Webcams hasta en la sopa (2006)

La invención de las cámaras digitales ha puesto un ojo electrónico en cada rincón y en todo tipo de aparatos, y muchas de esas imágenes van a parar a la Web
Por Darío Pescador Albiach 8 de noviembre de 2006

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Aunque también se habla de la propia cámara para PC como webcam, el término se refiere en origen a cualquier cámara que hace públicas sus imágenes a través de una página web. La primera webcam de la que se tiene noticia estaba apuntando a la cafetera en la Trojan Room de la universidad de Cambridge en 1991. La imagen se podía ver en todos los ordenadores de la Red, y así, cuando no había café, los investigadores se podían ahorrar el viaje.

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A partir de la popularización de las cámaras para PC, empezaron a surgir páginas que ofrecían imágenes en directo de todo el mundo, desde Times Square hasta la playa de la Concha. Pero no fueron las únicas imágenes que llegaban a la Red.

La videoconferencia se hizo popular: era una de esas promesas del futuro que nunca llegaban, o que resultaban muy caras. Sin embargo, en cuestión de unos pocos años, se puso al alcance de todo el mundo. El precio de las cámaras para PC bajó de la cifra mágica de 100 dólares. Combinadas con el aumento del ancho de banda de las conexiones de Internet, y el éxito de la mensajería instantánea, cualquiera podía verse y hablarse a distancia.

La webcam indiscreta

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Sin embargo, los resultados fueron mucho más allá de las reuniones virtuales entre ejecutivos de Tokio y Nueva York. El cibersexo ya era conocido en los canales de chat, donde los usuarios buscaban excitación intercambiando mensajes instantáneos. Al añadir una cámara, las posibilidades se multiplicaban, y tanto los encuentros entre extraños como las relaciones a distancia tenían ahora imagen y sonido.

Con las videconferencias eróticas llegaron también las filtraciones. Un novio o novia despechada puede publicar las imágenes eróticas de su pareja como venganza, y hay incluso sitios web dedicados a recopilarlas.

El cibersexo: negocio de mirones

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Mientras unos se desnudan frente a sus cámaras, de dos en dos, y por diversión, otros lo convierten en un negocio. Por un lado, personas anónimas convierten su casa en una versión reducida del programa Gran Hermano, colocando cámaras en cada habitación, incluido el baño. Es el caso de Jennicam, una de las más visitadas, aunque ya desaparecida.

Por otro lado, multitud de páginas de cibersexo cobran por ver imágenes en directo de chicas, chicos, parejas y otras multitudes ocupados en distintas actividades sexuales. Sólo hay que conectarse, y claro está, dar el número de tarjeta de crédito.

¡Cuidado con los programas espía!

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Voluntariamente, los navegantes pueden usar su cámara para ventilar su intimidad, gratis o cobrando. Sin embargo, determinados programas maliciosos pueden tomar el control de una cámara conectada al PC, activarla sin que el desafortunado usuario se dé cuenta y enviar las imágenes por Internet a otro ordenador. Tanto es así que la cámara iSight de Apple tiene una tapa para impedir que esto ocurra, mientras que otras tienen pilotos que se encienden para indicar que la cámara funciona.

Grabando la vida

En la novela de ciencia ficción ‘Snow Crash’, ciertos personajes se ganan la vida como cámaras vivientes. Se les llama gárgolas, y tienen implantadas cámaras que registran todo lo que ven, en todo momento. Si graban algo interesante, lo venden al mejor postor. Una versión extrema del ‘paparazzo’.

Grabando la vida

Ya hay algo parecido. Se llaman ‘wearable cameras’, o cámaras que se llevan puestas. La compañía HP ha desarrollado una cámara montada en unas gafas capaz de almacenar tres horas de fotografías, tomando 7,5 fotos por segundo. Todavía no se vende, pero cualquier día puede salir al mercado.

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Microsoft tiene un proyecto parecido, denominado SenseCam, que captura hasta 2.000 fotos al día. En lugar de filmar constantemente, toma imágenes cuando detecta un cambio en el entorno o en los movimientos de la persona que la lleva. Según sus responsables, puede ser útil para descubrir dónde se dejaron olvidadas las llaves o cuál era el precio de ese traje en el escaparate camino del trabajo. Es una caja negra personal.

Grabando la vida

Pero no hace falta esperar a las grandes empresas. DejaView, por unos 299 dólares, vende una cámara suficientemente pequeña para ponerla en la patilla de las gafas, y con un dispositivo grabador que permite almacenar hasta un Gigabyte de vídeo o fotografías. Aunque no tiene grabador, la cámara de20cameraspara poner en el casco es otra opción a la hora de inmortalizar aventuras

Aunque no la lleven puesta, ya hay personas que utilizan su cámara digital para llevar un diario visual de sus vidas, y publicar las fotos en Internet. Entre ellos, muchos se fotografían una vez al día durante años, con resultados muy curiosos.

En los próximos años, esta inundación audiovisual sólo puede aumentar. Con las cámaras cada día más pequeñas y más baratas, más vale sonreír en todo momento, por si acaso.

Un mundo de cámaras

Un mundo de cámaras

No se trata de las cámaras fotográficas digitales, que ya han sustituido a las de película química incluso entre los profesionales, sino de la legión de cámaras, con poca resolución e imágenes pequeñas, que están por todas partes, desde el teléfono hasta la cabina del ascensor, desde los probadores de los grandes almacenes hasta las intersecciones de las autopistas.

Tanto es así que en YouTube, el sitio web de vídeos más famoso, una buena parte de los vídeos subidos por los usuarios fueron tomados con un teléfono móvil. Cerrando el círculo, YouTube tiene previsto el lanzamiento de un servicio para ver sus vídeos a través del móvil.

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Es un mundo de cámaras en el que todos son reporteros, y donde las imágenes interesantes acaban publicadas en Internet. Fueron las cámaras de los teléfonos móviles de los pasajeros las que proporcionaron las imágenes de los atentados de Londres, y las que han grabado desde crímenes hasta abusos de la policía en las calles. También son las mismas cámaras que graban las acrobacias de los patinadores o el ambiente de los conciertos.

Por su parte, las webcam, esas cámaras que se conectan al PC, han sacado a la luz las aventuras sexuales de más de un famoso, y también las excentricidades de personajes anónimos, como la rabieta del niño alemán loco o los bailes de los estudiantes chinos.

Cámaras en todo

  • La mitad de los teléfonos móviles que se venden en el mundo tienen cámara incorporada, según un estudio de IC Insights. Las cámaras de los teléfonos, antes de una pésima calidad, están mejorando progresivamente, y ya es normal encontrar resoluciones de 2 megapíxeles y modelos con flash.

  • Varios modelos de ordenadores portátiles de Apple, Sony o Asus incorporan en el marco de la pantalla una webcam para videoconferencias o instantáneas. Una buena idea que evita cargar con una webcam externa.

  • Los ratones de bola están pasados de moda. Los antiguos ratones mecánicos se llenaban de polvo y terminaban atascados. Los ratones modernos utilizan una cámara diminuta que toma imágenes de la mesa o la alfombrilla y así detecta en qué dirección se mueve el ratón. Eso sí, no funciona sobre espejos o superficies muy uniformes.

  • La videoconsola PlayStation 2 dispone de su propia cámara, EyeToy, que se utiliza para controlar el juego mediante la captura de movimientos del jugador, o cambios de colores.

  • Coches familiares como el Nissan Almera incorporan una cámara en la parte posterior que se activa al poner la marcha atrás, para poder así aparcar cómodamente sin tortícolis.

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