Los marcos de madera de las ventanas, al estar continuamente expuestos a la lluvia, el sol y los insectos, acaban descomponiéndose en las zonas más delicadas, lo que puede ocasionar que la estructura se venga abajo.
Para evitarlo, lo mejor es eliminar con un formón toda la madera de la zona afectada y tallar una mortaja de forma regular, con el fin de que se agarre bien al aparejo con el que se va a cubrir. Los huecos se rellenan con masilla sintética y, en caso de que sean muy grandes, es preferible primero echar gravilla, una astilla y un buen taco de madera algo menor que la mortaja.
Con una espátula se aplica el aparejo y se va alisando. Hay que dejarlo secar y cerciorarse de que no hay ninguna abertura. Para finalizar se lija la ventana y se pinta con pintura especial tapaporos y se aplica un esmalte especial para exteriores.
