La infancia y el agua son dos elementos cruciales para el futuro de la Tierra y el bienestar de los seis mil millones de humanos que la habitan. Es por ello que la directora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), Carol Bellamy, ha exigido a los líderes mundiales reunidos en la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo que garanticen, en un plazo de diez años, que todos los colegios «de todos los rincones del planeta» disponen de agua potable e instalaciones sanitarias. Algo que requerirá la asignación de más recursos, los mismos que reclaman los dirigentes de la FAO para combatir la hambruna en los países en desarrollo.
En su intervención el jueves ante el plenario de la asamblea, Bellamy recordó que algo «tan elemental» como asegurar el acceso al agua potable en las escuelas e instalar retretes en ellas puede salvar cada año la vida de millones de niños en las zonas más desfavorecidas, y hará posible que sigan asistiendo al colegio y recibiendo la educación básica.
Además subrayó que el desarrollo sostenible significa «crear un mundo apropiado para los niños», que son el recurso natural más valioso de la sociedad y que debe preservarse mediante políticas de prevención. De esta forma, «cuando se invierte en la infancia, se está garantizando la consecución del auténtico desarrollo sostenible» por lo que la inversión adquiere un verdadero «sentido económico».
Según los datos manejados por Bellamy, la inversión de 1 dólar en programas destinados a los niños supone un ahorro de 7 dólares en costes futuros. «Todos conocemos el ciclo de la pobreza -señaló-, y también sabemos cómo se puede interrumpir ese ciclo».
La directora de Unicef se detuvo también en la dramática situación de los países del sur de África amenazados por la hambruna, que podría afectar a trece millones de personas, la mitad de ellos niños. «Debemos darles carácter de urgencia a nuestros compromisos y acciones», reclamó.
