¿Cómo lograr que nuestros ahorros no pierdan poder adquisitivo?

Lo ideal es que la rentabilidad de nuestras inversiones sea mayor que la inflación existente
Por EROSKI Consumer 13 de enero de 2003

A finales de diciembre del año pasado oíamos anunciar como los tipos de interés del Banco Central Europeo se reducían en un cuarto de punto (desde el 3,25% hasta el 2,75%). Esta medida se supone es buena para la reactivación de la Economía de la Zona Euro y para todos aquellos que estén pagando un préstamo a tipo de interés variable (pues en la próxima revisión de tipos les bajará la cuota). Sin embargo, desde el punto de vista de aquél que tenga unos ahorros y desee sacarles una buena rentabilidad, el tema se complica puesto que, si va ahora a su Banco o Caja habitual, lo más probable es que la rentabilidad que pueda obtener sea normalmente inferior a ese tipo de interés.

Por otro lado, si bien la rentabilidad financiera es importante, debemos pensar que el peor enemigo de nuestros ahorros es la inflación dado que cuanto mayor sea ésta, menor valor tendrá nuestro dinero. Por tanto, no nos basta con obtener una alta rentabilidad sino que además debemos lograr que ésta sea mayor que la inflación. Teniendo en cuenta que la inflación anual prevista para este año según fuentes oficiales va a andar próxima al 4%, tendremos que intentar al menos igualar esa rentabilidad.

Dentro de las posibilidades que tenemos a nuestro alcance para lograr este objetivo destacamos las siguientes:

Ampliar el plazo de la inversión: normalmente por el hecho de mantener unos ahorros a más largo plazo el mercado nos remunera con un mayor tipo de interés. Esa rentabilidad como ejemplo, actualmente podría rondar el 3% para un plazo de 3 años y del 4% si colocamos el dinero a 10 años. Es importante que invirtamos a un plazo en el que sepamos que no vamos a necesitar el dinero, pues el inconveniente principal de esta inversión, es que si necesitamos disponer del dinero antes del vencimiento tendremos unos gastos de penalización que suelen ser importantes.

Aprovechar las ofertas que algunas entidades financieras hacen por Internet: es otra posibilidad, puesto que con tal de captar clientes hay entidades que nos ofrecen altas rentabilidades que pueden oscilar entre el 4% y el 6% en cuenta corriente. La ventaja de esta alternativa es que podemos disponer de nuestro dinero en el momento que queramos y los inconvenientes principales suelen ser que estas ofertas se suelen hacer a corto plazo (unos 3 meses máximo) y sólo para nuevos clientes, por lo que en el momento que pase ese período es más que probable que la rentabilidad baje.

Comprar bonos de empresas solventes en el mercado de renta fija: Algunas empresas para poder financiarse emiten bonos, pagando al inversor una rentabilidad que normalmente es superior a la pagada por la deuda del estado. Lo único que debemos hacer, es elegir bonos cuyo vencimiento se aproxime al tiempo que queremos tener el dinero inmovilizado y de empresas de reconocida solvencia como entidades bancarias, empresas concesionarias de autopistas, etc.

Comprando acciones con beneficios estables y alta rentabilidad por dividendo: Después de 2 años y medio de caídas en las Bolsa, nos encontramos con que es fácil encontrar acciones de grandes compañías con estabilidad en sus beneficios, que reparten dividendos anuales superiores al 4,5% sobre su cotización. Esta es una buena manera de luchar contra la inflación, sobre todo si la estimación de futuro para esa empresa es de estabilidad e incluso crecimiento en sus beneficios. Sin embargo, corremos el riesgo derivado de la fluctuación del precio de sus acciones, ya que el día que queramos venderlas pueden valer más o menos dinero.

Invirtiendo en depósitos estructurados o fondos de inversión garantizados: son productos que normalmente nos garantizan que no perdemos dinero o que incluso vamos a obtener una rentabilidad mínima, pero que además nos dan la oportunidad de sacar rentabilidades interesantes si suben las bolsas o algunas determinadas acciones de la Bolsa. Normalmente son a plazos de entre 2 y 3 años. Su principal inconveniente es que la rentabilidad final está condicionada a la evolución de los mercados y que su cancelación anticipada muchas veces no es posible y si lo es, con una comisión tan alta que es disuasoria.

Todas estas alternativas y otras están a nuestro alcance, y dependerán de la rentabilidad que queramos obtener, del riesgo que estemos dispuestos a asumir y del plazo al que deseemos invertir así como del importe de la inversión. Es importante, pararse un rato a reflexionar sobre estos temas y asesorarse bien antes de tomar una decisión, pues de ello dependerá que el resultado final sea satisfactorio.

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