Una investigación dirigida por la doctora Jean Welsh, de los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC) de EE.UU., revela que el consumo de bebidas endulzadas, como gaseosas, refrescos y algunos zumos de frutas, puede contribuir a aumentar el exceso de peso en los niños en edad preescolar, por lo que aconseja limitar su consumo.
Tras analizar a 10.904 niños incluidos en un programa de nutrición para familias de bajos ingresos, Welsh y su equipo consideran que una reducción del consumo de estas bebidas podría ayudar a atajar el creciente problema de la obesidad infantil en EE.UU. De hecho, muchos colegios estadounidenses ya han prohibido las máquinas de refrescos a los que se agregan azúcares y han eliminado algunos alimentos ricos en grasas.
Los pediatras que participaron en la investigación descubrieron que niños de 3 y 4 años que ya tenían alguna tendencia a la obesidad consumían bebidas dulces una o dos veces por día, lo que duplicó su riesgo de tener sobrepeso en el plazo de un año.
Jean Welsh explica en la revista «Pediatrics», que ha publicado su trabajo, que las bebidas dulces son una fuente de azúcares en la dieta y que los niños en edad preescolar deben consumir preferentemente leche o agua, puesto que no necesitan muchas calorías al día. Los métodos usados en el estudio han sido rebatidos por la Asociación de Bebidas de EE.UU., que alega que sus autores no tuvieron en cuenta el hecho de que los niños permanecen mucho tiempo frente a la televisión y que, en muchos casos, sus padres son obesos. Cuestiona además que no se hayan analizado los niveles de actividad física de los pequeños.
La Academia de Pediatría de EE.UU., por su parte, ha recomendado a los padres de familia que limiten a entre 116 y 174 mililitros al día el consumo de zumos entre sus hijos en edad preescolar.
