Los Veinticinco no logran un acuerdo sobre el maíz transgénico NK-603

Greenpeace solicita a la CE que abandone el proyecto ante la falta de apoyos en la UE
Por EROSKI Consumer 29 de junio de 2004

Finalmente tendrá que ser la Comisión Europea la encargada de resolver definitivamente la cuestión del maíz genéticamente modificado NK603, ya que los ministros de Medio ambiente de la Unión Europea no lograron ponerse de acuerdo ayer sobre la comercialización de este producto. En el transcurso del debate, Bélgica, Letonia, Eslovenia, Eslovaquia y España manifestaron su intención de abstenerse y Dinamarca, Chipre, Hungría, Italia y Grecia de votar en contra, mientras que sólo Francia, Estonia y República Checa estaban a favor. Alemania no se pronunció sobre este tipo de maíz que ha sido modificado por la empresa Monsanto para aumentar su tolerancia al glyfosato, un herbicida.

El Ejecutivo señaló a través de un comunicado que tomará la decisión en las próximas semanas. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria concluyó que el producto Zea mays L. línea NK603 es tan seguro como el maíz convencional y que su comercialización para la elaboración de productos alimenticios, piensos o para su transformación no tiene visos de constituir un peligro para la salud humana o animal ni, en ese contexto, para el medio ambiente.

La solicitud de importación y procesado fue presentada por Monsanto en 2000 a España, quien hizo la evaluación del producto y cursó la autorización ante las autoridades comunitarias. Se da el caso de que Monsanto ha presentado dos nuevas peticiones en Holanda, para consumo humano, y en Francia, para cultivo para el mismo maíz, con el objetivo de obtener el mismo resultado desde diferentes ámbitos.

Si la opinión de la Comisión acaba siendo favorable a la comercialización, éste será el segundo producto genéticamente modificado autorizado en la Unión Europea, después del maíz BT-11 de la firma suiza Syngenta, destinado al consumo humano pero que no será cultivado, sino vendido en bote o en forma de palomitas. En aquella decisión, el Ejecutivo comunitario puso fin -tras un proceso similar al que ahora sufre el nuevo producto- a la moratoria de los transgénicos, a pesar de las presiones de los ecologistas. Por su parte, la organización ecologista Greenpeace pidió a la Comisión Europea que desista a la hora de aprobar la entrada de nuevos organismos genéticamente modificados (OGM’s) en la UE ante la falta de apoyos que concitan sus iniciativas entre los Estados miembros.

«Claramente, no hay una mayoría que apoye los OGM’s entre los gobiernos de la UE o la población, mientras que la Comisión persiste en intentar imponerlos», se quejó Greenpeace en un comunicado antes de recordar que ha criticado en el pasado la evaluación que hizo la Autoridad Europea para la Seguridad Animal (EFSA) en el expediente del maíz NK603.

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