El ejercicio físico como receta médica

Hacer deporte reduce las estancias en los centros de salud y la frecuencia de las visitas al médico, además de que también ayuda a controlar las enfermedades crónicas
Por Adam Martín Skilton 3 de febrero de 2025
receta deportiva en la consulta del médico
Imagen: TungArt7
El ejercicio físico, junto a la alimentación, es una de las medicinas más efectivas para mejorar nuestra salud y calidad de vida. Por eso, desde hace unos años algunas comunidades autónomas desarrollan un plan para prescribir deporte a los pacientes de Atención Primaria. Un programa personalizado y supervisado que va ganando adeptos.

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Que el ejercicio es bueno para la salud no es ningún secreto: mejora el sueño y el estado de ánimo, fortalece los músculos y los huesos, mejora la inmunidad, previene enfermedades como la diabetes tipo 2 y algunos cánceres y, en general, está relacionado con el aumento de la esperanza de vida y con la disminución de la mortalidad por todas las causas, por citar algunos de sus beneficios, ampliamente documentados por estudios científicos a lo largo de los años.

Sedentarismo y consecuencias en la salud

Pero a pesar de ello, según la encuesta ‘Hábitos deportivos en España’, del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de 2024, el 52 % de los españoles no practica ningún tipo de ejercicio físico. El dato no es baladí, porque la inactividad física tiene un impacto mayúsculo sobre la nuestra salud: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 2020 y 2030 se producirán casi 500 millones de nuevos casos de enfermedades no transmisibles que podrían ser prevenibles con una mayor práctica de ejercicio.

“En los últimos 50 años, parece que muchas de las cosas que están ocurriendo en nuestra sociedad están eliminando la actividad física de nuestras vidas”, comenta Anna Puig, doctora en Actividad Física y Ciencias de la Salud por la Universidad de Bristol (Reino Unido) y profesora de la Universidad de Vic (Barcelona). “Podemos hacer la compra del supermercado desde casa, nos desplazamos en coche, usamos ascensores o escaleras mecánicas, cuando llegamos al trabajo estamos sentados… Si queremos, no nos movemos, porque buscamos la comodidad. Esto es lo que nos está enfermando, porque el sedentarismo es responsable de la mayoría de las patologías no transmisibles que padecemos hoy en día, como las enfermedades cardiovasculares o la diabetes tipo 2”.

Para algunos autores, la inactividad física se ha convertido en la mayor amenaza de salud pública de nuestra época y consideran que la prescripción del ejercicio en los centros médicos debería ser obligatoria.

El sedentarismo nos cuesta dinero

Los estudios indican que la inactividad física nos sale cara: si los ciudadanos de la Unión Europea cumplieran con los niveles de actividad física recomendados por la OMS (150 minutos de actividad física moderada a la semana), se evitarían más de 10.000 muertes prematuras cada año y se ahorrarían aproximadamente 8.000 millones de euros al año en gastos sanitarios —más que el gasto total anual en atención médica de Lituania y Luxemburgo combinados—, según el informe de la OMS y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ‘¡Demos un paso adelante! Abordar la carga de la actividad física insuficiente en Europa’.

trabajar sentado
Imagen: Claudio_Scott

José Manuel Franco, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), cita de manera habitual en sus intervenciones otro dato revelador: “Cada euro invertido en actividad física evita hasta 15 euros de gasto sanitario”. Pero ¿cómo se concreta este euro en políticas de sanidad pública?

¿Qué es la receta deportiva?

Ahí es donde entra el ‘Plan de prescripción de actividad física y ejercicio físico’, que básicamente consiste en prescribir ejercicio físico como una intervención complementaria a los tratamientos sanitarios, algo que popularmente se conoce como “receta deportiva”, un término poco riguroso según los especialistas consultados, pero que ayuda a entender mejor en qué consiste el plan.

En julio de 2022 se aprobó en España una partida de nueve millones de euros destinados a la implementación del ‘Plan de prescripción de actividad física y ejercicio físico‘ impulsado por el CSD y las comunidades y ciudades autónomas. La inversión se enmarcaba en el Plan de Digitalización del Deporte, uno de los tres ejes del Componente 26 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

👉 Requisitos para poner en marcha la prescripción de ejercicio físico

Las comunidades autónomas, que tienen plena competencia en materia de sanidad, pueden acceder a estos fondos. Pero para recibirlos, deben desarrollar diferentes hitos, como explica Lidia Brea Alejo, asesora de Educación Física y Deportiva para la Salud del Consejo del Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física y en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (COLEF):

  • En primer lugar, deben generar una formación específica para los educadores físicos deportivos en relación a la actividad física y salud.
  • Luego, asegurarse de que el personal sanitario que va a intervenir en el plan reciba formación adecuada para que, entre otras cosas, pueda prescribir ejercicio físico.
  • Y, por último, “generar unas unidades de actividad física y ejercicio físico que consisten en que el personal sanitario de los centros de Atención Primaria seleccione a aquellas personas que consideran que pueden beneficiarse de la práctica de ejercicio físico y que acudan a centros comunitarios [un centro deportivo municipal, por ejemplo] en los que haya educadores físicos deportivos que estén formados para diseñar, ejecutar, supervisar y planificar los programas de ejercicio físico”.
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Imagen: ronanenrightsolicitors

Cataluña, la región pionera

En algunas comunidades, como Cataluña, ya se estaban llevando a cabo iniciativas similares. “Y se ha utilizado esa estructura para potenciar lo que ya estaba y adaptarlo a lo que se pedía desde el Consejo Superior de Deportes. En otras regiones, sin embargo, se ha empezado de cero, como en Castilla-La Mancha o Madrid”, comenta Lidia Brea.

En Cataluña se incorporó la prescripción de ejercicio físico con el Plan de Actividad Física, Deporte y Salud (PAFES) en el año 2005, con un programa piloto. El plan, premiado en 2008 por el Ministerio de Sanidad y reconocido en el 2019 por la Comisión Europea, incorporaba acciones de consejo y prescripción de actividad física desde Atención Primaria y otras especialidades médicas. También incluía la formación a profesionales implicados y el trabajo en red con los municipios.

A través de la aplicación Actius i Salut (Activos y salud), que está integrada en la historia clínica informatizada del paciente, los profesionales sanitarios pueden aconsejar y prescribir actividad física basada en los recursos de cada municipio. Desde 2015, el 100 % de los centros de Atención Primaria están adscritos al plan.

En mayo de 2024 se dio un paso más con el ‘Programa temporal para a la implementación de la receta médica deportiva’, con una duración de tres años, que incluye actuaciones como la promoción de la actividad física y la prescripción en el ámbito pediátrico, la adolescencia y el ámbito hospitalario.

Quién prescribe y cómo funciona la receta de deporte

Según Lidia Brea, aunque cada comunidad ha concretado el plan sobre la base de sus necesidades, la idea general es la misma: desde la Atención Primaria se detectan aquellas personas que se puedan beneficiar de la práctica de ejercicio físico supervisada por un profesional para mejorar sus patologías. Médicos, pero también personal de enfermería y fisioterapeutas, pueden prescribir ejercicio físico a los pacientes.

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Imagen: Maximilianovich

“Una vez que se localiza, lo que se hace es derivar a esa persona a las unidades de ejercicio físico que están en el ámbito comunitario. Esa persona empieza un programa diseñado, supervisado y evaluado por un educador físico deportivo que también debe estar formado dentro de este plan”, señala la asesora de Educación Física y Deportiva para la Salud del COLEF.

Teniendo en cuenta que se trata de un tratamiento complementario y que los beneficios del ejercicio son extensos, casi cualquier persona puede recibir el tratamiento, aunque se suele prescribir una receta deportiva sobre todo a los pacientes de “patologías crónicas que se atienden más en Atención Primaria, como pueden ser problemas de obesidad, hipertensión, enfermedades metabólicas, supervivientes de cáncer o incluso personas de tercera edad, que aunque no tengan patologías crónicas se pueden beneficiar del programa”, analiza Brea.

El caso de Getxo

En mayo de 2024 se empezó a desarrollar un programa piloto en el municipio de Getxo, en el País Vasco, para prescribir ejercicio físico. “Llevamos años trabajando con la convicción de que la salud debe ser una cuestión central de las políticas públicas en deportes. Por eso pusimos en marcha el servicio de orientación deportiva gratuito que ofrecemos a la ciudadanía a través de Getxo Kirolak (los servicios municipales deportivos del municipio). Un servicio de asesoría en el que recomendamos diferentes actividades según las patologías que tenga la persona que acude”, explica Álvaro González, concejal de Deportes de la localidad vizcaína.

González destaca la importancia del trabajo de información y asesoramiento por parte de expertos, en especial para las personas mayores: “No es lo mismo que en el servicio de salud te digan que tienes que hacer deporte de manera genérica, a que en tu polideportivo más próximo te informen de las actividades concretas que te conviene practicar a partir de un informe médico. De ahí que los resultados que estamos obteniendo sean buenos y que el grado de satisfacción de quienes acuden sea también muy alto”.

Durante 2024, 100 pacientes se han beneficiado del programa, de los cuales el 74 % eran mayores de 60 años y 7 de cada 10, mujeres. El programa tiene una adherencia del 69 %, es decir, que 7 de cada 10 pacientes han incorporado con éxito el ejercicio físico como parte de su tratamiento.

Qué desafíos se presentan con la receta deportiva

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Imagen: wal_172619

El ‘Plan de prescripción de actividad física y ejercicio físico’ es ambicioso y no está exento de obstáculos, ya que es fundamental que se integren los sistemas de salud y los deportivos, que se capacite de manera adecuada a los profesionales médicos y deportivos y se asegure la adherencia a largo plazo de los pacientes.

➡️ Inversión económica

En este sentido, el plan gira alrededor de la digitalización y el uso de dispositivos wearables, como pulseras o relojes inteligentes, que facilitan la supervisión y personalización del ejercicio prescrito. Y esto supone una gran inversión económica.

➡️ Eficacia del tratamiento

La eficacia del tratamiento depende, como en la mayoría de los casos, de muchos factores. “Pero la evidencia científica nos dice que la práctica de ejercicio físico, cuando está supervisada por un profesional, tiene una adherencia muy alta y tiene unos efectos muy beneficiosos sobre la calidad de vida de las personas y la propia evolución de la patología crónica que pueda tener”, explica Lidia Brea Alejo, que también es directora del Curso de Experto en Ejercicio Físico y Cáncer de la Universidad Europea de Madrid.

“Por lo tanto, va a salir bien seguro, siempre que se mantenga un poco esa estructura en la que el educador físico deportivo supervisa el programa y que, desde el centro de salud, controlen también cómo está todo el proceso”, indica Brea.

➡️ Duración del tratamiento

La duración del tratamiento también es relativa, ya que depende de cada paciente y también de cada comunidad autónoma: “Hay regiones en las que esa intervención es a corto plazo, que puede ser 8, 12 o 16 semanas. Pero también hay comunidades en las que la persona ya se queda en esa unidad a largo plazo. También depende de lo que el sanitario considere qué es lo mejor para esa persona”, añade la experta.

Objetivo final: crear el hábito de hacer deporte

Otro beneficio añadido del plan es que, una vez terminado el proceso, una persona que no tuviera el hábito de practicar ejercicio puede adquirirlo, con todos los beneficios que esa nueva actividad implica sobre su salud más allá de la patología puntual.

“La persona ya conoce el ámbito comunitario en relación con la práctica deportiva, ya sabe dónde está el centro deportivo y ya puede quedarse allí haciendo más actividades. Ya no es solo que la persona se encuentre mejor y que mejore su calidad de vida, sino que al final vivimos en una sociedad en la que la población está envejecida y tiene cada vez más enfermedades, y sabemos que el ejercicio físico reduce las estancias en los centros de salud, la frecuencia de las visitas al médico y permite llevar la patología más controlada. Y todo eso revierte, por supuesto, en las arcas del Estado”, concluye Lidia Brea.

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