La playa desarrolla la creatividad del bebé

La playa es un universo nuevo para el bebé que puede aprovecharse para que el niño fomente su imaginación
Por Cristian Vázquez 25 de julio de 2012
Img bebe playa
Imagen: amoeda

En la playa, todo es nuevo para los bebés. Y, si bien hay que tomar muchas precauciones, puede ser un lugar apropiado para que el bebé se divierta, ya sea con sus propios juguetes o en la arena, dando sus primeros pasos o ayudando a construir castillos. En el siguiente artículo se enumeran los juegos que en los arenales fomentan el desarrollo de la motricidad fina y la creatividad en los niños y se explica por qué la arena es una superficie óptima para ayudarles a andar.

La playa es un auténtico nuevo universo para el bebé, que parece descubrir un mundo nuevo cada día. Todo es distinto: el horizonte, el suelo, la gente a su alrededor… Hay que tener muchos cuidados y precauciones al llevar a un bebé a la playa. Su piel es muy delicada, por lo que debe estar siempre vestido y a la sombra, así como evitar que el pequeño pase demasiado tiempo en la playa y, en particular, durante las horas en las que los rayos del sol inciden con mayor intensidad. Pero, además de tomar las necesarias medidas de prevención, ¿qué se puede hacer con un niño pequeño en la playa?

La playa, como en casa

Como el bebé tiene que estar a la sombra, hay que pensar en actividades que se puedan realizar dentro de un espacio reducido. Muchos de los juguetes con los que el pequeño se divierte en casa pueden constituir una estupenda herramienta para que, también, lo pase bien en la playa. Y él estará encantado de que sus muñecos, pelotas y sonajeros le hayan acompañado.

Los juguetes con los que el bebé se divierte en casa también le harán pasarlo bien en la playa

Un recurso que resulta muy útil en la playa es utilizar una alfombra de espuma. En casa, este tipo de superficies proporcionan un suelo blando, más amable para que el bebé dé sus primeros pasos y las caídas resulten menos duras y dolorosas. En la playa el suelo no es rígido, pero los peligros son otros: que se lleve arena a la boca o, al revés, que acabe con la boca a la arena, que está por todas partes. Además, las alfombras de espuma sirven para evitar que los juguetes se entierren en la arena, por lo que reduce el riesgo de perderlos.

La arena ayuda a fomentar la motricidad fina del pequeño

La playa es un escenario óptimo para que el bebé comience a desarrollar su capacidad de coordinación. «Es aconsejable estimular el desarrollo de la motricidad fina en los bebés», apunta Almudena Valle, logopeda. La motricidad fina hace referencia a movimientos que requieren una coordinación importante para el pequeño, como es el dominio de los cinco dedos de la mano para coger objetos.

Este tipo de motricidad evoluciona de manera normal entre los 18 meses y los tres años de edad, pero se puede trabajar desde antes con diversos juegos. En particular, los «trabajos con arena», señala Valle, ayudan a que el pequeño fomente su motricidad fina: traslados de arena, vaciados y llenados de recipientes son algunos ejemplos. Si la arena está allí hay que aprovecharla.

Juegos en la playa que desarrollan la creatividad del bebé

El bebé disfrutará mientras comprueba cómo cambia el tipo de suelo por el que pisa en la playa

    En la playa, los niños se divierten mucho con juegos simples, como que un adulto les levante cuando el agua entra en la playa. Este juego les pone a la expectativa y a la espera de la siguiente ola, porque saben que serán levantados en vilo.

  1. Cerca de la orilla, se puede cavar un pequeño pozo para que funcione como una piscina individual para el bebé, donde podrá divertirse sin los problemas ocasionados por las olas. Además, sin importar la temperatura del agua en el mar, esa pequeña cantidad de agua se tornará cálida enseguida.

  2. Y también, por supuesto, aunque los bebés sean pequeños aún, hay que ayudarles para el más clásico de los juegos de playa: construir castillos de arena. Será importante contar con un cubo, pala, cuchara y rastrillo de plástico, para que el pequeño pueda colaborar con el transporte de arena, agua y, quizás, de algunas piedras, conchas o pequeñas caracolas. Nunca está de más recordar el cuidado especial que se debe tener para evitar que el niño se lleve cualquiera de estos objetos a la boca, ya que podría atragantarse.

    Los resultados de la edificación con arena no serán proezas arquitectónicas. El niño casi disfrutará más al derribar las construcciones que al construirlas. Pero eso no quiere decir que no se quedará fascinado cuando su padre o su madre coloquen un montón de arena húmeda en un cubo, lo gire y la arena permanezca fija, respetando la forma del recipiente. El bebé todavía no tiene la habilidad para hacerlo, pero esta acción incentiva su creatividad.

Los primeros pasos cuando comienza a andar, en la playa

La arena es, asimismo, una superficie idónea para el bebé que se está animando a dar sus primeros pasos, ya que ofrece rugosidades e irregularidades que estimulan el tacto en los pies del niño y le incitan a seguir. Como los paseos los guiará una persona adulta, conviene que el mayor vaya detrás del bebé y sosteniéndole de los brazos desde arriba.

El pequeño disfrutará mucho mientras comprueba cómo cambia el tipo de suelo por el que pisa: desde la arena seca más alejada de la orilla hasta la húmeda por la que el agua acaba de pasar y donde sus pies se hundirán.

Es fundamental, no obstante, tener cuidado con la temperatura: que la arena no esté muy caliente ni el agua demasiado fría. No solo por el daño que le puede ocasionar en el momento, sino por las posibles consecuencias que puede generar en el niño a largo plazo, como miedo al agua.

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