El antiguo convento de San Antón en Castrojeriz, un edificio que llevaba cerrado 100 años, se convierte en un albergue de peregrinos

El Diario de Burgos entrevista a Ovidio Campo, un amante del Camino de Santiago que se ha encargado de la restauración de las ruinas del edificio y que abre todos los días el portón convento
Por EROSKI Consumer 20 de agosto de 2002

Desde el pasado 7 de julio todos los días a las 7,30 horas, Ovidio Campo, empresario y amante del Camino de Santiago, abre el portón de las ruinas del convento de San Antón en Castrojeriz, edificio del siglo XII que ha permanecido cerrado durante 100 años, para que los peregrinos puedan descansar y los turistas tengan la posibilidad de apreciar los vestigios de lo que en su día tuvo un gran valor artístico.

Ovidio llegó a un acuerdo con el dueño del emblemático edificio que se lo ha cedido por 33 años. Después de cuatro meses de duro trabajo, y con la ayuda inestimable de varios voluntarios, ha conseguido adecentar el lugar y rehabilitar tres cobertizos de la antigua iglesia que se habían convertido en improvisados palomares para transformarlos en un auténtico refugio de peregrinos.

«La idea viene de muchos años atrás. El dueño de las ruinas hasta hace tres años ha estado trabajando aquí. Lo tenía como almacén de aperos y chatarra», afirma.

El albergue se divide en tres habitáculos cubiertos por una gran lona que hace las veces de puerta y pared.

La sala de estar es un lugar donde el peregrino puede descansar, escribir o deleitarse con una suculenta cena que el propio Ovidio prepara.

La zona habilitada para el descanso se compone de seis literas que le cedió el ejército y que el mismo ha restaurado y pintado. El baño tiene un lavabo y una ducha de agua fría. Todo es muy austero, pero adquiere un toque especial para aquel que conoce el Camino y las verdaderas vicisitudes por las que pasa el auténtico peregrino. «Quiero evitar al turista del Camino, aquel que quiere buena cama, buena calefacción, televisión y microondas. El peregrino de verdad lo que quiere es esto», apunta.

Hay que destacar que todos los gastos han salido de su bolsillo. No tiene ni subvenciones ni ayudas institucionales. El peregrino que pernocta allí no paga nada. Ovidio tiene una hucha para que cada uno aporte lo que quiera. Para cubrir los diferentes gastos vende postales, parches artesanales, cruces, pines…

Desde el pasado 7 de julio han pasado unas 5.000 personas. Alemanes, belgas, israelitas, franceses, brasileños, holandeses, no solo peregrinos también turistas y lugareños que nunca antes habían podido visitar el lugar. Esta cifra, más de 100 visitantes al día, debe ser tomada en cuenta por las instituciones. «El edificio necesita ser reforzado ya que corre el riesgo de desplome. El objetivo fue abrirlo porque era un punto negro del Camino de Santiago», explica.

El convento fue fundado en el siglo XII por Alfonso VII. Después de la desamortización de Mendizábal pasó a convertirse en propiedad privada. Eliecer Díez Temiño se hizo con el antiguo edificio y algunas hectáreas de terreno contiguas hace aproximadamente unos 20 años.

La cruz de Tau, que aparece en ventanas y muros, es un emblema que adquirieron los antonianos como símbolo de su orden y también una letra del alfabeto griego. Después la tomaron los templarios, y cuando San Francisco de Asís pasó por el lugar en su peregrinaje a Santiago la cogió como cruz de los franciscanos. «Para el próximo año espero abrir cuatro o cinco meses y en el 2004 por lo menos seis», concluye.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube