Más de un centenar de países logran un acuerdo histórico para prohibir las bombas de racimo

El texto consensuado refleja el compromiso de cada Estado firmante a no utilizar ni fabricar este tipo de armamento
Por EROSKI Consumer 29 de mayo de 2008

Acuerdo histórico para la prohibición de las bombas de racimo. Los 109 países participantes en la Conferencia Diplomática para la Adopción de una Convención sobre este armamento -España entre ellos-, que se celebra en Dublín, han consensuado el texto final del tratado, que recoge el compromiso de cada Estado signatario a «no utilizar jamás, bajo ninguna circunstancia, [bombas de racimo; [a no] elaborar, producir, adquirir de cualquier modo, acumular, almacenar o transferir a nadie, directa o indirectamente, armamento de racimo».

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Imagen: Greenpeace

«Se trata de un documento histórico que significará un cambio real en las vidas de muchos afectados, y que evitará que haya más víctimas en el futuro. El Derecho Internacional Humanitario ha dado un gigantesco paso adelante», aseguró Eugeni Barquero, de la Fundació per la Pau.

Los Estados firmantes se comprometen además a no «ayudar, promover o incitar a nadie a participar en cualquier actividad prohibida a un Estado parte en virtud de la presente Convención». Cada uno deberá entregar un informe de situación al Secretario General de la ONU que detalle, entre otras cosas, el número de bombas de racimo que posee y sus características técnicas; los programas de reconversión o desmantelamiento de sus instalaciones y fábricas, y los progresos realizados en la destrucción. Este informe se deberá actualizar anualmente.

Los países firmantes estarán obligados a proporcionar asistencia médica, rehabilitación y apoyo psicológico a los afectados

Otro apartado importante es el de asistencia a las víctimas. En él se indica que los países firmantes estarán obligados a proporcionar asistencia médica, rehabilitación y apoyo psicológico a los afectados, y a tener en cuenta las consideraciones de sexo y edad.

El Reino Unido ha sido el primer país en anunciar de forma expresa su apoyo al acuerdo. El primer ministro británico, Gordon Brown, aseguró que su país eliminará su arsenal de bombas de racimo. «Hemos decido poner fuera de servicio todas nuestras bombas de racimo. Creo que es un gran paso para hacer del mundo un lugar más seguro», señaló Brown desde su residencia oficial de Downing Street.

Norma internacional

En la conferencia de Dublín, sin embargo, no están presentes los grandes fabricantes y comerciantes de este tipo de armamento, como Estados Unidos, China, Rusia, Israel, India o Pakistán.

No obstante, el hecho de que al acuerdo se hayan sumado países productores como el Reino Unido, Alemania o Francia, «garantiza el apoyo político suficiente para que el tratado sea una norma internacional importante, y se ha logrado sin edulcorar su contenido. El tratado contra las minas antipersonales logró inicialmente sólo el apoyo de 46 países, y hoy son más de 160. Por eso creemos que este avance será decisivo», afirmó Mabel González, de Greenpeace.

Maria Josep Parés, del Moviment per la Pau, destacó la contundencia del texto, que «permite asegurar que a partir de ahora estas armas quedan sometidas a una condena moral que hará mucho más difícil su uso».

Por su parte, Jordi Calvo, de Justicia i Pau, mostró su satisfacción por que el Gobierno español se haya sumado al acuerdo, y le instó a poner en marcha cuanto antes las medidas necesarias para que sea efectivo.

Proceso de Oslo

El encuentro de Dublín, que termina mañana, debe culminar el llamado Proceso de Oslo, un compromiso inicial para acordar la prohibición de las bombas de racimo que quedó plasmado en la Declaración de Wellington, firmada el año pasado en Nueva Zelanda.

Se calcula que en la actualidad más de 30 países, entre ellos España, fabrican este tipo de armamento

En el llamado Proyecto de Convención sobre Municiones en Racimo se indica que el tratado para prohibir estas bombas «entrará en vigor el primer día del sexto mes a partir de la fecha de depósito del vigésimo instrumento de ratificación, de aceptación, de aprobación o de adhesión». Es decir, seis meses después de que hayan dado su apoyo una veintena de países.

Se calcula que en la actualidad más de 30 países, entre ellos España, fabrican este tipo de armamento. En nuestro país se fabrican concretamente dos bombas (la BME-330 de Expal, y la MAT-120 de Instalaza), según Greenpeace.

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