Consecuencias en la alimentación, deglución y nutrición tras el daño cerebral adquirido

El daño cerebral adquirido puede afectar a la alimentación, la deglución y la nutrición de las personas, así como impactar de forma negativa en el disfrute de la comida y los encuentros sociales
Por Fegadace 11 de marzo de 2024
dieta tras daño cerebral adquirido
Imagen: Michael_Luenen
Alimentación, deglución y nutrición son conceptos diferentes y, al mismo tiempo, están íntimamente relacionados. Mientras que el primero supone preparar, organizar y llevar alimentos o líquidos a la boca, el segundo implica trasladar el bolo alimenticio desde la cavidad oral al estómago. Por último, la nutrición es un proceso biológico por el cual el organismo incorpora, transforma y utiliza los nutrientes contenidos en los alimentos. El daño cerebral adquirido puede suponer alteraciones en las tres esferas.

Limitaciones alimenticias tras el daño cerebral adquirido

La afectación de los miembros superiores complica la tarea de preparar el alimento e introducirlo en la boca. También las secuelas cognitivas y sensoriales juegan un papel importante a la hora de ejecutar una actividad tan compleja como es la alimentación. En algunos casos, la suma de dificultades genera dependencia a la hora de alimentarse.

Por otra parte, la disfagia —o dificultad para tragar— está presente en un alto porcentaje de las personas que tienen daño cerebral. Supone un riesgo vital por su relación directa con la neumonía aspirativa, la obstrucción respiratoria (atragantamientos), la desnutrición y la deshidratación. Su presencia implica realizar modificaciones dietéticas que no siempre son bien acogidas.

Un consejo ampliamente utilizado es mejorar la presentación de los platos texturizados a través de la separación de alimentos, utilización de moldes y manejo de gomas, espumados u otras técnicas culinarias para aumentar la apetencia.

comida adaptada para personas con disfagia
Plato adaptado para personas con disfagia: merluza a la gallega con guisantes y refrito.
Imagen: FEGADACE

Cuando la deglución no se puede realizar de forma segura o eficaz, el equipo sanitario debe tomar la decisión de colocar una sonda de alimentación. Este dispositivo puede ser definitiva cuando no existen posibilidades de recuperación o transitoria mientras se realiza el tratamiento logopédico. 

La adaptación de los medicamentos orales

Las mismas dificultades se presentan a la hora de ingerir medicamentos. Ante esta situación se hace necesaria la adaptación de los fármacos. Pero no toda la población conoce cuáles son manipulables y cuáles no, lo que puede llevar a realizar un manejo erróneo a nivel domiciliario con las consecuencias que eso supone.

Por eso, el asesoramiento médico y farmacéutico resulta imprescindible en el momento de informar de las adaptaciones más adecuadas o de realizar el cambio de presentación o principio activo cuando la primera opción no es posible.

La importancia de la higiene oral

En todos los casos es especialmente importante mantener una buena higiene oral. Los patógenos que habitan en la cavidad oral contaminan el alimento, el líquido o las secreciones y provocan infecciones en las vías respiratorias inferiores si son aspirados.

Existen diversos métodos de control de la placa bacteriana divididos en mecánicos y químicos:

  • Dentro de los métodos mecánicos podemos destacar el cepillado eléctrico o convencional, así como la utilización de hilo dental para la higiene interproximal. También existen otros recursos como los cepillos tricabezales, hisopos o dedales con filamentos para los casos en los que el cepillado convencional es impracticable.
  • Los métodos químicos comprenden la utilización de colutorios para inhibir la proliferación bacteriana, siendo un ejemplo extendido la clorhexidina. 

El impacto en la nutrición

Todas estas cuestiones hacen mella a nivel nutritivo. Las personas tienden a ingerir cantidades inferiores a las demandas calóricas de su organismo, y existen grupos de alimentos infrarrepresentados en los menús diarios por su dificultad de adaptación o ingesta.

Además, muchos alimentos deben ser suprimidos por su condición de peligrosidad (alimentos con doble textura como las sopas, productos fibrosos como el jamón, comidas que cambian de textura al ser introducidas en la boca…).

alimento con textura cremosa
Imagen: Romjan Aly

Esto genera un problema añadido, si nos referimos a la fase subaguda del daño cerebral, momento en el cual la aportación de proteína es especialmente importante por la intensidad de la rehabilitación física. En este sentido, el control de peso semanal es una herramienta útil en el domicilio para valorar de forma indirecta si se están satisfaciendo las demandas energéticas.

Cuando se mantiene la alimentación por vía oral es habitual espesar los líquidos para aumentar la seguridad deglutoria. Esto implica una menor saciedad hídrica y cambios en el sabor, generando una tendencia reduccionista del consumo de agua que puede llegar a estados de deshidratación

Un asesoramiento multidisciplinar

Por supuesto, el manejo de las tres dimensiones debe llevarse a cabo por parte de un equipo multidisciplinar (terapia ocupacional, logopedia, nutrición y dietética, otorrinolaringología, enfermería…), que ponga el foco en el empoderamiento de la propia persona y su entorno. Las personas necesitan mucha información cuando reciben el diagnóstico en cuanto a técnicas deglutorias, suplementación, productos de apoyo, etc. 

No podemos olvidar las implicaciones de estas secuelas sobre la persona con daño cerebral adquirido a nivel social y de calidad de vida. Nuestra sociedad asienta buena parte de sus relaciones interpersonales alrededor de la ingesta de alimentos y bebidas. Cuando no existe independencia para alimentarse, dichas reuniones suelen verse anuladas. Tampoco es frecuente que los establecimientos dispongan de menús adaptados, lo que dificulta la inclusión de las personas con disfagia en la comunidad. Por otra parte, las comidas requieren de una amplísima preparación previa, adaptaciones y de aplicación de técnicas o maniobras que merman el disfrute de esta actividad. 


Artículo escrito por Noelia Rivadas López, logopeda de FEGADACE.

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