Celebraciones solidarias

Bodas, bautizos, comuniones y cumpleaños pueden servir para colaborar con proyectos de cooperación en países en desarrollo
Por Azucena García 16 de julio de 2008
Img casados

Un cerdito como regalo de cumpleaños o un artículo de comercio justo como detalle para los invitados a una boda son dos maneras originales, y solidarias, de celebrar estos eventos. Hoy en día, se estila el despilfarro, pero hay alternativas. La lista de boda puede incluir un pozo de agua para un país en desarrollo y los pequeños, en su cumpleaños, pueden recibir como obsequio la satisfacción de ayudar a otros niños que tienen mucho menos que ellos.

Bodas

Celebrar una comunión puede llegar a costar unos 5.300 euros. Celebrar una boda oscila entre 10.000 y 43.000. Cifras astronómicas con las que se podría ayudar a cientos de personas e, incluso, salvar vidas. Las cuentas son sencillas: el precio medio de un menú en cualquiera de estos festejos ronda los 100 euros, mientras que, con tan sólo 20 (la quinta parte), la ONG Acción contra el hambre afronta el gasto de un tratamiento completo de 30 días para atender a un niño desnutrido. Otro cálculo: una familia de tres miembros que acude como invitada a una boda puede llegar a gastar en el regalo alrededor de 300 euros. Por algo menos, 245 euros, Unicef dona el material escolar necesario para atender a 80 estudiantes en situaciones de emergencia. Las cuentas salen. Si por cada festejo se donara una parte del regalo a la ejecución de proyectos en países más desfavorecidos, se multiplicaría la ayuda y los beneficios serían más que económicos.

Con esta filosofía trabajan algunas entidades, todavía pocas, que se encargan de organizar celebraciones solidarias o canalizar el dinero recaudado en estos eventos hacia proyectos en países en desarrollo. La Fundació Ajudant Ajudar es una de ellas. “Somos gestores de ayudas. No promovemos ningún proyecto, sino que buscamos recursos para llevar adelante las acciones que nos proponen en África, América Latina o India”, explica la responsable de recursos y comunicación, Esther Romero. Desde hace ocho años, esta organización pone su experiencia al servicio de quienes tienen una inquietud solidaria, “pero no saben qué pueden hacer”. Así surgieron las celebraciones solidarias, un intento por compensar con los grandes gastos de estos festejos los escasos recursos de algunos países. No se trata de donar lo que sobra, sino de renunciar a parte de los regalos o a todos para que, quienes menos tienen, mejoren sus condiciones de vida. “Brindamos la posibilidad de que los novios tengan otro tipo de celebración”, resalta Romero.

Se intenta compensar con los grandes gastos de estos festejos los escasos recursos de algunos países

Una boda solidaria es, para la Fundació Ajudant Ajudar, una boda diferente. Más modesta. Se plantea a los novios la posibilidad de reducir el menú, eliminar uno de los platos para destinar ese gasto a un proyecto. Otra opción es renunciar a la luna de miel o a los regalos “porque son personas que han viajado bastante o que tienen de todo”. Se trata, en definitiva, de evitar un gasto excesivo: “Los novios aprenden a renunciar a algo y, a su vez, enseñan a los invitados que se puede hacer una fiesta y estar igualmente casados con menos comida y sin viaje”. Se abre los ojos a otras realidades, que existen aunque se les dé la espalda. Cada pareja elige un proyecto y plantea una fiesta más austera, pero comprometida.

Cumpleaños, comuniones y bautizos

Cumpleaños, comuniones y bautizos

¿Cómo se convence a un niño para que renuncie a los regalos de su fiesta de cumpleaños? Esta misma pregunta se formularon algunos padres, hace ya varios años, cuando comenzaron a organizar el séptimo aniversario de sus hijos. Y encontraron la respuesta. “Después de explicar a los pequeños que hacía siete años que celebraban fiestas, recibían regalos, podían ir a la escuela y, en resumen, que tenían de todo, les plantearon la posibilidad de hacer una fiesta para ayudar a otros niños que no tenían nada”, recuerda Esther Romero.

Las fiestas infantiles sirven para ayudar a otros niños que no tienen nada

Las tres familias se juntaron, se organizaron y recaudaron el dinero suficiente para poner en pie una ludoteca en Colombia. “Este año hemos decidido celebrar el aniversario de nuestros hijos trabajando con ellos el concepto de la solidaridad. Por ello, pedimos que no traigáis ningún regalo, ya que tendremos la oportunidad de contribuir en un proyecto de cooperación infantil en países en vías de desarrollo”, rezaba la invitación.

Cada invitado hizo su aportación económica para adquirir bolígrafos, muñecos, los libros que llenarían las estanterías y la imaginación de los pequeños… “Y así se pudo financiar la ludoteca”, apunta Romero. Al contrario de lo que pueda parecer, en aquella fiesta sí hubo regalos. Cuando uno de los invitados quiso conocer a los niños a los que ayudarían, se pusieron en contacto telefónico con una de las familias beneficiarias y comenzaron una relación de amistad epistolar. Los niños que acudían a la ludoteca en Colombia enviaron a cada niño que participó en la fiesta una postal de agradecimiento. “Para un niño de siete años, que desea regalos y más regalos -resalta Romero-, el regalo más grande aquel día fue hacer amigos en Colombia”.

Ayuda en cadena

Cualquier persona, de cualquier edad y condición, puede imitar a estos niños. Las ONG siempre tienen los brazos abiertos para recibir este tipo de ayuda. En el caso de Médicos sin Fronteras, la entidad reconoce que “se está haciendo habitual en bodas, comuniones y bautizos” que los regalos de los invitados se cambien por tarjetas cuya recaudación se dona a proyectos de cooperación. Incluso estos actos inician, en ocasiones, una cadena de solidaridad. Al conocer el proyecto con el que se colabora, no es raro que algunos invitados, familiares o amigos decidan colaborar también por su cuenta. “Hay personas que hasta han aprovechado el verano para participar en programas de voluntariado en ese proyecto”, asegura Esther Romero.

Al conocer el proyecto con el que se coopera, algunos invitados decidan colaborar por su cuenta

Las fiestas solidarias son una acción efectiva de sensibilización, una oportunidad para tomar contacto con realidades diferentes. Intentan transmitir un mensaje de austeridad bien entendida y generosidad que se multiplica. En este sentido, la Fundació Ajudant Ajudar pone como condición para recibir una donación que el 10% de esa ayuda se destine a otra organización “que conoce la entidad beneficiaria y que está tanto o más necesitada que ésta”. De esta manera, se consigue un resultado doble. Por un lado, se multiplica la ayuda y, por otro, la organización receptora se sitúa al mismo nivel que la donante porque ella misma tiene capacidad para dar. Para la entidad que recibe, poder dar a otros es una satisfacción.

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