El nombre de la mascota

Es mejor que sea sonoro y no tenga más de tres sílabas para que al animal le sea fácil asociarlo
Por EROSKI Consumer 28 de septiembre de 2006

Una de las primeras decisiones que hay que tomar al comprar una mascota es elegir su nombre. Si bien hay muchas personas que lo tienen muy claro, está bien que los indecisos tengan en cuenta una serie de cuestiones que determinaran la idoneidad de ese nombre propio.

El nombre de una mascota, al igual que el de un ser humano, aporta información sobre el animal y sobre su dueño. Además, ese nombre tendrá efectos sobre el resto de las personas, influyendo en su actitud previa hacia el animal. Por ejemplo, más de una persona se podrá sentir intimidada ante un perro con un nombre agresivo. Por otra parte, poner un nombre de persona a un perro puede resultar simpático, pero debemos considerar que alguien con ese nombre podría sentirse ofendido.

Muchas veces elegimos un nombre que signifique algo especial: que nos recuerde algo, a una mascota anterior, etc. También podemos pensar qué nos trasmite la mascota para poner el nombre. Algo muy frecuente es poner un nombre relacionado con su aspecto físico, con el color de su pelaje o con su carácter. Conviene de todas formas que haya cierta coherencia entre la raza y el carácter del perro, por ejmplo, y su nombre. Un nombre agresivo puede quedar ridículo en un caniche, y lo mismo ocurre si ponemos un diminutivo a un gran danés.

Hay una serie de cuestiones que conviene contemplar para una buena elección. En primer lugar, el nombre debe ser breve, de tres sílabas como máximo. De esa manera, el perro lo asociará fácilmente y entenderá inmediatamente que le estamos llamando. Nombres de una sílaba como Ron o Rex son muy frecuentes pero, mientras que algunos los prefieren por su sonoridad y contundencia, hay quienes piensan que los nombres tan breves pueden confundir al perro. Además, si el nombre del perro contiene o se parece a palabras que usemos en su adiestramiento, como «sit»o no, esto también generará confusión en el perro, que no tendrá claro si le estamos llamando o si estamos emitiendo esa orden.

Si aún así no se nos ocurre ningún nombre o buscamos alguno poco oído, siempre podemos preguntar a nuestros conocidos, fijarnos en nombres literarios o de leyenda, los de otros animales cuando vayamos al parque o consultar en Internet, donde hay amplios listados.

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