Entrevista

«Combatir la obesidad no es responsabilidad exclusiva de las familias: es un reto social, estructural y político»

Cristina Petratti, médica de familia y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO)
Por Francisco Cañizares de Baya 2 de mayo de 2025
entrevista Cristina Petratti
“La obesidad no tiene que ver con esa idea simplista de que es cuestión de comer menos y moverse más”, afirma Cristina Petratti, médica de familia en San Juan (Alicante) y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Sin embargo, esta idea prevalece en muchas personas y en numerosos profesionales sanitarios que no perciben la obesidad como lo que es, una enfermedad, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la calificó como tal hace décadas. Según la SEEDO, en España afecta a uno de cada cinco adultos y a uno de cada diez menores, y la prevalencia, como en la mayoría de los países del mundo, no para de crecer. Los especialistas apuntan que faltan iniciativas públicas que tengan en cuenta los numerosos factores que intervienen en el origen y desarrollo de esta enfermedad crónica.

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¿Influye el nivel socioeconómico en el riesgo de obesidad? 

Sí, existe una relación directa y muy documentada en las guías de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad y en la Guía GIRO (Guía española del manejo Integral y multidisciplinaR de la Obesidad en personas adultas), en la que participan 35 sociedades científicas. 

¿Qué factores hacen que esta relación sea tan directa?

Son múltiples: menor acceso a alimentos saludables, peores condiciones de la vivienda, mayor estrés, precariedad laboral y menos recursos para cuidar la salud.

¿Pesa más el nivel de renta o el educativo? ¿O no pueden separarse? 

Ambos están totalmente relacionados. Es muy difícil segregarlos porque el nivel educativo influye en el conocimiento y en las habilidades para gestionar hábitos saludables. Pero, sin recursos económicos adecuados, muchas veces es difícil llevarlos a la práctica. 

Los datos muestran que cada vez hay más mujeres y más hombres con obesidad, pero ¿tiene un perfil más femenino o masculino? 

Afecta a ambos sexos, pero los estudios muestran que las mujeres con menor nivel socioeconómico presentan mayor prevalencia de obesidad en comparación con los hombres. En estos, la influencia del nivel educativo parece más determinante, pero hay algo que quiero resaltar: en niños y en adolescentes la desigualdad afecta a ambos sexos por igual.

¿Por qué es una enfermedad más femenina entre los adultos?

Además de los factores que comentaba, algunos de mayor peso en la mujer, influyen también factores hormonales asociados a los genéticos que predisponen a la obesidad. Esto ocurre, sobre todo, en la menopausia y en la perimenopausia. Por otra parte, sigue siendo determinante el rol social de la mujer: no tienen tanto tiempo para hacer su rutina de ejercicio porque están más abocadas a la educación de los hijos.

El Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil señala que siete de cada diez escolares con exceso de peso son percibidos por sus padres dentro de un peso normal. ¿Tenemos una visión distorsionada de la obesidad?

Sin duda. En 2023, el estudio Aladino, que vigila la alimentación, la actividad física y la obesidad infantil en España, reflejaba esta distorsión. El estudio se hizo en más de 12.000 escolares y se vio que casi el 70 % de los niños de nueve años desayunaban mal, a base de bollería industrial y cacao, y tenían un consumo insuficiente de frutas y verduras. Además, reflejaba que son bastantes sedentarios: de media pasaban tres horas al día frente a las pantallas.

La OMS describió la obesidad como enfermedad hace décadas. ¿Sigue siendo un estigma para quienes la sufren?

El mayor estigma lo tienen en el momento que van a consultar a un sanitario. Las consultas empiezan por problemas de hipertensión, apnea del sueño o diabetes tipo 2, pero no se habla de la obesidad, como si no pudiera nombrarse. Por eso fracasan todos los abordajes, porque se centran en responsabilizar al individuo, y no en modificar el entorno que conduce a la obesidad. 

Muchos pacientes cuentan que se señala a quien tiene sobrepeso como si fuera 100 % responsabilidad suya.

La obesidad no es un problema de falta de voluntad. Intervienen factores genéticos, hormonales, metabólicos, y es clave cambiar un entorno alimentario obesogénico, lo que incluye, entre otras cosas, regular la publicidad de los productos a la venta, mejorar el acceso a los alimentos saludables y fomentar el ejercicio físico desde las administraciones públicas.

¿Desde fuera suele hacerse un análisis demasiado simple?

Sí, la obesidad no tiene que ver con esa idea simplista de que es cuestión de comer menos y moverse más. Es una enfermedad multifactorial y requiere un abordaje integral. Por eso han fracasado tantos planes hasta ahora, porque se tiende a echar la culpa a quien la sufre como si la persona quisiera vivir con obesidad. 

¿Qué profesionales pueden ayudar a alguien con obesidad, además del médico?

Un abordaje efectivo debe contar con profesionales diversos que le proporcionen educación nutricional, le ayuden a fomentar la actividad física y, muy importante, le presten apoyo psicológico para la gestión del estrés.

El problema de muchos adultos empieza en la niñez. ¿Cómo valora los menús que comen en los colegios? ¿Están controlados por nutricionistas? 

El estudio Aladino llevó a un mayor control en casi todos los colegios procurando que en los menús no hubiera alimentos ultraprocesados ni ricos en grasas.

¿Será efectiva la prohibición de bebidas azucaradas y bollería en los centros escolares que acaba de aprobarse?

Es una medida necesaria y coherente, aunque insuficiente por sí sola. Prohibir la venta de bebidas azucaradas y bollería ultraprocesada en centros escolares responde a una evidencia sólida: el consumo habitual de estos productos se asocia a un mayor riesgo de obesidad infantil, caries, trastornos metabólicos y alteraciones del patrón de alimentación. 

¿Los especialistas echan en falta más medidas de este tipo? ¿Desearían una actitud más combativa de las administraciones?

Celebramos medidas como la prohibición en los colegios, pero necesitamos políticas integrales y valientes que sitúen la salud infantil en el centro. Combatir la obesidad no es responsabilidad exclusiva de las familias: es un reto social, estructural y político.

¿Qué importancia tiene en la obesidad en general y en la infantil en particular la publicidad de alimentos no saludables en medios de difusión masiva? 

La publicidad de bebidas azucaradas y de alimentos procesados como snacks forma parte de ese modelo obesogénico del que hablaba. Los niños son especialmente vulnerables porque hay campañas que se dirigen específicamente al público infantil. 

¿Es difícil romper con ese modelo de ocio basado en las pantallas que se ha  impuesto?

El uso consciente de estos dispositivos por parte de los adultos es fundamental. En el estudio Aladino se vio que los chicos, cuando dejaban la tableta o el televisor, se aburrían porque no tenían otro modelo de ocio. Por eso es tan importante un aprendizaje familiar, compartir actividades sin pantallas, hacer cosas juntos: ejercicio físico, leer, cocinar… Meter a los hijos en la cocina, enseñarles a preparar lo que van a comer, además de divertido, ayuda mucho a disminuir el consumo de alimentos no saludables.

Siete medidas para revertir la obesidad

etiqueta medio ambiente
Imagen: Gustavo Fring

Cristina Petratti resume en siete propuestas la estrategia integral contra la obesidad que defienden las sociedades médico científicas. Algunas de estas medidas ya se han aplicado con éxito en algunos países. 

  • 1. Etiquetado claro y obligatorio (tipo Nutri-Score o sellos frontales) para ayudar a las familias a tomar decisiones informadas.
  • 2. Impuestos sobre bebidas azucaradas y productos ultraprocesados ya aplicados con éxito en países como México y Reino Unido.
  • 3. Subsidios a frutas, verduras y alimentos frescos que reduzcan la brecha económica entre alimentos saludables y ultraprocesados.
  • 4. Regulación de la publicidad dirigida a menores, especialmente en redes sociales y plataformas digitales.
  • 5. Educación nutricional desde edades tempranas tanto para escolares como para familias y cuidadores.
  • 6. Promoción de actividad física desde la infancia, no solo en educación física escolar, sino también en entornos urbanos, seguros y accesibles.
  • 7. Capacitación de profesionales sanitarios y docentes para detectar y acompañar precozmente a niños con riesgo metabólico.
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