Bluetooth, adiós a los cables en las distancias cortas

Sustituye a la mayoría de los engorrosos cables de un ordenador o aparato electrónico
Por Alberto Silva 15 de abril de 2004

Cables para conectar el ordenador con la impresora, con el ratón, el teclado, los altavoces, el PDA… cables y más cables, y todos de un tamaño, forma y características distintas. ¿Quién no se ha encontrado con esta situación, en la que los cables inundan el espacio libre? Bluetooth, una tecnología de conexión por radio de corto alcance, soluciona esta molestia y ofrece un amplio abanico de posibilidades en otros campos como el de la domótica, el ocio o los medios de pago, a pesar de sus actuales problemas de seguridad. La sencillez de su uso se debe a que los dispositivos Bluetooth se conectan automáticamente entre sí, sin necesidad de intervención humana, al acercarlos físicamente.

Unir e interactuar

Hablar de Bluetooth es hacerlo de unificación. Traducido al castellano, Bluetooth significa “Diente Azul”, el apodo de un rey vikingo que, en el siglo X, logró unir políticamente bajo su reinado a Dinamarca y Noruega, ambas separadas por el mar. Al igual que este rey, Bluetooth une y conecta distintos dispositivos entre sí de forma inalámbrica, solventando uno de los problemas que la vida digital provoca: la masiva proliferación de cables.

El problema del exceso de cables no es nuevo. Disponer de un ordenador normal, con ratón, teclado, altavoces y una impresora supone que más de cinco cables llenen el espacio útil sobre la mesa o debajo de ella. La incomodidad que provoca una situación así, y más ante la falta de espacio, se hace casi impracticable si a ello le sumamos un escáner, un módem o router ADSL o el cable sincronizador de la PDA (ordenador de mano).

Además, la gran mayoría de cables sólo tienen un uso, y no funcionan para unirse a otro periférico. Se hace necesario encontrar una solución a esta selva de cables. Aquí es donde Bluetooth entra en juego. Consiste en un estándar de comunicaciones a través de ondas de radio de muy corto alcance, que permite a cualquier dispositivo electrónico comunicarse con otros tal y como lo harían si estuviesen unidos por un cable físico. Es un estándar abierto, documentado y dirigido por el “Bluetooth Special Interest Group” (SIG), una asociación de empresas de informática, automoción, telecomunicaciones, etc. Para poder usar Bluetooth sólo hace falta disponer de un chip o pequeña tarjeta instalada en cada dispositivo.

Si utilizan el estándar Bluetooth, el teclado, el ratón, la impresora, o los altavoces, por ejemplo, se comunican con el ordenador sin necesidad de la conexión física de un cable, liberando espacio y evitando incomodidades. Esta comunicación se realiza llenando una parte del espectro radioeléctrico libre, (las frecuencias de 2.45 gigahercios). Aunque tiene un corto alcance; no suele superar los diez metros, es una distancia más que suficiente para interconectar dispositivos domésticos entre sí.

Además de evitar el uso de cables, Bluetooth aporta sencillez de uso: sólo hay que acercar físicamente los dispositivos equipados con esta tecnología para que todo funcione correctamente, sin necesidad de intervención humana. Por ejemplo, acercando el PDA al ordenador, ambos se conectan automáticamente, pudiendo sincronizar la agenda o descargar el correo. Y si se acerca el PDA a un coche equipado con un ordenador Bluetooth, también se conectan automáticamente: a través del PDA es posible abrir las puertas del coche, encender las luces, conocer el estado del depósito de gasolina, etc.

Para disponer de Bluetooth es necesario que el dispositivo o periférico lo lleve incorporado por defecto (normalmente suele ser una pequeña tarjeta o chip ya integrado en el dispositivo). En la gran mayoría de los casos, si Bluetooth no viene por defecto, ya no será posible añadírselo. Así, por ejemplo, a la hora de adquirir un teclado hay que asegurarse de que entre sus características figure Bluetooth. Si no cuenta con esta tecnología, ya no será posible añadirla. Sin embargo, a un ordenador personal sí que se le puede añadir Bluetooth a posteriori, comprando para ello una pequeña tarjeta (normalmente con conexión USB y cuyo precio ronda los 30 euros) y conectádola al PC.

En la actualidad se calcula que existen cerca de 200 millones de dispositivos Bluetooth en el mundo, con un alto ritmo de crecimiento. Según Gartner, una firma de investigación de mercados, para finales de 2004 serán más de 350 millones.

No sólo sirve para ordenadores

Pero Bluetooth no sólo está pensado para conectar periféricos a los ordenadores. Sus posibilidades son amplias en todos aquellos campos en los que las distancias sean cortas y la información a transmitir no sea excesiva:

Teléfonos móviles: los móviles equipados con Bluetooth (cada vez son más los modelos que lo incluyen) permiten conectarse directamente a otros terminales compatibles. El coste de la comunicación es cero, ya que no se utiliza la red de ninguna operadora, y las ventajas son muchas: compartir la agenda de contactos, intercambiar melodías, iconos, fotografías, etc.

Ocio: algo tan común como escuchar música por la calle, mediante el clásico walkman, se convierte en una experiencia distinta gracias a Bluetooth. Los auriculares inalámbricos que ya existen en el mercado aumentan la libertad de movimientos y evitan los incómodos cables. Incluso juguetes como los típicos coches teledirigidos por control remoto han empezado a usar Bluetooth como sistema de comunicación entre los mandos de control y el coche. Lo mismo ocurre con los mandos a distancia de los televisores, que mejoran las prestaciones de los actuales permitiendo cambiar de canal sin apuntar directamente al televisor.

Domótica: los electrodomésticos de casa pueden comunicarse entre sí usando Bluetooth. En la actualidad ya existen ollas a presión que se comunican con la vitrocerámica para regular el tiempo y potencia de cocción, apagándose cuando ésta ha terminado. Otras aplicaciones, como controlar diversos aspectos de una casa (subir o bajar las persianas, encender la luz, poner en marcha la lavadora), también son posibles en la actualidad mediante una llamada de teléfono. Sin embargo, y a pesar de que la teoría diga que es posible, todavía está lejos el momento en el que el frigorífico se comunique con el horno y la vitrocerámica, para posteriormente indicarle al ordenador que se ha acabado algún alimento y que éste se encargue de comprarlo automáticamente en un supermercado online.

Sector automovilístico: la industria automovilística se caracteriza por la fuerte apuesta que ha realizado por esta tecnología. Aunque en la actualidad la mayoría de los fabricantes se ha esforzado en lanzar al mercado kits de manos libres para el móvil vía Bluetooth, las posibilidades van más allá. Sistemas de navegación, altavoces, lectores de CDs o consolas de videojuegos conectadas al automóvil mediante Bluetooth son el siguiente paso.

Medios de pago: la progresiva adopción de Bluetooth por los teléfonos móviles puede transformarlos en medios de pago como si de una tarjeta de crédito se tratasen. Para que una tarjeta funcione, hay que pasarla por un lector. Con Bluetooth no haría falta: con acercar el móvil al lector, éste tomaría los datos necesarios y cargaría el importe de la compra en la cuenta bancaria. Este sistema de pago podría implicar ciertos problemas de seguridad, ya que cualquier persona malintencionada podría colocar cerca un dispositivo lector de Bluetooth en el momento de pagar, pudiendo incluso acceder a algunos datos de la compra. Aunque esta situación no deja de ser un supuesto, el propio funcionamiento de Bluetooth mediante ondas de radio facilitaría el trabajo a los amigos de lo ajeno.

Seguridad, punto débil

La seguridad es uno de los principales problemas a los que se enfrenta Bluetooth. Su comunicación a través de sencillas ondas de radio permite que cualquiera pueda tener acceso a ellas simplemente respetando una distancia oportuna y teniendo el receptor adecuado. Aún así, tener acceso a esas ondas no significa que se pueda acceder a su contenido, ya que esta comunicación puede estar cifrada si así se configura.

Los más proclives a sufrir estos problemas de seguridad son ordenadores de mano (PDAs) y móviles con tecnología Bluetooth. Debido a su movilidad, cualquier persona puede entrar dentro del radio de acción de uno de estos móviles mediante diversas técnicas ilícitas y acceder a información privada.

Por defecto, la mayoría de los PDAs y móviles con Bluetooth no tienen activado ningún tipo de cifrado y, además, son visibles y detectables por cualquier otro dispositivo compatible. Por ello, siempre que se adquiera uno de ellos, conviene tener en cuenta lo siguiente:

  • Activar el cifrado en las comunicaciones: así se consigue que, si algún dato cae en manos ajenas, sea indescifrable.
  • Hacer “invisible” el dispositivo: de esta manera, ningún otro terminal Bluetooth será capaz de detectarlo.
  • Desactivar Bluetooth si no se va a usar: si no se va a utilizar Bluetooth en la vida diaria, la mejor forma de protección es desactivarlo. En el momento en el que se necesite hacer uso de él, se activará de nuevo.

Bluejacking

Debido a la configuración por defecto de la mayoría de estos móviles y PDAs, está surgiendo una práctica que podría denominarse sorprendente y a la vez intrusiva: bluejacking. Permite enviar mensajes no solicitados a móviles cercanos, a coste cero, y consiste en acudir con un móvil Bluetooth a un lugar público (una cafetería, restaurante, centro de compras, etc) y detectar los móviles compatibles de personas desconocidas que se encuentren en los alrededores. Una vez detectados, el “bluejacker” crea un nuevo contacto en su agenda, poniendo en el nombre el mensaje que desea enviar. La longitud del nombre del contacto puede ser de 256 caracteres, los suficientes para escribir un mensaje al estilo de los SMS de los móviles tradicionales. Una vez hecho el contacto en la agenda, el “bluejacker” lo envía a los móviles detectados en los alrededores.

Estos mensajes suelen tener un enfoque divertido y lúdico, comentando alguna característica física, el vestuario de la “víctima”, o de la tarea que está realizando. Por ejemplo, un mensaje de bluejacking podría ser “El café que estás tomando tiene muy buena pinta” o “Me gustan los zapatos que llevas“.

Una vez llega al teléfono receptor, el mensaje aparecerá en la pantalla, de la siguiente manera: “‘Me gustan los zapatos que llevas’ ha sido recibido por Bluetooth”. De esta forma, se aprovecha el nombre del contacto que se ha enviado para escribir un mensaje lo suficientemente largo y significativo como para que no se preste atención a la parte final que indica “ha sido recibido por Bluetooth”. Su equivalente, si hablamos de móviles convencionales, serían los mensajes SMS no solicitados. En el caso de los ordenadores, equivaldría al correo basura o spam. El envío es totalmente anónimo y gratuito, puesto que no se usa ninguna red de telefonía, y por lo tanto es imposible identificar el número de teléfono del “bluejacker“.

Esta práctica no entraña, en principio, ningún problema de seguridad, y no deja de ser un exponente de las nuevas formas de comunicación potenciado en la era digital, ya que el usuario puede hacer invisible su terminal para evitar así la recepción de estos mensajes en cualquier momento. Sin embargo, el ‘bluejacking‘ puede realizarse de modo que sí entrañe peligros en la seguridad, usando técnicas más avanzadas de ingeniería social.

De la misma forma que se envía un contacto de la agenda, también puede sincronizarse un móvil con otro (la sincronización da acceso a la totalidad de los contenidos del móvil). El atacante cambia el nombre de su móvil, escribiendo un mensaje que invite a aceptar la sincronización: “‘Ha ganado un viaje a Florida. Acepte este mensaje y reenviénoslo para reclamar su premio’ solicita su permiso para sincronizarse con usted”. Al igual que con el bluejacking tradicional, se intenta que la parte final del mensaje se obvie y se acepte la sincronización, dando así acceso libre a todos los datos del móvil de la persona que ha sido víctima del engaño.

Bluesnarf

Consiste en aprovechar un error del sistema de comunicación de Bluetooth para acceder a los contenidos del móvil sin dejar absolutamente ninguna pista ni notificación. Al contrario que el bluejacking, que necesita de la interacción de la víctima, el bluesnarf sólo necesita de unos programas informáticos para acceder al móvil. Este error de seguridad sólo se produce en ciertos modelos de móviles, aunque también se sospecha que puede ocurrir incluso en ordenadores compatibles con Bluetooth. En la actualidad, los fabricantes de estos productos están arreglando este agujero de seguridad, por lo que es recomendable asegurarse de que, si va a adquirir un producto compatible con Bluetooth, esta vulnerabilidad esté resuelta

Cuándo escoger Bluetooth y cuándo Wi-Fi

Además de Bluetooth, existen otras tecnologías de comunicación inalámbrica, como Wi-Fi o los rayos infrarrojos. Este diversidad provoca que muchas veces no sea fácil decidir cuál de ellas es la más adecuada para cada situación, o si son tecnologías competidoras o, por el contrario, complementarias.

Los rayos infrarrojos tienen muchas limitaciones con respecto al resto de tecnologías sin cables. Necesitan de una línea de visión directa, sin ningún tipo de obstáculo visual, por lo que su utilidad prácticamente se reduce a los mandos a distancia de los televisores.

Por lo tanto, Bluetooth y Wi-Fi son las dos tecnologías que plantean más dudas y preguntas. En el caso de tener que adquirir algún dispositivo, como un PDA, puede ser difícil decidir si ha de ser compatible con Bluetooth o con Wi-Fi. ¿Hasta qué punto es útil Bluetooth cuando ya existe Wi-Fi? ¿Si ya se dispone de un PDA con conectividad Wi-Fi al ordenador, para qué hace falta Bluetooth? ¿No sobra una de las dos tecnologías? La respuesta es no: son complementarias.

Wi-Fi es una tecnología pensada para crear redes de ordenadores. Dispone de un mayor alcance (unos 300 metros en una instalación estándar) y de una mayor capacidad de transferencia, que ronda los cinco megas por segundo (un disquete contiene casi un mega y medio de capacidad). Su gestión es más avanzada y complicada que la de Bluetooth porque necesita de todos los parámetros necesarios para poder configurar una red.

Por el contrario, Bluetooth es una tecnología pensada para sustituir los cables en una longitud corta. Su alcance no supera los diez metros, y la cantidad de información que puede transmitir es muchísimo más pequeña que Wi-Fi: no llega a los diez kilobytes por segundo. Al estar enfocado a sustituir los actuales cables, no necesita de ningún tipo de configuración ni interacción por parte del usuario. Además, los distintos dispositivos Bluetooth pueden interactuar entre ellos sin necesidad de un ordenador que controle el proceso. Así, por ejemplo, es posible imprimir una fotografía desde un PDA enviándola directamente a la impresora.

Por lo tanto, cada tecnología sirve a unas necesidades distintas. Wi-Fi sirve para crear redes entre ordenadores, mientras que Bluetooth está pensado para interconectar automáticamente todo tipo de pequeños dispositivos, cercanos entre si y que necesiten intercambiar pocos datos.

Así, en el caso de la adquisición de un PDA, todo depende del uso que se le quiera dar. Si lo único que se desea es poder sincronizarlo con el ordenador para así gestionar los contactos, agenda del día, etc, la elección sería Bluetooth. Sin embargo, si además de sincronizarlo con el ordenador se desea acceder a Internet mediante el PDA, desde cualquier punto de casa o de la oficina, la elección será Wi-Fi; nos dará una mayor cobertura y velocidad.

Aún así, conviene tener en cuenta que hay ciertos casos en los que ni Wi-Fi ni Bluetooth son una solución válida. Por ejemplo, ante la necesidad de mostrar las imágenes generadas por el ordenador en el monitor, o de mover las fotografías de una cámara digital al disco duro del ordenador, sigue siendo imprescindible usar cables físicos que den la velocidad de transferencia necesaria.

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