Silencio: conoce sus efectos en la salud y cómo practicarlo

La ausencia de ruido puede resultar incómoda, pero el silencio ayuda a reducir el estrés y el riesgo de enfermedades cardiacas, entre otros beneficios
Por María Huidobro González 8 de noviembre de 2020
silencio callado
Imagen: philm1310

El ruido tiene efectos muy visibles y perjudiciales sobre la salud. Afecta al oído, pero también aumenta las enfermedades cardiovasculares y provoca problemas digestivos, estrés y trastornos del sueño que inciden en la memoria y el aprendizaje. ¿Y su ausencia? El silencio resulta a veces incómodo y hay personas que necesitan llenar ese vacío de sonido con música o la compañía de la radio o la televisión, por ejemplo. Pero hay estudios que indican que estar en silencio tiene repercusiones positivas en la salud. Te contamos cuáles son y cómo poder practicar este hábito saludable para beneficiarte de todas ellas.

Beneficios del silencio en el organismo

Nos hemos hecho al ruido. El del tráfico, la cafetera, la nevera, el teléfono, los niños corriendo, la televisión, el bullicio de las terrazas… Tan acostumbrados estamos al sonido en exceso que hasta su ausencia nos molesta e inquieta o incluso nos da miedo. Y eso que tanta exposición puede llegar a provocar cambios en nuestro comportamiento, además de cansancio y estrés, entre otros efectos.

Pero la falta de sonido alguno y permanecer un tiempo sin hablar, es decir, el silencio, es una necesidad humana en la que no solemos reparamos. Y aporta numerosos beneficios a nuestro organismo. Estos son los más importantes:

  • Reduce el estrés y la ansiedad. El ruido hace que en nuestro cuerpo aumenten los niveles de cortisol y adrenalina, las hormonas relacionadas con el estrés. Sin embargo, el silencio tiene el poder de liberar el estrés y la tensión en el organismo y el cerebro. Es decir, favorece la relajación, un estado que “para la mente es fundamental”, comenta la psicóloga clínica Noelia Hernández, y, por tanto, la reflexión. “Llevamos una vida ajetreada, de hacer todo deprisa y parece que no tenemos ni un minuto para escucharnos e identificar qué estamos necesitando. Con el silencio nos ralentizamos, recogemos, tranquilizamos y escuchamos nuestros pensamientos negativos o automáticos del ‘tengo y debo que’, para así poder cambiarlos y ver si son tan útiles”, comenta la colegiada por del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Científicamente lo recoge un estudio de la Universidad de Pavia (Italia) publicado en 2006 en la revista Heart donde observaron que dos minutos de silencio son más relajantes que dos minutos de música relajante. “La pausa redujo la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la ventilación por minuto, incluso por debajo de la línea de base”, explican.
  • Disminuye el riesgo de enfermedades cardiacas. Y como alivia el estrés, baja la presión sanguínea. Diversas investigaciones relacionan la exposición continuada al ruido con la hipertensión arterial y la arteriosclerosis, como explicamos aquí. El psicólogo ambiental Craig Zimring ya afirmaba en 2004 en un artículo que examinaba el ruido de las unidades de cuidados intensivos neonatales que la contaminación acústica hace que nuestro cuerpo eleve la presión arterial y la frecuencia cardiaca.
  • Aumenta la sensación de bienestar psicológico. En un ambiente relajante, el organismo empieza a segregar endorfinas (hormona de la felicidad) y serotonina, lo que produce un cambio a positivo en el estado de ánimo.

relajacion tumbadoImagen: Pexels

  • Mejora el sueño y reduce el insomnio. Relajarnos con silencio antes de acostarnos es muy importante para disfrutar de un sueño reparador. Pero incluso si estamos en silencio durante varios minutos al día también nos puede ayudar a conciliar el sueño. Y es que practicar la meditación reflexiva y consciente que promueve el mindfulness, que anima a centrar la atención en el aquí y ahora y observar de forma objetiva los pensamientos y emociones, podría ayudar a las personas mayores a dormir mejor por la noche, según un estudio publicado en 2015 en JAMA Internal Medicine.
  • Regenera el cerebro. De acuerdo a un trabajo científico de 2013 que apareció en la revista Brain Structure and Functions, dos horas de silencio al día permiten el desarrollo de nuevas células en el hipocampo, la región del cerebro asociada al aprendizaje, la memoria y las emociones. “El recogimiento interior nos llena energía, nos recarga pilas y nos ayuda a descubrirnos y ver cosas de nosotros mismos que no creíamos, como hemos visto en esta pandemia: que tenemos mayor voluntad, fuerza y capacidad de resistir. En silencio vemos qué necesitamos, qué buscamos, cómo llevar las cosas… nos viene muy bien”, afirma la psicóloga con consulta en Madrid.
  • Fomenta la creatividad y el aprendizaje. Unido con el anterior beneficio, el silencio ayuda a concentrarse, mejorar la atención, reflexionar en profundidad, a que surja la inspiración y, por tanto, aumente nuestra creatividad.
  • Otros: refuerza el sistema inmunológico y ayuda a mitigar dolores de cabeza y migrañas.

Cómo practicar el silencio

Cualquier momento es bueno para estar en silencio. Uno de ellos, la noche. Para conciliar el sueño, hay personas que optan por escuchar la radio, se duermen con la tele y hasta escuchan música relajante. Pero lo mejor a la hora de irse a la cama es el silencio. “Podemos ayudarnos escuchando nuestro mundo interior, imaginando el mar u otro espacio de la naturaleza…”, comenta Hernández.

Y, por la mañana cuando nos levantamos, también es un momento idóneo para practicar el silencio a diario, como una rutina. Esta fórmula ayudar a “cargar las pilas” para llevar la jornada y centrarse en lo realmente importante.

Por supuesto, es conveniente hacer silencio cuando el cuerpo lo necesite, sea la hora que sea. ¿Las señales? Cuando notemos palpitaciones, nudo en el estómago, no podemos tragar…, es conveniente relajarse y hacer ejercicios de respiración. “Y es importante preguntarse: qué está pasando, qué estoy sintiendo, dónde lo estoy sintiendo, qué puedo hacer ante ello… Esto nos hace parar, recogernos y estar en silencio”, indica la psicóloga.

Bastan 15 -30 minutos al día, seguidos o en distintos momentos (mañana y noche preferiblemente), para disfrutar del silencio y de todos sus beneficios. Pero, ¿cómo entrar en silencio? “Primero hay que ser consciente de que se necesita la relajación y la tranquilidad. Si no, seguiremos con el piloto automático. Hasta coger el hábito y que nuestro cuerpo nos lo pida, tenemos que buscar un tiempo a diario para hacer silencio. Y hay que hacer ver a los demás (niños incluidos) y a nosotros mismos que esos minutos son para uno mismo”, sostiene la experta.

Una respiración tranquila, en la que nos escuchemos a nosotros mismos, es una manera de iniciar el silencio. Hacerlo en soledad será más efectivo y más fácil.

dibujar pintarImagen: ponce_photography

Y lo podemos practicar mientras realizamos tareas moderadas agradables, aficiones que “no tengan tintes de obligación, sino de diversión”: pintar, escribir, hacer un puzle, tener a mano un diario que motive para plasmar las emociones… hasta planchar y coser también puede ser relajantes. Pero no servirá si lo hacemos de manera obsesiva o con la obligación de tener que hacerlo. “Hay que hacerlo con tranquilidad. Y si no podemos un día porque vamos con prisa, no pasa nada”, insiste.

¿Y si tenemos hijos? Nuestro ejemplo hará el trabajo principal, pero también debemos “enseñarles a vivir con tranquilidad y transmitirles que la vida no es correr y enseguida poner la tele o la música”. Y para los más activos es importante hacerles ver, con lenguaje adaptado a su edad, que necesitan relajarse, respirar, descubrir su mundo interior… y que deben disponer de un espacio donde poder hacerlo.

Silencio y covid-19

Si aún no has disfrutado con el silencio, con la pandemia puedes empezar a hacerlo. Y no solo porque hagamos caso a expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) como María Cruz Minguillón (investigadora en aerosoles atmosféricos) que recomiendan el silencio en el transporte público para prevenir los contagios de covid-19, pues al hablar, con tanto ruido en el metro o autobús, lo hacemos más alto de lo normal (gritamos) y emitimos 50 veces más aerosoles.

Estar en silencio nos ayudará a sobrellevar mejor la situación actual, llena de incertidumbre e hiperconexión a medios de comunicación y notificaciones de nuestras redes sociales. “El miedo al contagio, los problemas económicos, la pérdida de trabajo, la incertidumbre por lo que va a pasar… hace que estemos más pendiente de las noticias desde la mañana y podemos empezar el día enfadados y en tensión. Por eso, el recogimiento interior y de introspección en silencio es fantástico desde primera hora de la mañana”, explica Noelia Hernández.

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