España exigirá la máxima seguridad ante la próxima votación para aprobar la variedad transgénica del maíz NK-603 en Bruselas. No obstante, considera un «agravio» que se autorice su importación y procesado mientras no se permita el cultivo. Así consta en la respuesta del Gobierno a la pregunta escrita dirigida al Congreso por el diputado del Grupo Mixto José Antonio Labordeta sobre la posición del Ejecutivo en el Consejo de la Unión Europea (UE) en relación con el maíz NK-603.
El Gobierno recuerda que el pasado 30 de abril de 2004, en la reunión del Comité Permanente de la Cadena Alimentaria y Sanidad Animal, no se alcanzó una mayoría cualificada para autorizar la puesta en el mercado de alimentos o ingredientes derivados de un organismo transgénico línea NK-603. Por este motivo, explica, la Comisión Europea enviará al Consejo de Ministros de la UE su propuesta a favor de la aprobación de esta variedad y tendrá tres meses para aprobarla o rechazarla por mayoría, y en este último caso la decisión correspondería al Ejecutivo comunitario.
Las decisiones y posiciones del Gobierno en materia de transgénicos se basarán en la transparencia, en el derecho de los consumidores y de los agricultores y ganaderos a elegir lo que consumen y producen, y en la trazabilidad plena de estos productos, incluida la identificación de los campos de cultivo, indica la respuesta del Ejecutivo.
En su respuesta el Gobierno subraya que las líneas de trabajo del Ministerio de Agricultura en coordinación con las autoridades competentes en esta materia pasan por la integración en los planes de control del respeto de las disposiciones específicas para estos productos, así como lograr un consenso para garantizar la competitividad entre cultivos ecológicos, convencionales y transgénicos.