceso de kilos con la calidad de las relaciones sexuales. Especialistas del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (INSERM) en Francia han encuestado a más de 10.000 personas (2.725 varones y 3.651 mujeres con peso normal, 1.488 hombres y 1.010 mujeres con sobrepeso, y 350 hombres y 411 mujeres con obesidad), con edades de entre los 18 y los 69 años. Para este trabajo publicado en la British Medical Journal se les preguntaba sobre sus hábitos en su vida sexual.

Según los resultados de la investigación, el número de mujeres obesas han tenido encuentros sexuales en una cifra significativamente menor que las participantes con normopeso, y también han sido las participantes que menos importancia le han dado a la sexualidad en su vida personal. En el caso de los hombres, también los que sufren sobrepeso tienen menos posibilidades de conseguir pareja durante el último año. Un hallazgo sorprendente ha sido que los hombres con exceso de peso tienen más probabilidad de padecer disfunción sexual, y que tanto ellos como ellas -con sobrepeso- mantienen relaciones sexuales sin tomar medidas de protección.

Mujeres con obesidad: menos uso de píldoras y preservativos

La obesidad conlleva trastornos de ovulación y alteraciones en el sistema endocrino asociado a la reproducción

El estudio del Instituto Francés de Salud ofrece, también, resultados inesperados: la tasa de embarazos no deseados es cuatro veces mayor en las mujeres con obesidad, quienes son menos propensas a acudir a centros de planificación familiar para pedir información sobre contracepción y a utilizar métodos anticonceptivos.

Sin embargo, los expertos señalan que solo se han centrado en el uso de píldoras y preservativos, y no en métodos de larga duración. Ahora habrá que conocer la razón. Los especialistas creen que las respuestas están condicionadas a factores psicológicos, biológicos y sociales.

La obesidad interfiere en la fertilidad

La obesidad también conlleva trastornos de ovulación y alteraciones importantes en el sistema endocrino asociado a la reproducción. Muchas pacientes con problemas serios de sobrepeso sufren alteraciones en su ciclo menstrual: no ovulan, no tienen menstruación o esta es irregular. Todo ello genera, a su vez, problemas de infertilidad.

También se relaciona el síndrome del ovario poliquístico con el binomio obesidad e infertilidad. Este trastorno implica anovulación (falta de ovulación) o disminución de la ovulación, ovarios con multitud de quistes, niveles desequilibrados de andrógenos (hormonas sexuales masculinas) y, en un 50% de las afectadas, obesidad.

Por este motivo, los especialistas, ante situaciones de infertilidad asociada a obesidad, insisten en adoptar medidas para los kilos de más antes de intentar quedar embarazadas, sobre todo ante casos mórbidos o premórbidos, cuando la relación del índice masa corporal supera la cifra de 35.

También en las mujeres que sufren obesidad, el exceso de grasa corporal impide la exploración correcta de las mamas y, según los especialistas, podría ser que una pequeña tumoración pudiera pasar inadvertida hasta que fuera un poco mayor.

Gestación y obesidad

Se estima que en algunos países el 30% de las mujeres sufren obesidad y la gran mayoría se encuentran en edad fértil. Esta nueva epidemia aumenta la tasa de diabetes, hipertensión arterial, apneas de sueño, enfermedades cardiovasculares, hipercolesterolemia, algunos tipos de cáncer y mortalidad y, tal y como señalan estudios recientes, también afectan al ciclo reproductivo.

Si la embarazada es obesa corre el riesgo de padecer numerosas complicaciones, como preeclamsia (enfermedad que provoca hipertensión, retención de líquidos e inflamación que puede llegar a restringir el flujo de sangre hacia la placenta, con el riesgo que ello supone para el feto) o diabetes gestacional, así como una mayor tasa de sufrir problemas durante el parto que precise cesárea e infecciones postparto.

También el embrión puede desarrollar trastornos fetales múltiples, nacimiento prematuro e, incluso, muerte ante la obesidad de la madre. Asimismo, un estudio reciente concluye que el 29% de los bebés de madres obesas serán también obesos cuando cumplan los cuatro años de edad, en comparación con los nacidos de madres con normopeso.

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