Pollo al whisky

Limpiamos y evisceramos el pollo, salpimentamos y pasamos por harina. En una cazuela no muy alta con un poco de aceite de oliva, doramos los trozos de pollo, y una vez dorados por toda su superficie, sacamos a una bandeja reservando para su posterior cocinado.

En la misma cazuela donde hemos dorado el pollo, y aprovechando sus jugos, cocinamos las verduras. Agregamos la cebolla, el ajo y el puerro, todo pelado y cortado en finas tiras, y las salteamos, añadiendo también un poco de aceite de oliva.

Cuando la verdura esté blanda y dorada, volvemos a agregar el pollo, subimos la potencia del fuego y vertemos el vaso de whisky. Esperamos a que cueza unos instantes para que se evapore el alcohol. Podemos flambear el guiso si nos apetece, pero con cuidado de que la llama no nos coja altura, ya que puede quemar la campana. Para evitarlo, haremos el flambeado con la tapa de la cazuela en la mano: si vemos que la llama coge mucha altura, la tapamos inmediatamente.

Una vez evaporado el alcohol, añadimos el caldo de pollo, bajamos la intensidad del fuego y cocinamos a fuego suave durante 1 hora. Cuando esté cocinado el pollo, sacamos con cuidado de la cazuela y lo colocamos en una cazuela limpia. A la cazuela donde hemos guisado el pollo, ya fuera del fuego, agregamos la nata líquida para cocinar, trituramos la salsa con los jugos y verduras del guiso, colamos y vertemos sobre el pollo. Damos un hervor de 1 minuto al pollo con la salsa, ponemos a punto de sal y servimos caliente. Un buen consejo es cocinar de un día para otro, como todos los guisos con salsa. El reposo les sienta de maravilla.