La Naturaleza necesita a los pueblos indígenas: así la cuidan

Las habilidades de estas poblaciones favorecen el cuidado del medio ambiente y contribuyen a su conservación
Por Azucena García 10 de julio de 2015
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Los pueblos indígenas son los protectores de la Naturaleza. La necesitan para vivir y, en consecuencia, la cuidan como parte de ellos. Conocen sus plantas, su fauna, sus alimentos… todo, excepto el modo de hacerle daño. Pese a ello, muchos pueblos indígenas están perseguidos y son expulsados de sus tierras, las mismas que han habitado durante años. En este artículo se recogen varios de sus modos de actuar. Así viven en la tierra, así la cuidan, así se convierten en sus guardianes.

En el mundo hay decenas de poblaciones indígenas. La denominada modernidad no es común en todos los rincones del planeta y, gracias a ello, todavía hoy se disfruta de zonas gestionadas por poblaciones indígenas, que respetan el entorno y hacen todo lo posible por conservarlo. Los pueblos tribales tienen la habilidad de tomar de la Naturaleza, sin dañarla, lo que necesitan para vivir. A pesar de esto, su imagen se presenta como un retraso en un mundo que avanza de la mano de la tecnología.

Los pueblos tribales tienen la habilidad de tomar de la Naturaleza, sin dañarla, aquello que necesitan para vivir

En su empeño por defender a estas poblaciones, Survival insiste en sus particularidades y en los beneficios que reportan al entorno. Lo cuidan de manera espontánea, natural, en el más amplio sentido de la palabra. De ahí que en estos lugares, considerados «atrasados», se destaquen sus avances.

El director de Survival International, Stephen Corry, subraya cómo «los pueblos indígenas y tribales cuidan de sus entornos mejor que nadie», ya que «han dependido de ellos y los han gestionado durante miles de años». Por ello apuesta por su protección. Las poblaciones indígenas son imprescindibles para la Naturaleza.

  • Ayudan a mantener las abejas. Las abejas son imprescindibles. No solo son productoras de miel, sino que la polinización de estos insectos contribuye al mantenimiento de muchas de las plantas y alimentos que consumimos. Los indígenas awás del nordeste de la Amazonia brasileña distinguen unas 31 especies de abejas productoras de miel. «Cada tipo de abeja está asociada con otro animal de la selva, como la tortuga o el tapir», detalla Survival. Su acción, por lo tanto, no solo es esencial para las abejas, sino también para otros animales. Pese a todo, en los años ochenta, «el Proyecto Gran Carajás abrió la selva de los awás a madereros y ganaderos ilegales. Desde entonces, más del 30% de su tierra ha sido destruida», alerta la organización.
  • Protegen el crecimiento de ciertos alimentos. Los «pigmeos» bakas de África central comen más de 10 tipos de batata salvaje. Sin embargo, no agotan sus existencias, sino al contrario, ya que dejan la raíz intacta en el suelo. De este modo, consiguen que su crecimiento se extienda. Pero los pigmeos no son los únicos que se nutren de la batata. Los elefantes y los jabalíes salvajes también se se alimentan de este producto, lo que contribuye a mantener la especie.
  • Cazan de manera sostenible. Además de comer batata, los pigmeos bakas son cazadores, pero jamás cazan crías de animales, más cuando están acompañadas de las hembras madre. En cuanto a los bosquimanos del desierto del Kalahari, en África, siguen una alimentación basada en unas 150 especies de plantas y también son cazadores, una práctica que realizan de manera sostenible y sin emplear armas. A pesar de esto, se ha prohibido la caza de animales y los bosquimanos se enfrentan a un serio problema de hambre después de que el Gobierno de Botsuana prohibiera la caza en todo el país, excepto en las haciendas privadas. «A los bosquimanos se les acusa de ‘caza furtiva’ porque cazan para alimentarse. Se enfrentan a arrestos, palizas y torturas mientras se fomenta la caza mayor entre los que pagan por ella», denuncia Survival.
  • Protegen los bosques y su biodiversidad. Los baigas de India son fundamentales para evitar la desaparición de los tigres: no cazan este animal. Sus reglas para conservarlo son válidas para ellos y para los visitantes. Con ellas han conseguido a la vez aumentar la disponibilidad de agua y de hierbas que utilizan como medicinas. No obstante, los baigas han sido expulsados de sus tierras y, para ello, se ha argumentado que así se asegura la salvación de los tigres. Survival ha denunciado que el resultado podría ser justo el contrario, ya que son los baigas quienes «lejos de matar tigres a menudo los veneran».
  • Evitan la deforestación. Las poblaciones indígenas aman la tierra y la custodian al punto de ser considerados «una barrera vital contra la deforestación». El modo en que gestionan las tierras que habitan se transmite entre generaciones para favorecer su protección. La amenaza de la expulsión, sin embargo, siempre está al acecho; a menudo, incluso, para construir hoteles o talar los árboles, prácticas que contravienen la aplaudida deforestación. «Un 20% de toda la Amazonia brasileña está controlado y adecuadamente cuidado por pueblos indígenas», recuerda Survival. «Las imágenes satelitales son impresionantes: en muchos casos la deforestación se detiene exactamente donde comienzan las áreas indígenas», insiste.
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