Cuando se desea adquirir una pieza antigua, hay que saber distinguir si es original o una copia. Se considera que un mueble es antiguo si tiene más cien años. El resto son muebles usados, rústicos o “viejos”. Para reconocer un mueble antiguo, hay que revisarlo con detenimiento y comprobar si cumple con determinados requisitos. Si los cortes y uniones son lisos y continuos o si las piezas del interior son de aglomerado, será una imitación.
Pistas para distinguir la antigüedad de la madera
Una de las primeras pautas para distinguir la antigüedad de una imitación es comprobar la madera con la que se ha confeccionado el mueble. Si las piezas del interior son de aglomerado, será una imitación.
En los siglos previos a la Revolución Industrial la fabricación de los muebles era artesanal, por lo que los bordes y contornos de estas piezas eran irregulares.
También se pueden observar las marcas dejadas por la sierra en las zonas ocultas del mueble, como el fondo de los cajones, el bastidor o la parte inferior del asiento de las sillas. Si el corte es irregular y discontinuo, la herramienta utilizada es manual. Lo mismo ocurre con el cepillo eléctrico.
En una madera trabajada con esta máquina en lugar de con un cepillo manual, se pueden observar pequeños rebajes en las partes internas del mueble causados por la hoja de corte, sobre todo, si la madera no se ha lijado a conciencia. El cepillado a mano es más regular, continuo y no deja marcas tan visibles.
Uno de los indicios de que el mueble es antiguo es el grano de la madera
Uno de los indicios de que el mueble es antiguo es el grano de la madera. Con el tiempo, los más finos se cierran hasta que esta alcanza una peculiar consistencia.
También se puede comprobar el desgaste del mueble. Para ello, solo hay que pasar los dedos por la parte trasera del mismo. Si está demasiado lisa, no tendrá muchos años.
Si la madera tiene la superficie carcomida de forma longitudinal con canales a la vista, significa que ha tenido carcoma y el mueble se ha cepillado varias veces a lo largo de los años. Si la carcoma, y por ende el mueble, son recientes, los agujeros dejados por este insecto serán redondos, ya que solo excava en el interior de la madera, no en paralelo a la superficie.
Otra pista la da la pátina de la madera. Los muebles antiguos están tratados con cera virgen de abeja y disolvente o goma arábiga, lo que les otorga una tonalidad cálida, producto del tiempo, que es difícil de obtener con maderas no envejecidas y teñidas durante el proceso.
Los cajones también deben examinarse con cuidado. Los revestimientos han de ser de roble o pino y los fondos deben tener grietas.
Los revestimientos de los cajones han de ser de roble o pino y los fondos deben tener grietas
Los tiradores también aportan pistas acerca de si el mueble es una antigüedad genuina. Los más vetustos se fijaban con una chaveta o pieza que se introducía por el agujero practicado en el cajón y luego se abría y remachaba para fijar el tirador. A partir del siglo XVII, estas piezas se empezaron a fijar con tuercas y tornillos, que con el paso de los años forman una mancha oscura en los bordes y grietas, producto de la acumulación de suciedad y grasa.
Otra pista clara puede ser el tipo de clavos empleados para los adornos, encastres o cajones. Los clavos, que antiguamente se hacían a mano, tenían la cabeza gruesa y eran de sección cuadrada, que se afilaba y se volvía más delgada hasta terminar en una punta piramidal.
Para descubrir si los adornos metálicos, como cerrojos, fijadores, tiradores, bisagras, embellecedores o llaves son viejos, solo hay que observar el estado del metal y comprobar si la pieza se ha sometido a un proceso de envejecimiento con un baño verdoso de cobre.
