Acceso a la educación y pobreza

Uno de cada cinco niños, adolescentes y jóvenes está excluido de la educación y esta falta de acceso los condena a la pobreza
Por EROSKI Consumer 7 de febrero de 2023
Acceso a educación y pobreza
La pobreza dificulta el acceso a la educación y, a su vez, la falta de escolarización aboca a la pobreza. Es la pescadilla que se muerde la cola. Y, mientras los jóvenes y niños de los países más desarrollados avanzan, millones de niños permanecen sin escolarizar en el mundo, lo que les condena inevitablemente a la pobreza. Este artículo señala la situación del acceso a la educación en el mundo y sus consecuencias- agravadas por la COVID-19-. Asimismo analiza las posibles soluciones, que dependen en gran medida de la solidaridad internacional.

El acceso a la educación en cifras

✅ Niños y jóvenes no escolarizados en el mundo

En el planeta, la pobreza extrema afecta a una de cada 10 personas, según el Informe de seguimiento de la educación en el mundo, 2020: Inclusión y educación: todos y todas sin excepción, de la UNESCO. Y esta se ceba con los niños y el continente africano: en el África subsahariana, la pobreza extrema afecta al 49% de los niños.

Asimismo -según la Unesco- «en 30 países de ingresos bajos y medianos, los niños menores de 5 años del 20% más pobre de los hogares tenían más del doble de probabilidades de sufrir retraso en el crecimiento (41%) que los del 20% más rico, lo que comprometía gravemente sus posibilidades de beneficiarse de la educación». Y no acceder a la misma les condena a continuar viviendo en la pobreza ya que «la educación es una oportunidad que encierra el potencial de transformar las vidas».

Un total de 258 millones de niños, adolescentes y jóvenes (el 17% del total mundial) no asisten a la escuela en el mundo. Y aunque es cierto que la finalización de la escuela primaria y secundaria ha mejorado, queda mucho camino por recorrer y el estudio pone de manifiesto que «salvo en Europa y América del Norte, los adolescentes de los hogares más ricos tenían tres veces más probabilidades de terminar el primer ciclo de la enseñanza secundaria que los de los hogares más pobres».

✅ ¿Y en España?

La situación en España es diferente, aunque existen también nichos de población no escolarizada que, de nuevo y como se citaba anteriormente, presentan una mayor facilidad para a la pobreza y la desigualdad.

El estudio El nivel educativo de la población en España y sus regiones muestra que «más del 70 % de la población tiene al menos algún tipo de educación secundaria y en torno a un 25 % accede a la educación superior».

Sin embargo, el informe de la Fundación SM y la plataforma EduCaixa Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación confirma que más de 100.000 niños en España no tienen acceso a la Educación Primaria (el 2,7 % de los menores). Y el caso de los jóvenes es aún peor, ya que la tasa asciende al 3,2 %.

Escolarización y pobreza
Imagen: Gustavo Fring

Ayudas escasas

«Los ricos tienen acceso a mejores escuelas mientras que los pobres enfrentan grandes obstáculos para obtener las calificaciones que podrían cambiar sus vidas» señaló el Secretario General de la ONU en la Cumbre sobre la Transformación en la Educación.

Una de las posibles soluciones para mejorar el derecho y acceso a la educación y la igualdad estaría en aumentar las inversiones en educación, además de en la solidaridad mundial. Sin embargo, la escasez de ayudas internacionales es notoria. Ya hace casi dos décadas la Unesco hablaba de «indiferencia política», a «políticas nacionales de educación poco enérgicas» y «al fracaso de los donantes de ayuda a la hora de traducir sus promesas en actos».

💥 La COVID aumentó la desigualdad educativa

Tras la pandemia la situación se ha agravado. Escuelas cerradas, diferente capacidad de acceso a enseñanza online… La desigualdad se ha acrecentado desde que comenzó la crisis por la COVID-19.

Y esta desigualdad creciente en el acceso al aprendizaje «puede hacer que la educación se convierta en el mayor factor de división», y no en un instrumento para la igualdad», como explica Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF.

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