Greenpeace lanza una guía para el consumo responsable de pescado

Recuerda que España es uno de los mayores consumidores mundiales de productos de la pesca
Por EROSKI Consumer 8 de febrero de 2005

Mejorar los hábitos de consumo de pescado y contribuir a aliviar la presión sobre los océanos del planeta son los principales objetivos de la «Guía para el consumo responsable de pescado», que ha lanzado hoy la organización ecologista Greenpeace.

El responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace, Sebastián Losada, ha recordado que España es uno de los mayores consumidores mundiales de productos de la pesca procedentes de todos los rincones del mundo y el consumo continúa en aumento.

Según Losada, la guía busca «proporcionar un primer acercamiento al problema del consumo de pescado en un contexto como el actual, en el que es necesario actuar urgentemente para recuperar los mares». Así, incluye cinco criterios para consumir productos de la pesca de forma responsable: aprovechar bien el pescado; rechazar los inmaduros; consumir productos cercanos; escoger cuando sea posible pescado capturado con métodos selectivos, y consumir productos de la pesca antes que de la acuicultura.

Este manual, disponible en la web de Greenpeace (www.greenpeace.org), aborda también el etiquetado del pescado, las principales artes de pesca, cómo determinar su frescura, y hace un repaso por 10 de las especies más populares en el mercado español: la merluza, el bacalao, la sardina, el boquerón, el atún, el salmón, el calamar, el lenguado, los langostinos y el rape.

Recuperar los mares

Para permitir la recuperación de los mares y garantizar su explotación a largo plazo, Greenpeace considera imprescindible reducir la presión pesquera, eliminar las prácticas más destructivas y crear redes suficientemente amplias de reservas marinas.

En opinión de Losada, «la pesca artesanal es la que mejor se adapta a una explotación racional del medio marino, y pensamos que tanto consumidores como Administración deberían apoyar activamente a este sector». «La Administración -ha añadido- tiene un papel importante que jugar apoyando etiquetas que estén basadas en criterios ambientales, y no en criterios de calidad abstractos que no proporcionan información sobre el impacto en el medio ambiente».

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