Conozca los males de la afelandra y cómo remediarlos

Un exceso de calor puede provocar la caída repentina de las hojas
Por EROSKI Consumer 25 de julio de 2006

La afelandra es un ejemplar de interior capaz de aportar a su casa un bello colorido a lo lardo de todo el año gracias a sus enormes hojas, mucho más vistosas que sus flores.

Si las hojas que le van saliendo a su ejemplar no crecen y la planta no tiene flores necesitará ser abonada. Para resolver este pequeño problema añada abono líquido al agua de riego cada dos semanas.

Si aparecen manchas marrones en las hojas estará recibiendo una cantidad excesiva de rayos solares, por lo que deberá retirarla del lugar en el que esté colocada hacia un sitio menos iluminado.

El gas o los humos pueden hacer que sus hojas comiencen a tener manchas marrones, por lo que no es aconsejable colocarla en lugares como la cocina, y en el caso de que estas manchas aparezcan deberá trasladarla a un ambiente ajeno a estas impurezas en el aire.

La caída repentina de las hojas la provoca un exceso de calor y sequedad, por lo que deberá aumentar la cadencia de riego y la humedad ambiental por los métodos habituales.

Por último, tenga en cuenta que si la base del tallo de la planta está ligeramente podrida se debe a un exceso de humedad o de frío, o bien a la conjunción de ambos factores.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube