Un 9% de la población española sufre trastornos alimenticios como la bulimia, la anorexia y la ingesta compulsiva, unos problemas que podrían atajarse fomentando la creación de «una sociedad de valores en la que el individuo se reafirme ante las dificultades».
Así lo pusieron de manifiesto esta mañana un grupo de expertos en psicología que interviene en la Escuela de Psicología «José Germain», organizada esta semana por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.
Carmina Saldaña, catedrática de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Barcelona, aseguró que entre el 3 y el 5% de la población está afectada por la bulimia, una enfermedad difícil de detectar pues apenas se manifiesta en signos externos.
Además, otro 3% de la población ingiere alimentos de forma compulsiva (el 20% de los obesos padece este trastorno), mientras que el 0,8% de los ciudadanos sufre anorexia, un porcentaje que se eleva a tres de cada cien personas en el caso de la población adolescente.
Saldaña dijo que los trastornos alimenticios «se dan frecuentemente en familias conflictivas», por lo que en ocasiones «es necesario separar al enfermo de su familia para conseguir que se rehabilite».
En cuanto a las causas de la aparición de estos trastornos, la psicóloga citó la presión de los medios de comunicación y de la moda, el cambio en los estilos de vida y la normalización del seguimiento crónico de dietas.
Asimismo, indicó que a la gravedad de estas enfermedades hay que añadir el tiempo que tardan los afectados en acudir en busca de ayuda y que puede llegar a cinco años en el caso de personas con bulimia nerviosa.
Cambio de orientación
La especialista también resaltó la importancia de un diagnóstico precoz de estas enfermedades y coincidió con otros expertos en la necesidad de un cambio de orientación en la sociedad actual.
En este sentido, Helio Carpintero, catedrático de Psicología Básica de la Universidad Complutense de Madrid, destacó el papel perjudicial que juegan los modelos que los medios de comunicación presentan como «vidas deseables», asentadas en conflictos sentimentales y golpes de suerte económicos, «más que en el trabajo y la realización personal».
Este experto añadió que el reto «no es sólo encontrar remedios, sino también fomentar formas de prevención que creen individuos con modos mentales más positivos para abordar las dificultades».
