Jorge García-Cubillana, gaditano de 17 años, ha sido este año uno de los 325 expedicionarios que han formado parte de la Ruta Quetzal 2008, un programa cultural declarado de “Interés Universal” por la UNESCO, en el que después de 23 ediciones han participado ya más de 8.000 jóvenes. Durante 40 días, Jorge ha tenido la oportunidad de compartir, junto a “ruteros” de 56 países, una experiencia formativa única en la que han recorrido tierras de Panamá y España, siguiendo el hilo conductor del tema principal escogido para este año en la Ruta Quetzal: la importancia del agua para el desarrollo sostenible en el siglo XXI.
Para ser expedicionario de la Ruta Quetzal hay que cumplir dos requisitos fundamentales: hablar y escribir correctamente castellano y tener entre 16 y 17 años, es decir estar cursando 4º de Secundaria o 1º de Bachillerato. En el caso de los extranjeros el requisito fundamental es saber español.
La organización de la Ruta selecciona a los expedicionarios españoles a través de la valoración de un trabajo plástico, literario, histórico o musical de uno de los temas que proponen. A partir de ese trabajo, son preseleccionados 200 candidatos que, posteriormente, deben presentarse a una entrevista personal en la que la organización verifica que, en efecto, has realizado el trabajo por el cual te han elegido, y en la que preguntan curiosidades sobre la familia, los estudios, intereses personales y aficiones.
El nivel es elevado. De 1.200 presentados sólo eligen a los 200 mejores
Hay una gran variedad de trabajos presentados en diferentes modalidades: plásticos, musicales, artísticos, de diseño…, pero en general el nivel es elevado, ya que de 1.200 presentados sólo se eligen a los 200 mejores.
Que sean lo más creativos posible y que nunca se desanimen cuando trabajen en el proyecto que vayan a presentar, aunque les quite mucho tiempo para otras cosas. Es importante que se esfuercen, porque la experiencia merece la pena.
Los grupos están formados por jóvenes de distintas provincias y nacionalidades con el fin de que haya una multiculturalidad
La organización nos agrupa en grupos de 15 ó 20 personas de provincias y nacionalidades diversas, para que haya multiculturalidad y aprendamos a convivir entre las diferentes culturas, religiones y lenguas. Separados chicos de chicas. En total éramos 17 grupos con un monitor español para cada uno.
Nos despertaban muy temprano para recoger el campamento, desayunar y, a veces, ducharnos; había que ponerse en marcha lo antes posible para aprovechar bien el día. Hay que tener en cuenta que por la dificultad de organizar a 325 “ruteros”, monitores, periodistas, músicos, médicos, miembros de protección civil y otros participantes, siempre íbamos con algo de retraso. Los trayectos los realizábamos normalmente en autobús y, según del día, nos daban conferencias de historia, literatura u otras materias, visitábamos ciudades y monumentos históricos o, de vez en cuando, sufríamos jornadas enteras por lo caminos de la selva en Panamá, por los Picos de Urbión o por el nacimiento del Río Mundo en España. Al finalizar el día llegábamos a otro sitio y montábamos otra vez el campamento.
Por muy preparado que se acudiera a cita Quetzal, las ampollas y las agujetas nos han pasado factura a todos
Si, ha sido duro. Los monitores que han participado en otras expediciones coinciden en que ha sido una de las rutas más duras, sobre todo la parte de Panamá, ya que los caminos estaban embarrados y era muy difícil caminar. Aconsejaban estar preparados físicamente, pero aun así, el agotamiento era inevitable. Por muy preparado que se acudiera a cita Quetzal, las ampollas y las agujetas nos han pasado factura a todos.
Hemos aprendido sobre todo humanidad, compañerismo, tolerancia, respeto mutuo por otras culturas y religiones y mucha disciplina. Éramos una gran familia.
Cuando convives durante 40 días en esas condiciones todos los valores nos unen y forman parte de nosotros. El respeto por la naturaleza y, sobre todo, las ganas de aprender y de pasárnoslo bien era lo que más nos unía.
Se valora sobre todo la experiencia inolvidable de conocer mundo y culturas diferentes
El haber hecho amigos de otras partes del mundo, el conocer culturas diferentes como los indígenas de Panamá, el privilegio de haber contado con la presencia de Miguel de la Quadra-Salcedo, sus anécdotas, el equipo que nos ha acompañado durante la Ruta, los monitores, los médicos… y sobre todo, la experiencia inolvidable de conocer mundo.
Siempre seremos “ruteros” y siempre nos unirá lo mismo. Tristeza por finalizarla la tenemos todos, pero como dijo Miguel de la Quadra “la Ruta empieza ahora”.
La Ruta Quetzal nació hace ya casi 30 años, en 1979, de manos de Miguel de la Quadra-Salcedo, quien ideó un programa en el que la formación y la aventura se entremezclan, con el objetivo de consolidar entre la juventud de 16 y 17 años los cimientos de la Comunidad Iberoamericana y desarrollar un espíritu de cooperación internacional común. Desde entonces, han sido ya 23 las Rutas Quetzal realizadas, que han llevado a más de 8.000 jóvenes de 56 nacionalidades a recorrer más de una veintena de países.
Cada año, a final de septiembre, se publican en la página web de la Ruta Quetzal las bases para participar en la expedición y el desarrollo del proceso de selección del próximo año, que consisten en la realización y presentación de un trabajo original sobre uno de los temas que se exponen en las bases, cuya corrección da lugar a una preselección de candidatos y una entrevista personal relativa al trabajo realizado, que da como resultado la selección definitiva.