Consideraciones al elegir un portátil

Antes de adquirir un portátil, se deben valorar algunos factores como resistencia, autonomía, conectividad, potencia del procesador o dimensiones
Por Jordi Sabaté 3 de febrero de 2005
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Imagen: Jordi Sabaté

Podría decirse que cada ordenador portátil tiene un futuro dueño, aunque sea de un modo metafórico. En el terreno práctico, esto se traduce en que hay una gran oferta de modelos, con enorme variedad de características y funciones, que permiten personalizar al máximo la compra de uno de estos dispositivos. Los hay desde grandes y pesados, casi como algunos ordenadores de sobremesa ligeros, hasta otros livianos como tabletas. Cuando queramos adquirir uno, debemos pensar antes muy bien a qué objetivos lo destinaremos y qué conformación necesitamos. Si no lo hacemos, podemos arrepentirnos cuando sea demasiado tarde.

La inmensa variedad de portátiles responde a que la demanda por parte de los usuarios es muy diversa: desde la ejecución de videojuegos hasta la máxima portabilidad. Este rango tan amplio implica gran cantidad de factores, de modo que un ordenador para jugar deberá tener un procesador potente y una pantalla con buena definición, lo que supone más peso y dimensiones grandes.

La inmensa variedad de portátiles responde a que la demanda por parte de los usuarios es muy diversa, desde la ejecución de videojuegos a la máxima portabilidad

En cambio, un ordenador para llevar siempre encima precisa de poco peso, escaso tamaño, una buena batería y, si es posible, conectividad wifi y a la red de datos móvil. Ambos casos son solo una muestra de los elementos que varían según nuestra elección, ya que podemos añadir el visionado de vídeos, guardar muchas canciones e imágenes, utilizarlo para videollamadas, etc.

Lo mejor es pensar, antes de entrar en la tienda, para qué se quiere este nuevo ordenador. Una vez que se tiene claro, podemos trasladar al vendedor nuestras necesidades para conocer qué ordenador responde a ellas. No obstante, conviene saber qué parámetros condicionarán su respuesta para poder jugar con ellos y optimizar al máximo la compra.

  • Peso y dimensiones. En cualquier dispositivo portátil, el peso y la medida son factores destacados. Hay equipos ultraligeros inferiores a un kilogramo de peso y máquinas que superan los tres kilos, para quienes les importe menos este factor. En este caso, el usuario que quiera un portátil para emplear videojuegos y tenerlo siempre sobre la misma mesa, debe aceptar más peso porque significará también mejores prestaciones de pantalla, disco y procesador.

  • Resistencia a golpes. La robustez o fragilidad del equipo es importante en función del uso que se dé al portátil. Si el equipo se quiere mover con frecuencia, lo normal es que tenga peso y dimensiones reducidas, pero también un elemento de resistencia: es mejor huir de los plásticos y optar por los que tienen cobertura metálica, en especial aluminio, que absorbe mejor los impactos. Claro que siempre hay disponibles en el mercado maletines especiales para protegerlos con mayores garantías.

  • Autonomía. Las horas que el portátil puede operar sin estar conectado a la red eléctrica es un elemento muy importante en máquinas que se empleen con frecuencia sin conectarse a una fuente de alimentación. Está muy relacionada con el procesador y la definición de pantalla, ya que a menudo son los elementos que más energía consumen. Los actuales procesadores, que tienen el mayor número de núcleos, son muy potentes, pero a la vez gestionan mucho mejor el consumo que los antiguos de un solo núcleo. Se debe preguntar por las duraciones a pleno rendimiento, con la conexión wifi activa y con la visión de un vídeo, y tener en cuenta este dato. De todos modos, para mejorar las condiciones de nuestra elección, debemos fijarnos en una serie de consejos para alargar la duración de la batería.

  • Equipamiento. Al igual que en los ordenadores de sobremesa, hay que valorar la capacidad del disco duro -aunque este dato importa cada vez menos- y el procesador, pero también si cuenta con lector de CD y DVD -porque a menudo podemos querer ver películas en el ordenador-, así como webcam para realizar videollamadas, el tipo de cargador o si tiene ranura para tarjetas SD, etc. Conviene que contenga los elementos que satisfagan todas nuestras futuras necesidades. Los ordenadores ultraligeros carecen de lector de discos ópticos -para ganar espacio- y puerto Ethernet, lo que puede ser un problema.

  • Relación entre tamaño de pantalla y teclado. Hay una correlación entre ambos factores: a más pulgadas de pantalla, mejor campo de visión y un teclado más expandido. Esto implica más comodidad para teclear, pero también mayores dimensiones y un aumento de peso notable.

  • Procesador. Es uno de los aspectos más importantes para decidirse, ya que condicionará el funcionamiento de nuestro portátil, tanto hoy como el día de mañana, cuando haya futuras actualizaciones del sistema operativo o los programas que usemos sean de mayor exigencia. Por un lado, un procesador potente fija una buena experiencia de usuario hoy, pero también nos asegura que el ordenador no sufrirá obsolescencia funcional demasiado pronto. Hay gran variedad de procesadores, pero ahora se imponen los de cuatro núcleos, la gama de Intel i5, donde uno de los núcleos gestiona a los demás, de modo que se ahorra energía sin perder potencia y se gana mayor autonomía. En el futuro se impondrá la gama i7, con seis núcleos, sobre todo en los ordenadores ligeros. El inconveniente, por supuesto, es que los procesadores mejores disparan el precio del aparato.

  • Memoria RAM. En general, va a la par del procesador, pero no está de más vigilar que haya una cierta correspondencia. Un procesador i5 requiere una memoria RAM mínima de un gigabyte. La RAM es como una sala de espera: regula la entrada de datos en el chip y, por tanto, cuanto mayor sea su capacidad, más fluido trabajará el procesador. Una RAM pequeña con un chip potente sería como un gran cine con una taquilla minúscula: se formarían grandes colas.

  • Conectividad. Por descontado, nuestra elección debe contar con conectividad wifi pero, a ser posible, también Ethernet y Bluetooth, así como USB. En este apartado, cuantos más puertos USB tenga, mejor, ya que sirven para conectar muchos periféricos. También esta bien que tenga una salida multimedia por si queremos usar el portátil conectado a un televisor para ver películas o escuchar música.

  • Pantalla. Al igual que ocurre al comprar una computadora de sobremesa con la cual se trabajará durante muchas horas, se debe adquirir un buen monitor que no canse la vista y sea lo bastante grande para el trabajo que realizaremos -un diseñador gráfico o alguien que trabaje con planos necesitará un monitor de dimensiones respetables-. La pantalla del portátil es un elemento fundamental si la miraremos durante una parte importante del día. Una buena resolución y un buen tamaño nos harán la experiencia mucho más agradable. Si es posible, una pantalla de 17 pulgadas es lo más aconsejable en este supuesto, pero es difícil encontrarlas para un ordenador ligero: deberemos elegir entre peso y tamaño de pantalla. Por otro lado, las pantallas LCD retroiluminadas tienen una gran definición, pero no son cómodas para exteriores porque se forman demasiados reflejos.

  • Precio. No por colocarlo en último lugar es, ni mucho menos, el factor menos importante. En cuanto comparemos un poco varias máquinas, comprenderemos pronto en cuáles se reúne la mejor relación calidad-precio. Las marcas de reconocido prestigio siempre serán más caras, aunque esta regla se rompe cada vez más. A cambio, proponen mayores garantías y una mejor asistencia técnica. Por otro lado, la gran personalización de los actuales portátiles permite encontrar ofertas buenas a precios muy accesibles. Eso sí, cuantos más elementos tengan, mayor será el precio.

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